A sus 26 años, Mario Guerrero, oriundo de Graneros, sabe de éxitos. Saltó a la fama en “Rojo”, cuando ganó la segunda generación de cantantes del programa que estaba en la cresta de la ola.
Luego grabó discos y salió a mostrar su talento al extranjero, ganando premios y reconocimiento. Pero tras cinco años en el espacio juvenil de TVN supo retirarse. Hoy, el programa se reformuló y no deja ni el rastro de rating que tenía antes (en 2005 marcaba 18 puntos y ahora sólo promedia 7,5).
Y Guerrero también se reformuló. Pero para mejor, según dice. Ahora trata de componer sus canciones y tiene la libertad de viajar a gusto en busca de oportunidades afuera.
Hasta la semana pasada se le pudo ver coordinando complicados pasos en el estelar “El baile de TVN”, en el que obtuvo el segundo lugar tras el actor Fernando Godoy.
“Fue una experiencia que no buscaba porque nunca pensé en bailar. Yo sólo quiero cantar y hacer música. Entonces, cuando me invitaron dudé mucho si participar o no porque no sabía cómo iba a reaccionar mi cuerpo, si realmente podría bailar”, explica.
-¿No le pegabas para nada al baile?
“Me gustaba mirar y sabía que algo de control sobre mi cuerpo tenía, por los recuerdos de mis clases de gimnasia de chico, pero de ahí a bailar foxtrot, ballroom, cha cha o salsa, era súper extraño. Pero tomé la decisión y asumí, porque no era la idea hacerlo a medias, sino que traté de hacerlo bien, con todo”.
-E inesperadamente llegaste al segundo lugar.
“Sí, siempre he sido un convencido de que cuando uno visualiza las cosas y se lo propone de verdad, lo logra. Porque si pensara que no lo voy a lograr, todo a mi alrededor va a reaccionar así. Entonces sí trabajé para llegar a la final. Cuando uno entra a una competencia tiene que entrar a ganar”.
-¿Cómo evalúas tu paso por el estelar?
“Bien, no tendría por qué evaluarlo mal, fue muy positivo y me mentalicé para llegar a la final, para nada más ni nada menos. Nunca hago las cosas a medias, pienso en un objetivo y me entrego por completo”.
-En el programa decían que eras mal genio.
“Es que no puedo ser cínico con mi cara, no puedo sonreír cuando estoy enojado o algo me molesta, reflejo lo que siento y me gusta ser así. Si no hay una buena evaluación y creo que no debería ser así, lo reflejo y no hay otra manera de demostrarlo, en la cara se ve lo real. “Soy muy persistente y cuando no me sale algo me enojo conmigo mismo, se transforma en algo bien fuerte a veces. Pero no es que sea mal genio, más bien soy muy cuadrado y me gusta que las cosas funcionen. Trabajo día a día para que las cosas me salgan bien. Siempre he dicho que para mí nada de esto es un juego, es una carrera y la trato de cuidar y no mezclarla con mis cosas personales, trato de ser bien ordenado con eso. Si me van a entrevistar, que sea sólo por lo que estoy haciendo, ya sea en TV, música, mis proyectos afuera o con quién estoy componiendo. Para eso trabajo, aunque cueste más en este minuto en que los medios están enfocados a otra cosa, pero prefiero seguir ese camino”.
-Entonces cuenta en qué estás musicalmente.
“Estoy trabajando en mi último disco concepto, con música del ayer como Camilo Sesto, Perales y ya lo estoy terminando. También estoy escribiendo para un cuarto que es inédito pero está en pañales aún. Compongo desde los 12 años, pero no había tenido la posibilidad porque cuando uno entra a un programa hay cosas que tiene que aprender. En “Rojo” tuve la posibilidad de grabar mi primer disco y tenía que asumirlo tal como me lo plantearon: interpretando. Pero en mi tercer disco hay un tema que se llama “No es mi culpa” que es mío y tiene buena evaluación. También colabora Alberto Plaza y otros autores, es bien interesante. En agosto ya debería estar sonando el primer single en la radio”.
-¿Te has sentido apoyado por otros artistas desde que te separaste de “Rojo”?
“De todos los músicos tengo una muy buena relación con Alberto Plaza que tiene una buena visión de afuera. Hay una bonita amistad, me orienta, me aconseja, ha tenido una muy buena actitud conmigo”.
Pero no sólo la música llena la vida de este cantante. En forma paralela a su carrera artística estudia sicología en la Universidad Santo Tomás, aunque tuvo que congelar. “Espero retomar pronto pero no he podido. Ahora terminando “El baile” tengo que ver lo del disco, viajar harto, sobre todo ahora, aunque no sé si comentarlo mucho… No soy de la idea de hablar mucho, prefiero que salgan las cosas, pero entre México y Miami hay conversaciones. Como no quiero estar yendo y viniendo creo que después de “El baile” me iré por un tiempo, hasta fin de año y luego veré si puedo retomar mis estudios acá. Pero si allá resulta algo interesante no podría hacerlo, tengo que priorizar”.
Porque confiesa, que aunque le gusta la sicología criminal, quizás nunca la ejercerá. “Es que me apasiona escribir y creo que es algo que haré toda mi vida y quizás siempre estaré estudiando cosas que tengan que ver con la mente, pero de ahí a ejercer, lo veo difícil. Quiero viajar, escribirle a otros artistas, quiero ser un sastre de la música. Estudio piano clásico con una persona del Municipal porque quiero potenciarme”.
-¿Cómo te proyectas?
“Escribiéndoles a otros artistas, entrando a estudios de grabación porque otros están grabando mi canción, pensar eso me mata. Encerrarme a escribir con un piano, qué mejor. Eso es lo que me mueve la sangre, de sólo pensarlo es bacán”.
-¿E internacionalizando tu carrera?
“Lógico, pero siempre he dicho que lo lento es dueño de lo duradero. Lento que voy de prisa, dicen. Quiero hacer las cosas bien, no descuidar mi trabajo, aunque suene reiterativo, pero no quiero descuidar lo que he ganado, que es tan mío, sea mucho o poco para algunos. No quiero perder la oportunidad de salir afuera y para eso estoy yendo a reuniones, para llevar mi música más allá”.
-¿Por eso te retiraste de “Rojo”?
“Hace tiempo que venía pensando en eso y el año pasado estuve dos meses fuera del programa y a la distancia lo miré y ahí me vino un cuestionamiento:
’Chuta, ¿hasta cuándo seguiré en el mismo camino?’ Fue un camino lleno de cosas buenas, pero todo tiene un fin y ese fin no sólo lo tienen que poner las personas que lideran el cuento sino que tiene que partir por uno. Entonces a la vuelta decidí que no más. Lo había asumido y me reestructuré para este año, para hacerlo de otra forma y me siento muy tranquilo, con la libertad de poder moverme. Imagínate, si hubiera firmado por un año más ahí o en otro programa sería como volver a estar de lunes a viernes sin la libertad de poder moverme y para la música es necesaria esa libertad”.
-¿Y “El baile” no se salía de eso?
“Ni tanto, “El baile” es distinto, le dan otro enfoque y me gusta; hay un cuidado, es un programa bien hecho, por eso no lo dudé tanto y reorganicé este año. Eran sólo dos meses y fue entretenido y desestresante. Lo tomé como un curso intensivo de baile, no es tiempo perdido, ¡si antes no bailaba nada!”
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