"No logró escucharme; sólo volvía a explicarme su punto de vista"; "Simpático, pero sólo nos informó, sin escuchar nada de lo que teníamos que decir: ¿cómo le va a resultar dirigirnos?"; "En mi familia ampliada creo que no tienen idea de lo que hago en mi trabajo. Jamás nadie pregunta, aunque son todos muy amorosos"; "Tú no me escuchas, mamá, si lo hicieras, ahí sabrías bastante de mí", explicaba un joven a la madre que se quejaba que él era introvertido.
Aprender a escuchar es determinante en el desarrollo de parejas, familias, equipos, comunidades y países. Muchos se quejan hoy en día de sentirse poco escuchados.
En talleres de comunicación se observa, incluso en profesionales cuyas funciones son de relaciones humanas, una gran dificultad para escuchar.
Saber escucharse permite el desarrollo no sólo de los procesos sociales, sino también personales. Es base del desarrollo de la inteligencia y del aprendizaje, porque permite relacionar las propias experiencias, perspectivas y pensamientos con los de otros, ampliando y fortaleciendo el conocimiento.
Alguien que sólo habla, o escucha-cerrada, centrada en su propio punto de vista, se empobrece.
Autoritarismo, individualismo, conservadurismo, paternalismo e inseguridad, van de la mano con la dificultad de escuchar.
Para unos, el "otro" constituye amenaza. Para otros, el valor de la relación radica en la propia capacidad de dar soluciones, y no en el apoyar a que el otro las encuentre.
Consejos para escuchar más:
- Pregunte mucho y varias veces, para comprender mejor lo que el otro cuenta o explica.
- No es necesario siempre opinar. A veces es valioso sólo preguntar y escuchar.
- Cuando escuche, no piense en una respuesta. Sólo escuche.
- Cuando escuche, no juzgue. Sólo trate de entender.
Aprender a escuchar es una tarea de todos los chilenos, y parte por darnos cuenta de lo mucho que nos cuesta a cada uno.
