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“Nunca fui carretero, siempre de pololeos largo, tiendo a la monogamia, ¡una lata!”

13 de Mayo de 2008 | 09:07 |
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Estudió diseño teatral en la U. de Chile extrañamente porque su pasión era el cine. “Siempre fui cinéfilo y tenía la idea de hacer dirección de arte y eso era lo que más se acercaba. Me titulé, pero nunca ejercí”.

Luego, hizo cursos de estética y empezó a escribir críticas de cine. “Me di cuenta que más que hacer cine me gustaba pensar el cine, observar, reflexionar las películas y se abrió una veta que era enseñar a hacer críticas y sobre estética y hasta el día de hoy hago clases. A veces se me sale eso en pantalla, lo didáctico y en la tele parece que no hay que serlo”.

A la tele llegó directamente al programa “Ene TV” de TVN, que conducía Katherine Salosny, tras haber probado suerte en proyectos publicitarios. “Me cargó esa experiencia, a las modelos por lo general no las encuentro muy brillantes, se duerme poco y nunca he sido noctámbulo ni carretero, siempre de pololeos largos, tiendo a la monogamia -para muchos- ¡una lata! Mi forma de vivir no era compatible a esa área de trabajo y soy más denso”.

-¿¡Y por eso te decidiste por la TV!?
“Porque pensé que tenía un horario un poco más regulado y porque ya estaba en eso y no sabía mucho para dónde iría el cuento. Me metí a hacer producción en el “Ene TV” y escribía las críticas de cine que la Kathy (Salosny) leía al aire. Eso me gustaba hasta que un día falló un invitado y me avisaron que tenía que ir yo al aire y fue muy vergonzoso el episodio. Tenía unos 26 años y nunca pasó por mi cabeza aparecer en pantalla, no tenía ni una ansiedad por mostrarme y me quedé en blanco. Fue horrible porque iba en vivo y en un minuto miré a la Kathy y le dije: ‘no sé qué decirte, estoy en blanco’”.

-¿¡Y qué pasó después!?
“Ella se rió, fue muy amorosa y lo divertido fue que por esa situación ocurrió un fenómeno opuesto a lo de “Rojo”: todo el mundo se enterneció y me transformé en un personajillo querible. Luego, cuando el “Ene TV” terminó no tenía intención de tener pantalla y seguí trabajando en producción, en programas como “El Mirador”, me fui en otra volada”.

-¿Y cómo llegaste a dirigir el área de talentos?
“Trabajaba en el “Día a día” y me llamaron para ser productor de allá y para ayudar en los proyectos que se desarrollaran. Hasta que la encargada, Susana Fishkin, una española con la que teníamos muy buena onda se fue a México y le preguntaron quién se podía quedar a cargo y ella dijo que yo”.

-¿Qué sentiste cuando la cerraron?
“Me dijeron que fue por plata y me pareció coherente. La TV es una empresa rara, entre Canal 13 y TVN no hay ni una diferencia, en cómo se maneja la industria. Era un proyecto atractivo y es lo mismo que están haciendo acá con la nueva gerencia de rostros. Hay que entender que los rostros son activos, que son entes económicamente rentables, productos”.

-Y finalmente terminaste convirtiéndote en eso.
“Sí y es rara esta doble militancia porque trabajé tanto tiempo detrás de cámara y no puedo evitar involucrarme en ciertas decisiones. Tengo cuidado porque la doble militancia no es buena, implica tener juicios críticos hacia tus pares y hacia uno mismo. Cuando estaba en el área de talento de TVN y aparecía en pantalla no me era nada fácil”.

-¿Cómo desembarcaste como jurado en “Rojo”?
“Fui una de las terceras opciones, cuando me ofrecieron, en un principio no acepté. Una vez fui a una prueba técnica, me pidieron que me quedara una semana porque estaban tratando de convencer a otros jurados y fue bien raro porque luego de la semana me despedí y me estuve despidiendo como un mes, hasta que me di cuenta que era un poco ridículo y pregunté qué onda y me dijeron que me quedara entonces hicimos un contrato aparte. Me costó quedarme, asumir que podía ser una vertiente laboral que podía desarrollar, pero salir en pantalla me cargaba. Mucho de ese enojo que se veía al aire tenía que ver con que no me gustaba salir en pantalla”.

-Hasta que te entregaste.
“Claro, llegó un minuto en que me tuve que entregar nomás. Hoy no, es mi pega y trato de hacerlo bien”.

-¿Te fuiste con buenos recuerdos de TVN?
“No tengo ni buenos ni malos recuerdos, yo soy de cerrar etapas. Tengo más buenos recuerdos en otros planos de mi vida. En lo laboral, he logrado mantener cierta distancia y eso siempre me lo critican, pero la pega es pega. Mis amigos casi no tienen que ver en este mundo”.

-¿No sientes cierta nostalgia?
“Nada, lo que sí tengo es lealtad con el lugar de trabajo, cuando estaba en “Rojo” era leal con ellos y ahora lo soy con “AR””.

-¿Y de los otros proyectos en que participaste?
“Echo de menos algunos proyectos pero creo que se pueden desarrollar igual porque sigo estando en el medio y los canales funcionan igual. Como soy un outsidser creo que cuesta imaginarme en cualquier cosa que no sea siendo el malo, el crítico pero yo observo nomás”.

-Igual explotaste bastante esa parada, ese personaje.
“Sí, pero parece que da miedo ese tipo de personaje. Te apuesto que si les preguntan a los ejecutivos por qué me tienen en pantalla, no sabrían qué responder. Pero finalmente da lo mismo; estoy en pantalla, hago mi pega y la hago bien, eso es lo importante”.

-¿Cómo ves “Rojo” ahora, con tantos cambios?
“Creo que desde hace mucho rato que se ha alejado de lo que era “Rojo”. Sólo la primera y segunda generación fueron más acorde al proyecto inicial. Ojalá sea un programa que persista porque efectivamente es una ventana para muchos cabros que pueden encontrar una fuente laboral en un país tan especial como éste y porque no me gustaría que se leyera como que es un fracaso, sobre todo de parte del equipo, porque es un buen equipo. Tengo una buena opinión de ellos y creo que Martín Cárcamo (quien reemplazó a Rafael Araneda) es un buen comunicador, me cae el descueve y le deseo lo mejor”.

-¿El formato no está muy desgastado?
“El formato en que derivó “Rojo” sí está desgastado pero no el hecho de que haya un jurado agudo, con un cierto poder que potencia o despotencia a las figuras y que además tenga una cierta rencilla, incluso con el animador. Eso es estar pisando callos y a veces no les gusta ni a los conductores ni a los equipos ni a los canales, pero esa forma no está desgatada.
"Hay que recordar que “Rojo” salió en Chile mucho antes de que saliera “American idol”, es decir, es un producto muy importante para el esquema chileno, pero está perdiendo lo que “American…” todavía tiene y es que ahí lo importante no son los participantes, sino que la interacción entre los jurados, ellos y el animador. Quizás deberían trasmitirlo por temporadas y no todo el año, eso sí”.
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