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“Mi generación no se esconde en ninguna filosofía, ¡sólo queremos coger!”

Tiene apenas 19 años y en su currículo ya figura como columnista, presentador, guionista, locutor y comediante. Dejó de ser ‘el hermano de’ (Nicolás Copano) para empezar a brillar con luz propia y convertirse en el verdadero chico irreverente de los medios. Aunque, detrás de esa dura fachada se esconde una mezcla de niño tímido con todos los achaques de un viejo chico, tan lejano pero a la vez cercano de sus pares.

26 de Mayo de 2008 | 09:21 |
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Por estos días, el multifacético “niño” irreverente hace de todo un poco. Además de escribir en The Clinic, guionizar y co-animar el programa “Canal Copano” (VíaX), escribir para la versión latina de The Office (Canal 13) y realizar stand up comedy en distintos lugares de Santiago, ahora se dedica a asesorar el guión de la nueva teleserie de CHV, “Mala conducta”.

“Nunca lo había hecho y es raro. Coca Gómez (guionista de la teleserie) es una maestra en ese formato pero yo no; soy sólo un joven resentido y sin sentimientos, lejano a las teleseries. La única que había visto es “Sucupira” (1996). De todas maneras ésta es muy interesante porque hay historias románticas para viejos y pendejos. Además, es muy real porque los que asisten al colegio dos por uno es gente más adulta, no es como que pongan a Luciano Cruz-Coke vestido de colegial”, explica entre risas.

-¿Si las teleseries eran tan ajenas para ti, por qué te llamaron para que asesoraras el guión de ésta?
“La Coca (Gómez) me llamó porque veía “Canal Copano” y me encontraba muy divertido. Además, supo que había hecho un corto para MTV (“Súper niño bully”). Entonces, la idea es que yo ayude en la parte en que hablan como jóvenes, aunque no sé si lo logro porque yo no hablo mucho como joven. Pero más que nada veo los detalles de humor y la campaña, la visión para los pendejos”.

-¿Y crees que está funcionando?
“Sí, pero tiene que acabarse “Lola”. Aunque la gente ahora es súper poco fiel y en todo sentido, entonces se van cambiando de estación. El sistema es mucho más flexible que antes, que se quedaban con un solo canal. No es que me interese particularmente el tema del rating pero sí que le vaya bien. No es que ande como psicópata con los números pero trato de verla y cachar qué se puede mejorar. Soy del equipo y apoyo para que le vaya bien, me pagan para eso, para velar por los jóvenes, jajajá”.

-No parecieras ser un fiel representante de los jóvenes de ahora, de pokemón no tienes nada, por ejemplo.
“Siempre me pregunto por qué conecto con mi generación. Por qué alguien como yo podría tener un fansclub, un viejo, amargado, que no le gusta acercarse a la gente, que está enfermo todo el tiempo. Mi raciocinio fue que conecto porque no me importa mucho nada. Si me echan de VíaX, no me vuelve loco, si se enoja la marca que tengo que mencionar tampoco me importa”.

-¿Mostrar como si no estuvieras ni ahí con nada y andar de rebelde por la vida?
“Es que ni siquiera es por rebeldía. Mi generación tiene la misma filosofía que yo, que no le importa nada, ni la fidelidad, ni la lealtad, nada es en serio. Es ese sentimiento de que todo da lo mismo porque todo es tan falso, porque nada ni nadie es respetable. Ni los ídolos que se caen, ni la política. Finalmente, los de la Concertación resultaron igual de ladrones que los otros. Crecimos viendo ‘Los Simpsons’, donde los policías son unos vagos. ¡Nada es muy respetable!”

-¿Entonces defiendes la parada abúlica de los pokemones?
“Aunque no tenga nada que ver con ellos me da risa que los critiquen tanto. Antes estaban los hippies o los rockeros, que supuestamente tenían ideales. Es cierto que entregaron música pero eran bien mula porque si de verdad hubieran querido cambiar el mundo lo hubieran hecho. ¡Su real intención era tener sexo también! Al final, todo se basa en eso, en el sexo y eso lo ha dicho desde Freud, hasta Kike Morandé. Entonces, los pokemones y mi generación no se esconden en ninguna filosofía, sólo queremos coger. Además, si todas las otras generaciones no pudieron cambiar el mundo, ¿en qué más van a creer? Si estos mismos pendejos ven a sus papás con cuadros del Che Guevara pero llenos de bolsas del mall y que se convirtieron en unos lateros consumidos por el sistema. Soy completamente diferente, pero sí los defiendo: admito que son estúpidos pero ¿para qué les piden ser inteligentes?”

Para remarcar más aún esta diferencia, Fabrizio entró este año a estudiar literatura en la Universidad Diego Portales. Dice que tras haber probado un año de publicidad (en la U. del Pacífico), optó por las letras porque “literatura suena súper bien, como si fuera alguien importante, que suene así como este huevón es de la tele pero estudia literatura. Siendo honesto, ese es el principal punto. Y bueno, siempre me ha gustado escribir y al ver los ramos noté que tenía un poco de todo, como dramaturgia y que me va a servir para lo que quiero hacer finalmente en la vida…”

-¿Y qué es lo que quieres hacer finalmente en la vida?
“Escribir y hacer una película. Muchos piensan que quiero ser algo así como Rafael Araneda, ¡pero nada que ver! Traté de estudiar publicidad y lo pasé horrible. Felicito a la gente que hace publicidad porque su trabajo es realmente nefasto por el nivel de frustración. Siempre dicen que ahí uno se puede expresar, ser libre, creativo y finalmente terminas haciendo un comercial de Escudo, porque la creatividad importa un carajo si no le gusta al viejo dueño de la empresa, que no entiende nada más que el facilismo. Pensé que sería fácil para mí porque siempre me ha sido muy fácil pensar ideas absurdas y creativas, aunque suene… pero con el colón irritable que tengo no podría vivir con esos niveles de frustración, terminaría con cáncer”.

-¿No pensaste en estudiar periodismo, como tu hermano?
“Nunca me gustó el periodismo, porque trabajé en Zona de Contacto y odié la técnica para hacer las cosas. Tiene que ver con mi filosofía de vida, que me interesa que las cosas sean divertidas y en periodismo eso no interesa precisamente. Odio las estructuras, por eso tampoco estudiaría cine. Quienes más admiro no estudiaron, como Woody Allen que no terminó la carrera y por lo mismo hacen mejor cine. Cuando te enseñan a ser creativo terminas siendo falsamente creativo, haciendo algo estándar, por eso todas las películas chilenas tienen cierto maticillo, la mayoría son súper iguales. Por eso prefiero arreglármelas solo, viendo películas, tengo muchos amigos cinéfilos”.

-¿Y cómo aguantas la estructura de la tele, entonces?
“La tele me parece divertida y “Canal Copano” me gusta a ratos, porque a veces me gusta lo mismo que detesto, es raro. Pero sobre todo porque soy muy antisocial, tengo pocos amigos entonces el contacto con tanto ser humano me aterra, me es incómodo y creo que se nota en pantalla. Tengo tantos defectos, como el individualismo… ¡pero para qué recalcarlos!”


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