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Tejedora de Purén quiere ahora un criadero de conejos

Banefe entregó los premios a las chilenas que con esfuerzo logran generar una fuente de trabajo.

07 de Julio de 2008 | 10:41 |
"Nunca he tenido problemas de plazos o stock para entregar. No me comprometo más allá de mis posibilidades", revela como parte del secreto de su éxito.

"Partí trabajando en Santiago, en una empresa del rubro. Luego comencé a tejer personalmente y vendiendo puerta a puerta", recuerda Isabel Roa la ganadora de la séptima versión del premio a la mujer microempresaria que entrega la división de consumo del Banco Santander, Banefe.

Con 53 años, casada y tres hijos, lleva 14 años desarrollando su empresa en la cual trabajan 25 personas confeccionando prendas de seda, pelo de conejo y lanas naturales, que lava y repara luego de comprarlos directamente a los productores de la zona de Purén, IX Región.

"El mayor problema que he tenido fue cuando comencé y no tenía capital. Lo solucioné ahorrando y con créditos", agrega. Sin embargo, con el paso de los años y a punta de esfuerzo y una especial preocupación por la calidad de sus productos, ha logrado comprar maquinaria y capacitar a sus tejedoras, lo que, sin duda, ha sido una de sus mayores satisfacciones "porque eso permite mejorar su calidad de vida".

Pero no sólo sus empleadas preocupan a la flamante ganadora, pues ha trabajado intensamente en mantener una buena relación con sus clientes "Para mantenerlos contentos llevo un control de calidad manual de cada pieza de ropa, lo que hago personalmente. Además, ante cualquier reclamo, lo reparo o repongo. Entrego todo para quedar bien con mis clientes".

Añade que los reclamos "los recibo con el mejor ánimo, para sí tenerlos conformes. Nunca he tenido problemas de plazos o stock para entregar. No me comprometo más allá de mis posibilidades", revela como parte del secreto de su éxito.

Además de estar empecinada en implementar su taller, también quiere desarrollar una nueva faceta que le brindará insumos más baratos: "Como proyecto, quiero crear un plantel de conejos angora para materia prima, ya que ahora debo comprarlo".

"Mis logros se deben principalmente a la confianza que tengo en conseguir lo que quiero. Con esfuerzo y dedicación, todo es posible", añade. Por eso asegura que no se amilanaría en caso de enfrentarse a dificultades.

Las otras galardonadas cuentan sus proyectos

2.do lugar: cuchuflies viñamarinos: Este premio se lo llevó Cecilia Migueles, de 62 años, quien hace 12 tiene una pequeña fábrica de cuchuflíes en Viña del Mar donde trabajan otras dos personas.

"Empecé mi negocio en forma artesanal, en una casa-habitación. Luego los vendía junto a mi pareja puerta a puerta en empresas de Santiago. Posteriormente me trasladé a Papudo y mi pareja continuó con las ventas en la capital, Valparaíso y Viña del Mar. Mirando al futuro, revela que desea llevar sus productos fuera de las fronteras de Chile. "En dos años quisiera lograr estabilidad en la ventas y aumentar los canales de distribución. A más largo plazo quisiera exportar directamente a España, Italia y Estados Unidos".

3.er lugar, planchas de zinc tamaño extra: Jéssica Martínez, de San Bernardo, recibió el tercer lugar por su fábrica de planchas de zinc, cuya principal característica es la producción de láminas única en grosor y tamaño, fuera del standard clásico. Autodidacta, partió hace unos diez años con un negocio en el persa Calderón de la Barca donde vendía planchas de zinc. Luego construyó su propio taller, con un amplio galpón y máquinas para fabricar las planchas metálicas.

¿La clave del éxito? "Uso materiales de primera, asegurándome de no bajar la calidad de las planchas que produzco. Generalmente no tengo reclamos, pero si se presentan atiendo a los clientes, recibo la devolución del producto y lo cambio por uno en óptimo estado".

Premio especial para las frutillas de Coyhaique

Se entregó una distinción especial al esfuerzo agrícola, que en esta ocasión recayó en Sara Mercado, quien tiene un invernadero en Coyhaique donde produce lechugas y frutillas.

Su historia tampoco ha sido fácil. "El mayor problema que he superado es enfrentarme y relacionarme con los compradores, pues soy analfabeta. Temo el relacionarme con la gente, no quiero que me engañen por mi defecto, aunque siempre he tenido fuerza para seguir adelante a pesar de mi problema", confiesa.

Su próxima meta es invertir en un motocultor para así dejar de trabajar sólo con sus manos. Más a largo plazo, quiere tener su casa propia, ya que vive en el campo de su pareja, que trabaja en Argentina.