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“Correr se vuelve como una droga”

La destacada maratonista se encuentra en una pausa; en pocas semanas dará a luz a su cuarto hijo. Después, buscará recuperar, nuevamente, su sitial en las carreras de largo aliento, ésas que tienen fascinados a los chilenos.

10 de Julio de 2008 | 08:34 |
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Está momentáneamente retirada de las pistas porque espera a su cuarto hijo, el primer hombre, y está feliz. Sin embargo, esto no es impedimento para que siga con pasión todas las maratones que, por estos días, copan las calles de Santiago.

Medallista panamericana, con múltiples marcas sudamericanas, Erika Olivera ha sido la gran fondista chilena, referente de muchos a la hora de colocarse un par de zapatillas.

Hoy, a los 32 años, no se declara –para nada- retirada y asegura que volverá porque tiene múltiples opciones de seguir corriendo con largo aliento y ahora tiene más incentivos, luego de casarse hace menos de un año con otro medio fondista.

De hecho, sufrió todos los nervios el pasado 6 de abril cuando él intentó los 42 kilómetros. Una contractura lo hizo retirarse, recordándole a ella su última competencia internacional, en los Panamericanos de Río de Janeiro.

-¿Qué te parece que las maratones estén de moda?
“No están de moda, es algo que viene de hace hartos años pero recién ahora se le ha dado mayor cobertura e importancia. A la gente, tampoco, le da lata salir a correr, pero, de verdad, hace 5 años se vienen haciendo maratones masivas que han reunido a miles de personas. Ahora se notan más y parecen algo nuevo, pero la gente hace rato que sale los domingos a correr y participa de las corridas familiares; a veces, en carreras de 5 mil kilómetros ves a 4 mil personas y esto no se da sólo en Santiago, en regiones también. Todo esto es bueno, porque se motiva a los niños”.

-¿Cómo te explicas que la gente quiera salir a correr?
“Lo que pasa es que la persona que lo hace por primera vez, experimenta algo tan personal que lo repite. Para entenderlo, cada persona tendría que ponerse un par de zapatillas y salir para sentir lo que es. Creo que la gente siente, la primera vez, agotamiento, cansancio, pero después siente alivio y ganas.
“Esto sirve mucho para botar tensiones, te desestresa, está probado que la gente que hace deportes en su trabajo está mucho mejor, su forma de enfrentar los problemas también mejora. Al final, el correr se vuelve como una droga; si no se practica se sienten síntomas como dolor de cabeza, incluso, cansancio. Creo que va por ahí el tema”.

-¿Es cierto que después de vencer el cansancio, la sensación que viene es la desconexión del cerebro, la evasión?
“En el fondo, cuando se hace deporte, se liberan endorfinas que te activan. Uno muchas veces llega a los extremos de desconectarse de lo que está pasando, se sobrepasan límites y no se sabe qué fue lo que pasó en ese período. Se pueden estar 10 o 15 minutos corriendo en donde uno no se acuerda qué fue lo que pasó”.

-¿Es una lucha contra uno mismo, aunque se sienta que el cuerpo va a reventar?
“Sí, el running es eso. Compites contra ti mismo, pueden haber 10 mil competidores al lado tuyo, pero en el fondo, la competencia es contigo. Cada uno sabe lo que puede hacer, cuáles son los errores que se cometen, los desafíos que se tienen. Aunque es un deporte individual, es bonito”.

-Tú eres una profesional. ¿Es lo mismo correr por hobby que por una medalla?
“No, no. Correr por hobby lo hace más relajado, generalmente, se hace tres veces a la semana y aunque sea fanático y se corra todos los días, no se tiene la presión de estar representando a un país o un club. Entran a jugar otras cosas, cuando ya se trata del nivel competitivo no se trata de un tema de salud. Cuando se pasa a la etapa profesional ya no es tan saludable, se empiezan a sufrir lesiones y aún así sabes que tienes que seguir compitiendo, aún enfermo”.

-¿Ya no se disfruta igual?
“Muchas veces ya no se disfruta igual. El tener una presión te está estresando, hay que responderle a muchas personas que están detrás tuyo, tienes que superar una marca, pelear por una medalla y es súper personal cómo cada deportista lo enfrenta; algunos están más capacitados para soportar la presión y otros, no. Generalmente, los malos resultados se ven por eso”.

-¿Y cualquiera puede correr?
“Cualquiera, estando de orden médica, que un profesional te haga una evaluación y te diga que estás apto para hacerlo. En las maratones hay personas de 80 años que trotan, caminan”.

-¿En qué momento se debe parar?
“Eso también es algo personal. Muchas veces el médico te da las razones de por qué lo debes hacer y hay algunos que no lo hacen…”

-Se obsesionan.
“No, es que los deportistas profesionales somos demasiados competitivos, extremistas, locos y muchas veces podemos estar con una lesión y una advertencia de que hay que detenerse, y se es porfiado y no hacemos caso. Para quienes lo hacen por hobby, con mayor razón tienen que obedecerle a un médico porque no están preparados como un profesional que sabe enfrentar mejor el dolor y las exigencias. El deportista de elite muchas veces no escucha el cuerpo y sigue y es ahí donde se sobrepasa los límites que tienen sus consecuencias: desmayos, pérdida de conocimiento, lesiones graves”.

Erika Olivera afirma que nadie puede “llegar y salir”, ponerse un par de zapatillas y salir a correr; se necesita de alguien que, en un comienzo, indique los pasos a seguir y respetar las instrucciones, incluso los amateur. “Esto es de mucha disciplina, de mucho sacrificio”, dice.

-¿Por qué haces tú carreras de fondo?
“Es lo que más me llena. No sé, he corrido 800 metros, mil metros y a mí me cuesta mucho, sufro más que en una carrera de 10 kilómetros. Mi experiencia dice que en una larga tengo más tiempo para cambiar el resultado, mejorar un error como salir muy lento o muy rápido. Yo necesito mucho las carreras de 42 kilómetros, sentir que los otros van cansados, ir pensando lo que va a venir más adelante. Es un mundo”.


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