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Rutina tóxica

17 de Julio de 2008 | 13:15 |
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"Era lunes y, como todos los lunes, no empecé la dieta. Hablo de la dieta balanceada, claro, porque ya renuncié a todo invento raro que prometa la delgadez express. Comer manzana todo el día o esperar el cuarto menguante para alimentarme a base de agua, además de rayar en lo esotérico, me hizo una flaca express: terminada la dieta, me engullí el refrigerador entero y recuperé con creces los kilos bajados.

Me había propuesto mejorar mis hábitos alimentarios, pero a todas luces no era el mejor día para comenzar una cruzada de esa envergadura: dolor abdominal y depresión sin causa aparente pronosticaban un día muy nublado variando a síndrome premenstrual.

A las 07:45 am, me dispuse a tomar el desayuno de las películas, con cornflakes y frutas. Sin leche eso sí, porque el efecto leche-micro en la mañana es algo parecido al de completo-barco pirata. Pero como yo llegué a este mundo media hora atrasada, sólo alcancé a zamparme un café cargado con sacarina.

Las consecuencias se manifestaron en la segunda hora de clases, cuando mi intestino sonaba como si me hubiera tragado un marciano.

Resistir a una hora y media de cátedra con la energía que proveen dos sacarinas fue imposible, así que partí a la máquina expendedora por un latte bien grande para contrarrestar la soporífera voz del profesor. Total, qué mal podía hacerle a mi estómago vacío. Y efectivamente todo mal: a las 10:30 ya había sobrepasado mi dosis máxima diaria de cafeína y los ruidos de mi guata me hacían pensar que pronto daría a luz al marciano musical.

Llegó el almuerzo y los 45 minutos, que generosamente me da mi universidad para comer, debían alcanzarme también para estudiar. Así que terminé tragando, en diez minutos y sobre el computador, lo mismo que había almorzado en los cinco últimos días: el calórico, y por todas abominado, jamón-queso.

Producto de la culpa, me prometí a mí misma que de regreso a mi casa, en vez de tomar micro, caminaría cual Kung Fu hasta el metro, haría 500 abdominales como Britney Spears y subiría las escaleras de la Línea 4 a pie.

Jamás lo hice. Era ridículo autotorturarme demorándome aún más de lo que se demoraría el transporte público, cuando sabía que al final del día me esperaba una larga noche por delante.

El resto de mi rutina alimentaria en la universidad tuvo un solo nombre: Coca Cola Light. Exceptuando, claro, la terapia de chocolate a la vena que me automediqué.

Llegué a mi casa con ganas de comerme una manada de vacas. Y lo hice. La rutina saludable no había funcionado y sabía que mi día terminaría con algo aún más tóxico: un par de latas energizantes para sobrevivir a una velada de estudio.

Tal vez el martes sería un mejor día para empezar la dieta equilibrada, pero antes pediría ayuda a un especialista para que me diera las claves para tener una rutina saludable y no morir en el intento".

Siete consejos para una dieta saludable

1. No saltarse el desayuno: Si te mareas al desayunar y luego trasladarte en bus o auto, come algo de menor volumen y "seco" temprano y, al llegar a destino, toma una cajita de leche o yogur, medio sándwich o una barrita de cereal. No debes saltarte comidas. Sin combustible, nuestro cerebro es menos eficiente.

2. Seguir tomando leche: Aunque la mitad de la masa ósea se acumula durante la pubertad, los huesos se siguen renovando siempre. Toma tres vasos de leche al día y consume suficiente vitamina D, zinc y minerales propios de una dieta equilibrada, mantén un peso saludable, haz ejercicio y limita la ingesta de bebidas cola.

3. No suprimir el pan: El pan en exceso no es saludable, pero tampoco lo es suprimirlo. En Chile, la harina es rica en hierro y ácido fólico. Además, el pan con harina integral aporta fibra.

4. Tomarse el tiempo de almorzar: Si quieres un almuerzo más liviano, una ensalada completa con carne a la plancha, atún, jamón o huevo es una buena alternativa. También puede ser un sándwich equilibrado, pero no todos los días. Reserva un tiempo razonable para comer con calma y de manera consciente.

5. El chocolate es bueno:Si se consume moderadamente, el cacao tiene efectos beneficiosos: puede mejorar tu salud cardiovascular, tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Además, es posible que aumente la secreción de endorfinas.

6. No abusar del café ni de los energizantes:El café en exceso aporta cafeína, la cual es estimulante del sistema nervioso, aumenta la frecuencia cardíaca, la presión arterial, puede favorecer arritmias y reflujo. Los energizantes producen lo mismo, no aumentan el rendimiento intelectual, producen nerviosismo, dolor de cabeza, insomnio e irritabilidad.

7. No consumir tanta bebida cola dietética: Tanto la cafeína como el ácido fosfórico que contienen pueden afectar la mineralización de los huesos, lo cual se acentúa si hay bajo consumo de calcio. Es recomendable tomarlas con moderación, que éstas no reemplacen la leche y preferir el agua fresca o jugos naturales.

(Consejos de Salesa Barja, pediatra y nutrióloga de la Universidad Católica)
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