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“En la educación no existe la improvisación”

16 de Abril de 2008 | 10:59 |
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En 2004 Mariana Aylwin aterrizó en la Corporación Educacional Aprender, una fundación sin fines de lucro que en la actualidad sostiene tres colegios en las comunas La Pintana, Pedro Aguirre Cerda y Lo Espejo y que suman cerca de 3 mil alumnos desde prekinder hasta 4° medio.

Para ella, asumir la dirección ejecutiva de la corporación –creada en 1998- ha sido apasionante y luego de haber sido ministra de Educación los primeros años del gobierno de Lagos, esto ha significado pasar de la macropolítica a la micropolítica.

-La prueba Simce pareciera ser una espada de Damocles sobre los colegios, ¿necesaria?
“Absolutamente necesaria…”

-Aún cuando se sabe que el día que se rendirá, los profesores mandan para la casa a los más porros.
“No, eso no es cierto, es imposible de hacer porque los pillan. Eso podrá pasar en algunos colegios, pero además, la asistencia promedio de los días en que se pasa el Simce es alta. Los profesores le ponen mucha tinca, preparan a los niños… esa es la realidad, más que decirle quédate en tu casa. No digo que no pase en ninguna parte, pero lo que se ve frecuentemente es que el día que se da el Simce a los niños se les da una “negrita” y los profesores los animan diciéndoles somos los mejores.
“De repente nos va bien y de repente mal; pero me parece que la preocupación por el Simce, finalmente, se traduce en una preocupación por que los alumnos aprendan y eso es bueno”.

-¿A los sostenedores subvencionados y municipalizados se les exige mucho más de lo que se debiera? Considerando las condiciones en que trabajan y la calidad de los niños que reciben.
“El país tiene que exigir la vara alta y la diferencia en esos sectores (de menores recursos) la tienen que hacer la escuela con sus profesores. Con todas esas dificultades creo que hay que exigir. Nosotros tenemos un colegio que está en PAC en el cual –al 4 de abril- no teníamos profesor de matemáticas. Esa es la realidad”.

-Entonces, ¿no es injusto que se les evalúe igual que a uno que está en La Dehesa?
“No, no es injusto porque tenemos que tener una vara común a todo Chile y así poder ver que esos alumnos tengan resultados. Si hicieras una escala para los pobres y una escala para los ricos se estaría consolidando una estructura social totalmente discriminatoria y eso sí que es injusto. Si se pone una vara que es la misma para todos y, en el fondo, se incentiva a los de más abajo, se obtienen resultados y creo que es lo que se está haciendo. La subvención preferencial significó, este año, un 15% más de entrada para los colegios y cuando tienes 3 colegios es un buen poco de plata más.
“Nosotros con eso contratamos el programa “Compumat” para el curso entero que lo tienen los colegios top de Santiago y si no se tiene profesor de matemáticas, mira lo que es. Ahora para tener este programa se necesitan 30 o 40 computadores conectados al mismo tiempo a Internet y en las comunas donde estamos, La Pintana, PAC y Lo Espejo no hay banda ancha; entonces para poder hacerlo tenemos que contratar 3 o 4 bandas anchas para ese colegio.
“Es verdad que es muy difícil…”

-Pero para ti resulta más reconfortante.
“Creo que es la tarea más potente que he hecho en mi vida, aunque esté radicado en 3 colegios. El equipo lo conformamos súper pocas personas e invertimos todo lo que recibimos en los colegios; nos falta plata, por cierto, pero tengo muchas expectativas de que haciendo las cosas como lo estamos haciendo vamos a ir mejorando las oportunidades de nuestros niños. El año pasado y antepasado tuvimos, en La Pintana, niños que entraron a la Chile y a la Católica. En la población Santo Tomás, la misma de “los Guarenes” y de “los Phillips”, tuvimos un niño que sacó 760 puntos en la PSU y eso lo hicieron los profesores de nuestros colegios. Podrás decir una excepción… sí, pero cada vez tenemos más chicos que lo logran y están abriendo sus horizontes”.

-Te voy a hacer la misma pregunta que le hice a Patricia Matte, ¿por qué estando a la cabeza de una fundación sin fines de lucro, defiendes el lucro?
“Entendamos lo que estamos defendiendo; yo no estoy defendiendo a un sostenedor que se enriquece con la subvención del Estado a costa de la educación de sus estudiantes; eso no lo defendería jamás.
“Pero sí estoy defendiendo que un profesor que quiere tener un colegio, que se endeuda, lo construye, tenga un retorno por ese esfuerzo que está haciendo. ¿Por qué? Porque estoy defendiendo que exista educación privada; si queremos tener educación privada diversa, tenemos que tener educación privada con fines de lucro. Si queremos tener educación privada sólo restringida a los religiosos, al Opus Dei y otros, tengamos una educación privada sin fines de lucro”.

Sin que haya contra pregunta Mariana Aylwin aborda el tema en toda su extensión.: “¿Qué ha pasado en las universidades? Las universidades son sin fines de lucro por ley y quién me puede decir que la Universidad del Desarrollo, de Los Andes o Diego Portales no tienen fines de lucro. Por eso, si se desea tener educación privada diversa se tiene que permitir el lucro; sino el lucro lo vamos a sacar por alguna parte o vamos a tener educación privada muy restringida a congregaciones religiosas o grupos muy poderosos que arman estas grandes corporaciones”.

-En este contexto, ¿eliminar el lucro sería nivelar para abajo, porque muchos tendrían que migrar a la educación municipalizada?
“Más que nivelar para abajo, el problema fundamental, para mí, tiene que ver con la libertad de enseñanza, con la posibilidad de tener distintas opciones de elegir. Eso quedaría coartado”.

-¿Qué puedes demostrar con la “Corporación Aprender”?
“Eso puede parecer pretencioso, porque en esto uno está aprendiendo y da dos pasos para adelante y tres para atrás; no es fácil. En todo caso, sí creo que el acompañamiento a los profesores in situ, permanentemente, es fundamental. El que esté todo planificado, que se puedan observar clases, ver si el profesor maneja o no el contenido que debiera manejar es básico. Si los profesores enseñan inglés en castellano, bueno, habrá que ver cómo los apoyamos para que lo enseñen en inglés.
“Lo más sustantivo es que en educación las cosas tienen que ser muy estructuradas, no existe la improvisación. Eso es algo que los colegios tienen que aprender. Hice clases y entonces era casi un pecado mortal que alguien entrara a mirarte, era un trabajo muy solitario y hoy es en equipo. Se acabó la caja negra de la sala de clases donde el profesor hace lo que quiere con sus alumnos y hoy, en cada clase, el profesor debe saber qué quiere con sus alumnos y si lo logró o no.
“Todo tiene que ser estructurado y eso que parece obvio, no es lo frecuente”.

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