No se trata de percepciones solamente, sino de una realidad. Los índices de corrupción en Chile son gravitantes y así lo revela la última encuesta del
Instituto Libertad y Desarrollo sobre el tema que no sólo exploró sobre las sensaciones, sino por casos concretos que se conocen.
Y ahí está el valor del estudio: de los más de 400 empresarios consultados, por lo menos un 40% de ellos dijo estar en conocimiento de un ilícito, en donde el tráfico de influencias y el pago ilícito campean con el propósito de ganar una licitación o acelerar un trámite. Pero lo grave de todo esto es que los encuestados afirman que no hacen la denuncia porque éstas no tienen efecto (un 38%) o temen represalias (un 36%).
En este panorama, la cientista política Ena Von Baer, quien dirigió el estudio, asegura que Chile ya no puede considerarse un país probo y menos, dormirse en los laureles con esa fantasía. “Si bien hay menos casos (entre 2006 y 2007), el tipo de corrupción que estamos detectando es más duro”, advierte.
“La corrupción es un fenómeno bien raro porque se da un proceso de acostumbramiento y eso puede hacer que a nivel de percepción, baje. O sea, puede ser que conozcamos más casos, pero los encontremos menos terribles, y eso es malo. Puede ser que los veas tanto en la prensa, todos los días, que ya no te llame la atención”, explica.
-¿Qué arroja la encuesta de este año?
“Prende luces; aunque dice que hay menos corrupción, prende luces. Llama fuertemente la atención el hecho que el tráfico de influencia siga siendo el ilícito más conocido en forma directa, seguido por el pago ilícito que hoy le pisa los talones. El pago ilícito es un tipo de corrupción más dura y eso prende una luz. Las instituciones en donde se está registrando este pago tienen que empezar a preocuparse y ahí están las municipalidades, las empresas públicas, los ministerios y el SII.
“Y cuando se pregunta para qué es el pago es para ganar licitaciones, conseguir la entrega de permisos o acelerar un trámite. Algo está pasando, esto nos está mostrando que hay un problema a nivel de eficiencia del aparato del Estado”.
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-¿Y está mostrando también que hemos vivido sujetos a una imagen falsa de país probo?
“Nos está mostrando que nos tenemos que preocupar por la corrupción. No sabemos si es más chica o más grande; puede ser más pequeña, pero más constante y tenemos que preocuparnos, insisto”.
-¿Qué está pasando?
“La encuesta no te dice el por qué. La literatura internacional sí te dice que el pago ilícito se da porque el aparato estatal está funcionando mal, no es rápido, los procesos son pocos transparentes y además, la estructura está dada de tal forma que una sola persona puede tomar decisiones en forma arbitraria.
“Bueno, y frente a esto qué se hace… una reforma al Estado, a las municipalidades, para que sean más eficientes”.
Ena Von Baer alerta sobre los riesgos a los que se enfrenta una sociedad en donde la corrupción pasa a ser algo común. “A diferencia de un asalto, donde tienes una víctima y un victimario, en la corrupción eso no se da, no hay una víctima, sino dos victimarios”.
-Nos estamos relajando.
“Nos estamos relajando y no nos estamos preocupando de los cambios que hay que hacer, de arreglar el aparato que está generando ese incentivo del pago ilícito.
“Todo esto tiene efectos negativos; algunos pueden decir
qué importa que haya corrupción, pero importa porque afecta la economía y a las instituciones.
“Esto no es sólo que nos creamos probos porque no sobornamos a los carabineros; este tipo de dato prende luces sobre que hay algo que está funcionando mal y si no nos preocupamos de eso, se va a hacer cada vez más común que por un trámite tengas que hacer tráfico de influencia o hacer un pago ilícito. Hay un 37% de los empresarios que dice que conoce un caso que para ganar una licitación se hizo tráfico de influencia y en 29% un pago ilícito. Esto es realidad, no es que alguien crea que se produce, es un hecho real”.
-¿Se perdió la batalla cuando el 74% no hizo una denuncia?
“No hay que pensar así, hay que hacerse cargo. Con los resultados de esta encuesta donde los niveles de percepción bajaron y los casos conocidos también, algunos podrían estar tranquilos y como que nos podemos ir para la casa, pero no, no podemos pensar que podemos estar tranquilos porque en los ranking internacionales salimos súper bien”.
Profundizando, Ena advierte sobre otro dato que arrojó el estudio que no ha sido suficientemente calibrado a su juicio. “Me llama la atención el aumento que registran los casos de corrupción cometidos para ganar un juicio; es preocupante que el tráfico de influencias para ganar un juicio aumente de un 6 a un 13%, porque quiere decir que hay un problema en tribunales que no se ha solucionado”.
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