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Defensora del machismo y su hijo haitiano

24 de Abril de 2008 | 09:11 |
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Agustina Gómez conoció a su marido gracias a un hermano enfermo que estaba internado en un hospital de Santiago. Yendo a visitarlo, se encontró con José Olivares, con quien se casaría y tendría siete hijos –aunque ella habla de 10, porque tuvo tres abortos naturales-.

“Me invitó a tomar una bebida, era un joven tímido, muy lindo y me dijo yo quiero verla, ¿cuándo puedo?. Le contesté que tenía que ir a verme a la casa de mi patrona, doña Patricia Garretón y después me dijo me quiero casar, casémonos”.

-¿Y cuánto tiempo había pasado?
“Dos meses, lo conocí el 15 de enero y me casé el 15 de marzo”.

-Pero ¡estaba loca!
“Es que él era muy lindo. Él era minero, pero después trabajó en todo.Yo estaba de nana en la embajada de Estados Unidos y él cesante, entonces la señora lo mandó llamar y lo emplearon; estuvo 12 años ahí”.

-¿Su marido era muy machista? ¿Lo domó?
“Sí, creo que nunca lo domé, pero nos entendimos bien. En el negocio, yo manejé siempre la plata; tenía 10 tarros y en ellos echaba la plata. Uno era para el IVA, otra para el sueldo de la gente y otro, la libreta del seguro, estas no podían fallar. Después venía el tarrito para comprar manteles, otro, para la grasa y las cebollas para el 18 y el último tarro era para mis hijos, para comprarles ropa.
“Si no tenía el pantalón del primero se lo ponía hasta el cuarto; fue economizando y se me pegó la costumbre. Ahora no quiero gastar nada (se larga reír), no me gusta comprarme ropa”.

-¿No se da lujos?
“No, ando toda la vida con delantal”.

-Pero, ¿qué le gusta?
“Una linda cama para dormir, la más rica, cambiarle sábanas cada dos días, con hartos cojines que pueda botar al suelo. Un buen zapato, para salir el mejor y un buen perfume. Con un buen zapato camino y la gente dice qué rico olor lleva la viejita (dice pícara)”.

-¿Y cómo se educaron sus hijos?
“Aquí, en el Diego Aracena. Fui por 18 años a dejar a mis hijos al colegios, los primeros días y me premiaron por eso. Todos estudiaron hasta cuarto medio, no son profesionales –aunque el menor estudió veterinaria- porque siempre se necesitaba alguien para que trabajaran.
“Por eso quiero que todos mis nietos (30) sean profesionales; ya tengo 7 en la universidad; uno está saliendo de periodismo, otro de psicología”.

-¿Le salieron derechitos? ¿Cómo hizo para que no se le enchuecaran?
“Firme no más; mis hijos y nietos salieron derechitos, pero a ellos los educaron sus papás. Todos los días mis hijos me vienen a ver y mis nietos vienen a trabajar el fin de semana”.

-¿Es una abuela regalona?
“No, cómo, si paso trabajando. Nunca tuve tiempo para malcriarlos. Me dicen Tina y pasan por aquí me dan un beso y se van”.

Su única hija mujer se ha convertido en una suerte de guardaespaldas; no sólo la acompaña en el restorán, sino que vive con ella y sus nietos.

-Se declara cascarrabias. ¿También se declara suegra terrible?
“Sí. Mis hijos no son mamones y no me llevo mal con ellas, pero...”

-¿Los crió machista?
“Sí, no me gusta que hagan camas, ni mis nietos tampoco. Antes no se usaba eso, está loca. Cómo van a mudar una guagua… no puede ser”.

-¿Y si una nieta quiere ser taxista?
“Me muero (se larga a reír), la paro”.

Hace 8 meses, la vida de Agustina sufrió un nuevo y sorprende giro en su vida. Una pareja (ella haitiana) le pidió que se hiciera cargo del hijo que esperaba. Al principio rechazó la idea con rabia, incluso, trató de mala madre a la mujer, pero después de reflexionar se dio cuenta que estaba haciendo un gran acto de amor y entrega.

A los dos días de nacido, doña Tina asumió la tutoría legal, por 18 años, del pequeño y su madre partió de regreso a su país. Cuando se le habla de José Martín (en recuerdo de su esposo y el santo) su voz se emociona.

“Un regalo de Dios. Es el mejor regalo que me ha mandado (lo dice a punto de llorar). Yo adoro a mis hijos, mi familia; después a Don Francisco, que para mí es lo máximo, mi san Francisco y ahora, está José Martín. Este bebé me sacó de mis casillas, lo vi indefenso”, dice.

-Tiene la tuición hasta los 18. ¿Por qué criar a alguien a esta altura de la vida?
“Es que es lo mejor que me ha pasado. Trabajo todo el día y lo único que quiero es llegar a verlo, tomarlo, abrazarlo, que me mire con sus dos dientes. Se me olvidan las penas, todo. Mis hijos, mis nietos, mis nueras lo quieren, lo van a ver, le dan de comer; yo nunca le he comprado nada porque le sobran las cosas, todos le llevan cosas”.

-¿Por qué no confiesa la edad?
“No, por qué. Igual como cuando digo que tuve un gran amor, pero no digo quién. Mis hijos creen que es su padre, pero puede ser mi negocio, mis hijos, José Martín”.

-¿Por qué quiso escribir su biografía? (el libro fue escrito por el periodista Mauricio Montaldo)
“Para decirle a las mujeres que ellas son las reinas. La señora en su oficina, es la reina; la que trabaja en el almacén, es la reina, la que plancha, es la reina. Pero también tenemos que darle su lugar al marido, hay que atenderlo, servirlo, que cuando llegue vea la mesa puesta, hay que tener el marido contento. Nosotros somos las reinas de todo y por eso quiero que lean mi libro y vean lo que hay que hacer; que no importa lo que pase, nosotros tenemos que poner la calma”.