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Dan pistas para distinguir los celos sanos de los patológicos

Si bien ayudan a cuidar la relación de pareja, cuando se vuelven enfermizos pueden ser muy destructivos. El caso Rocha ha puesto en el tapete los rasgos de los celópatas.

09 de Junio de 2008 | 16:15 |
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"El verdadero amor... no hace sufrir". Es una de las frases que el empresario Gerardo Rocha acuñó en su libro "Todo está en ti". Toda una paradoja, a la luz de los hechos que lo muestran como una persona que no podía soportar la idea de que su pareja estuviera con otro.

Fuentes policiales, así como su pareja, se habrían referido a él como un "celópata" que era capaz de ejercer la violencia física y psicológica ante la sospecha de sufrir una infidelidad.

Los celos enfermizos no son una patología en sí misma, sino síntomas de ciertos trastornos mentales, explica el psiquiatra Antonio Menchaca, profesor del Postítulo de Trastornos de Personalidad de la Escuela de Psicología de la U. del Desarrollo.

Aclarando que no se va a referir al caso Rocha, el doctor Menchaca explica que ciertos trastornos de la personalidad, como los paranoides y los narcicistas, muestran entre sus síntomas los celos extremos. "También se pueden ver en cuadros psicóticos paranoicos, en los que la persona pierde el juicio de realidad", agrega el experto.

Femicidios

Los celópatas pueden pueden llegar a matar a causa de ese rasgo. "Muchos de los femicidios tienen relación con esa situación", afirma Antonio Menchaca. Y pone como ejemplo lo que podría llegar a ocurrir con una persona narcicista:

"Los narcicistas sienten que su pareja es parte de sus posesiones y creen que ésta no puede mirar a ningún otro, porque nadie es mejor que ellos. Pero cuando sienten que eso ha ocurrido, se produce el 'furor narcicista' y les vienen ataques de rabia que los pueden llevar a situaciones de violencia extrema".

Y aunque no lleguen a cometer un crimen, los celópatas suelen tener actitudes de desconfianza y de violencia física y psicológica muy destructivas. "Tratar a tu pareja como alguien que no merece tu confianza es ponerla en una situación de menoscabo, de humillación", señala la psiquiatra y psicoanalista Marta del Río, especialista en terapia de parejas.
"Viví aterrada por mucho tiempo"
Marcela P. (27) "Cuando lo conocí, me deslumbró. Tenía 5 o 6 años más que yo. Era surfista, abacanado, fuerte de físico y de personalidad. Yo venía saliendo mal de una relación anterior, y a las dos semanas ya estaba pololeando con él. Partió amurrándose cuando yo me encontraba con ex parejas y armando escándalos si sabía que había conversado con alguno de ellos.

Logró que yo me alejara de mis personas más cercanas. Decía: 'Estás con tu papá o conmigo'. Me quería solo para él. Decía que yo era lo único que tenía. Desde niño habría sufrido la violencia entre sus padres. Después de un año, traté de alejarme de él. Pero llegaba a las 3 de la mañana llorando a mi casa. Un día llegó, me golpeó y trató de ahorcarme. Logré escapar, pero tuve que cambiar el teléfono y viví aterrada por mucho tiempo".

"Las relaciones afectivas deben fluctuar entre las necesidades de apego y las de autonomía. Y si hay muchos celos, se disminuyen las posibilidades de autonomía de los miembros de la pareja", advierte Marta del Río.

Ambos especialistas concuerdan que los celos normales cumplen una función dentro de la pareja. "Si se vive en forma sana, el temor de perder al otro contribuye a querer, cuidar y proteger la relación", dice la psiquiatra.

"El punto central es cómo se van a abordar los celos: si se va actuar de manera obsesiva y desconfiada, o si se va a plantear el tema en forma directa y asertiva", agrega. Y pone un ejemplo: "Si alguien siente que su pareja tiene demasiada cercanía con un compañero de trabajo, debería atreverse a plantearle que eso le provoca celos y preguntarle derechamente: '¿Tengo motivos reales?' En este tema, hay que ir al grano".

Los celos normales no deberían perturbar a una persona al punto de tener que saber qué está haciendo su pareja en todo momento, afirma el doctor Menchaca. Cuando esta emoción empieza a afectar la vida normal y la convivencia, es recomendable pedir ayuda especializada.

También es posible que los celos anormales se den dentro de una pareja sin que alguno de ellos tenga un trastorno de personalidad. "Si ambos no han tenido celos fuertes con parejas anteriores, pero sí se empiezan a dar en una determinada dinámica de relación, es porque algo está siendo disfuncional allí. Y habría que pedir ayuda para la pareja", señala Menchaca.

Pero cuando se trata de alguien con un trastorno de personalidad, no le será fácil reconocer que tienen un problema, advierten los especialistas. Entonces, el rol de su pareja será clave para convencerlo de que debe tratarse. "Pero los narcicistas, por ejemplo, suelen hacer pareja con personas que son dependientes y que se someten a ellos, por lo cual no habría un equilibrio de poder que les permita ponerse firmes", apunta Marta del Río.

Fragilidad

Hay situaciones de vida que contribuyen a que las personas se sientan más vulnerables, inseguras y, por tanto, más expuestas a sufrir de celos enfermizos.

El doctor Menchaca da un ejemplo: "Una mujer narcicista que sobrevalora la belleza física, al cumplir más edad puede insegurizarse y temer que su marido la deje por alguien más joven".

También pone el caso de un hombre exitoso y narcicista que, al tener cualquier tropiezo en su trabajo, se pone en un estado más vulnerable.




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