Fue la estrella en la inauguración de la muestra “Matilde Pérez y sus amigos” en la recién estrenada galería de Isabel Aninat. Pero, como ella misma dice, a estas alturas no está para carretes, así que se guardó temprano.
Es definitivamente ingeniosa y no sólo con sus manos. Lúcida a más no poder, habla rápido, con fuerza y con frases que dejarían a los más conservadores espantados. Además, la acompaña el sentido del humor y una mirada optimista de la vida, lo que la convierte en la acompañante ideal para una tarde de tertulia.
Así es Matilde Pérez, quizás la más grande exponente del arte geométrico y cinético de Chile que –aunque no le gusta- está de moda.
Nos recibe en su casa de Las Condes, en medio de obras sin terminar, y preocupada, con cierta coquetería, de verse bien. Y la conversación fluye a gran velocidad porque ella no se calla; es pensamiento hablado y no se contiene por temor al escándalo.
-Usted es una gran revolucionaria. ¿Se reconoce feminista?
“No, no, no, a las feministas las odio…”
-Pero muchos la deben haber considerado así.
“Sí, pero es cuento de ellos, no mío. Yo no soy feminista, soy una persona pensante”.
Afirma que está creando todas las horas del día y de la noche, no hace distingo porque “estoy viva o ¿me enterraron?”. “Energías me quedan para mucho rato”, agrega.
-¿Nadie ha sido profeta en su tierra?
“Nunca he sido profeta. ¿Crees que lo he sido?”
-Bueno, usted fue muy adelantada para su época.
“Chiflete, tenía los pernos corrido pero soy feliz así. No me gusta la gente muy cuerda, porque es tonta, hablemos las cosas como son. Si eres muy cuerda eres del montoncito y por eso, hay que ser un poco chifleta para aportar cosas”.
-Fue precursora del arte cinético en Chile a comienzos de los 60. ¿Cómo se explica que hoy sea reconocida por las actuales generaciones?
“Porque mi mentalidad, mi pensamiento coincidió en un momento dado y eso es una felicidad para mí”.
-¿O sea, usted estuvo fuera de su tiempo?
“Sí, muchos años y no me importaba. Yo no me apuraba por nada y si he llegado a estar ahora con las generaciones jóvenes, ¿qué más quiero?”
-¿Se reconoce que está de moda?
“No, para nada, no me interesan las modas. Suprime la palabra moda porque la encuentro lo más roticuaja que hay. No es moda, es pensamiento; yo no estoy de moda”.
-¿No?
“Si he llegado a estarlo no ha sido por mi gusto, no he elegido yo esa carrera”.
-¿Qué siente al ver que los jóvenes la reconocen?
“Ahhh, los quiero (se emociona un poco). A pesar de mi edad no estoy fuera de esa generación que es la que me corresponde en cuanto a mentalidad, no juventud, por eso estoy feliz al estar ahí”.
-Usted fue una de las primeras en hacer instalaciones en Chile…
“En casi todo he sido de las primeras, he sido bien loquita (se ríe), pero lo he disfrutado harto, así que para que me quejo”.
-En Chile se han hecho varias en el último tiempo, ¿qué le parecen?
“Maloncitas”.
-A ver, una olla de porotos que se sirve al público o una juguera con un pececito en su interior.
“Me quedo con la juguera, es más imaginativa. Lo otro es una instalación definida para comer; lo otro no. Un pececito que se mueve es una belleza”.
-Sí, pero la idea es tentar para triturarlo.
“Bueno, eso viene después y no tengo por qué verlo”.
-¿Es arte?
“Por qué no; desde el momento en que hay una creación de por medio, hay una proyección para hacer algo, lo es”.
-Entonces, ¿todo es arte?
“Todo lo que sea creación. Sin la palabra creación no hay nada”.
-¿Defíname creación?
“Ser capaz de inventar algo distinto a los demás. Mientras estemos en el mismo lugar común, no es creación, es copia, repetición… disco conocido”.
-¿Lo es la olla de porotos?
“Si lo tomas mentalmente como una novedad y lo preparas de una forma que sugiera cosas, puede ser creación. Si no, es una tontera más”.
-¿Cómo ve el arte chileno de hoy?
“No lo veo, no me interesa hacer crítica, hay otros que van a hablar hasta por los codos y a mí me interesa sólo lo que hago, lo que puedo hacer y lo que pienso hacer, nada más”.
-¿Se siente más cómoda haciendo arte hoy?
“Igual que siempre, porque siempre lo he hecho. No he cambiado nada, he ido cambiando procesos con el tiempo. Si uno tiene más edad discurre otras cosas, es lógico”.
-Pero hoy es más entendida.
“Porque la gente joven ha despertado, yo sigo siendo la misma”.
-¿Eso la incentiva?
“No, no necesito más impulsos, tengo sola. Ves que puedo decir puras leseras y cosas cuerdas”.
-Chile es un país de contradicciones. Usted hoy es tremendamente valorada, pero se retiró su mural del Apumanque.
“Tontera de ellos; eso no es mío, se pagó, se entregó, allá lo que hagan con eso, es cuento de ellos. Ojalá se les ocurra instalarlo bien, dicen que lo llevarán para la Universidad de Talca, eso me gustaría, estaría en una universidad, no es un vacío de espacio. Estaría feliz”.
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