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“Tengo mi lado femenino extremadamente desarrollado y las mujeres son el futuro”

29 de Febrero de 2008 | 13:47 |
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Nicolás es el mayor de cuatro hermanos. Su papá se dedica a la publicidad y su mamá era vestuarista, por lo que se crió rodeado de cámaras. “Yo fui un condoro entonces mis papás no tenían con quién dejarme y me llevaban a todas las filmaciones”, cuenta.

De ahí que tenga una relación de amor y odio con la publicidad, el mundo de su padre y que en un principio se lo relacionara con su ascendente carrera. “Perfectamente podría haber seguido su legado y no lo hice. Por lo demás, mi papá no me ha pagado ninguna película y si hubiera sido así no tendría problemas con contarlo. Si un papá puede ayudar a un hijo, me parece bacán”.

“En ese caso recibí todo el apoyo de mi mamá, que siempre me incentivó y me mostró a Woody Allen cuando tenía apenas 10 años. Pero bueno, siempre va a haber gente que le jode que yo no haya nacido en la caleta Chuck Norris, con la típica historia del niño pobre que lo logró. Pero en cierta forma, sí lo es pero a nivel global, porque yo era un chileno de entre miles de realizadores en un encuentro y unos productores españoles se fijaron en mí y a partir de eso partió mi carrera. Soy un eterno agradecido de dónde nací, pero todo lo he hecho solo, guiándome por el instinto y estudiando mucho”, remata.

Como su pasión por el cine y sus ganas de hacer cosas diferentes lo pillaron a temprana edad, terminó el colegio (Bradford) como pudo, a la distancia y entre exámenes libres. “En la primera película que me involucré fue “Ángel negro”, de Jorge Olguín y la produje cuando tenía 17 años. El día del estreno, fue el mismo en que mis compañeros salieron del colegio, ¡entonces mi graduación fue estrenar una película! Siempre estuve muy metido en todo y eso me sirvió para aprender y no sólo de éxitos, también de varios fracasos”.

-¿Y eres tan obsesivo como dices con las mujeres, también?
“Si son las indicadas, sí. Si algo te interesa y lo quieres tener, por qué no intentar conseguirlo. En “Promedio…” aparece el huevón que hace lo imposible para conseguir a la chica que le gusta. En “Santos”, el protagonista tiene una chica pero le deja de poner la atención que necesita y la relación muere. “Providencia”, que es lo que tengo en mente, es la historia de un hombre que tiene que aprender a estar solo. Todas tienen que ver con las etapas de mi vida, aunque algo cambiadas, porque en mi vida real no hay superhéroes. Ahora, en “178”, las protagonistas son todas mujeres, porque ya llevaba mucho tiempo con el tipo medio freak y quería un cambio. Tengo muchas amigas mujeres y mi lado femenino extremadamente desarrollado. Creo que las mujeres son el futuro”.

-¿Si? ¿Cómo es eso?
“Las personas más interesantes para hablar son ellas, por eso están dominando el mundo. Tenemos Presidenta acá y en Argentina y quizás en EE.UU, también. Viene un cambio muy heavy. Creo que la salvación del mundo tiene que venir por el lado femenino. Además, nosotros somos unos huevones cuadrados y la mujer está llena de curvas y estéticamente es mucho más amable. También la psiquis masculina es mucho más simple y la de las mujeres mucho más interesante. Hay una falta en el cine de personajes femeninos, siempre esta el héroe y al lado la mina como adorno y hay mucho por explotar”.

-¿Y en qué etapa de tu vida estás ahora, como en cuál de tus películas?
“Como en “Providencia”. Ahora estoy solo y mi misión es aprender que estar solo está bien y dejar la ansiedad de lado. Para estar con alguien hay que estar bien con uno mismo y vengo saliendo de una relación larga con una mujer increíble (la actriz de “Cabra chica gritona”, Jenny Cavallo). La razón por la que hago comedias es por esa cosa maravillosa que tiene el cine que es la alquimia, porque puedes transformar algo que es una mierda en oro, en algo luminoso y divertido. El cine y contar historias sirve mucho para limpiar el freakeo y hacer reír a la gente, y eso quiero hacer, porque reír limpia, sana. Si uno está acá en el mundo es para ser felices, todo lo demás es paja. Pero darse la vuelta para entender eso es duro”.

-¿O sea, llegaste a eso, eres feliz?
“Al final del día no tengo nada de qué quejarme; estoy haciendo lo que quiero, con libertad y lo paso bien con lo que hago, independiente del estrés y eso. Es esa delgada línea roja en que la pega es un hobby. Cuando termino de grabar no pienso en ir a jugar tenis, sino en ir a ver una película. Estoy todo el día pensando en eso, es esclavizante pero también me nutre. Uno tiene que resolver sus rollos, algunos lo resuelven con terapia y yo, haciendo películas”.

-¿Entonces, nunca te desconectas?
“Eh, no. Ahora estoy tratando de bajar el peso que subí con “Santos”, como seis kilos, y pensaba que en el gimnasio podría pensar en otras cosas, ¡pero no puedo! Pero está bien, es divertido, no es una tortura”.

-¿Tienes algún vicio privado? ¡Que no sea relacionado al cine!
“Sí, soy adicto a todo lo tecnológico. Nada se compara con la felicidad de tener las cosas nuevas que salen primero que todos y puedo gastar lo que sea por tenerlas”.