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“Estoy en un proceso de reinvención y fijándome las metas”

El Mister Mundo 2000 llegó el año pasado para quedarse en Chile y desde hace un mes que viene siguiéndole la pista a su abuelo y a su padre en la actuación, desarrollando así una veta artística que explota con el canto y la poesía.

16 de Septiembre de 2008 | 08:51 |
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-The Mister World is… ¡Mister Uruguay! -los aplausos no tardaron en hacerse escuchar en el castillo escocés donde se celebraba la final del Mister Mundo 2000.

Ignacio Kliche, proveniente de la tierra de los charrúas, festejaba con los puños en alto su victoria, antes de recibir su bufanda (que hace una especie de banda) y su trofeo (cual corona) como ganador del certamen, con apenas 22 años de edad.

Tras este episodio se le abriría un abanico de posibilidades para su carrera en el modelaje, algo que venía desarrollando desde los 15 años, cuando fue seleccionado en un casting para un comercial de un juego de Nintendo, en su natal Montevideo.

Su buena facha es innegable. Es parte de la dinastía de guapos Kliche que ha venido a sacarle suspiros a las chilenas desde que en los 80’, el abuelo de Ignacio, Walter, protagonizara las historias de Arturo Moya Grau. A él le siguió Fernando, un actor que difícilmente podrá ser olvidado tras el éxito que obtuvo en “Marrón Glacé” y cuya huella se ha marcado en las pantallas con un llamativo pelo canoso y una sonrisa propia de la marca Kliche, heredada por Ignacio.

No rompiendo con el linaje, hoy es posible ver al propio modelo en la que es su primera teleserie: “Mala Conducta”, donde participa desde hace un mes, junto al elenco dramático de Chilevisión. Su currículum en las pantallas nacionales está marcado por los más variados programas: “Teatro en Chilevisión”, “Cantando por un sueño”, “Gigantes con Vivi” y “¿Cuánto vale el show?”.

“Cuando me llamó la gente de Chilevisión para ‘Mala conducta’, para este personaje -Orlando Batistuta, que es argentino, profesor, fresco, muy chanta- me entusiasmé y dije: ¿por qué no? Veamos qué pasa, cómo me siento, cómo es la reacción del público. Estoy contento porque la idea era hacer una participación pequeña y ya hace un mes que estoy… Capaz que Orlando se quede y le pasen cosas nuevas”.

-¿Cómo te has sentido con tu trabajo? ¿No te da miedo que te comparen con tu abuelo y tu papá?
“Soy una persona muy perfeccionista, lo cual es una gran virtud, pero también un gran defecto. Entonces, es muy difícil que me guste algo de lo que haga. Ése era el primer nerviosismo, no la comparación con mi padre ni con mi abuelo. Sino que por el tema de la satisfacción personal. De verme y decir: ¿Esto es todo lo que puedes dar? ¿lo estás haciendo como vos sabes?”

-¿Te has sentido conforme con tu trabajo en la teleserie?
“He visto cosas buenas que me han gustado. Otras que no me terminan de convencer. Pero me ha pasado que he visto realmente reflejado al personaje dentro de la historia. Ha sido una linda experiencia, y obviamente con el pasar de los capítulos y las escenas, se agarra el oficio y la confianza. Entonces, lo disfrutás mucho más”.

-Has tenido una carrera independiente a la de tu abuelo y tu papá…
“No todo el mundo se da cuenta”.

-¿Te molesta mucho eso?
“No, para nada. Estoy en un país donde mi padre y mi abuelo han hecho teleseries desde hace 30 años, con éxito. Eso es innegable. Para mí, mi padre y mi abuelo, primero que nada, son mi padre y mi abuelo y dentro de lo último son actores de telenovelas que hicieron ‘La madrastra’ y ‘Marrón Glacé’ y blablabla… Pero es muy lindo que producto de cómo han sido ellos, la gente diga ‘Kliche’ y te regale una sonrisa. A partir de ahí, depende de vos, porque no basta que te digan ‘Kliche’ si actuás mal, respondés de mala manera, llegás tarde. Pero es una gran carta de presentación. Por otro lado, yo trabajo desde los 15 años en este medio y en países donde a Walter Kliche o a Fernando Kliche no los conocen. Siempre he sido muy independiente. Incluso de mi madre, que en Uruguay es presentadora de noticias y actriz de Canal 12. Yo empecé a trabajar en el Canal 4, que es la competencia”.

Como dice Ignacio, desde que comenzó sus pasos en la pantalla, a los 15 años, no paró y aprovechó sus atributos físicos, su personalidad y su experiencia como titular del equipo de básquetbol del Club Atlético Cordón, para relatar partidos para la NBA, a lo que siguió algunos programas para E! Entertainment Television e incluso una modesta aparición en la película “Miami Bice”.

-¡¿Saliste en una película?!
“Eso fue hace dos años, pero fue una pequeña participación. Se filmó en Uruguay un mes y medio, y el dueño de la productora de la película me llamó, especialmente, para que fuera el anfitrión de Michael Mann, el director de películas como “Ali”, “Collateral”, o sea, un grande de Hollywood. Con las características de esa personalidad, recibirlo en un país como Uruguay y hacer relaciones públicas no es poca cosa. Sobre todo, con la agenda apretada que tiene. A partir de ahí, se enteró de las cosas que yo hacía, así que me ofrecieron participar en un par de escenas, que después por edición se ve prácticamente nada… Lo más increíble fue la experiencia de vivir una mega producción tan grande por dentro. Fue muy interesante, muy lindo”.

-¿Nunca pensaste hacer carrera como Cristián de la Fuente en Estados Unidos?
“Estamos a tiempo todavía… Estoy en un proceso de reinvención y fijándome las metas, pero trabajando para esas metas”.

-Uno de esos objetivos es lanzar un disco musical. ¿En qué va eso?
“Estoy componiendo y juntándome con productores artísticos. Sigo trabajando en eso, pero hoy estoy más abocado en terminar un show, cantando, con bailarinas, covers de Frank Sinatra, Elvis Presley, Tom Jones. Es una puesta en escena interesante. A mí me ofrecieron lo de la música cuando gané Mister Mundo. Me dijeron: ‘Nacho, salgamos a cantar las mañanitas, el arroz con leche, cualquier cosa. Hagamos el circo, nos tomamos fotos, vendemos, sacamos 3 platinos y te vas para tu casa. La música es algo que amo demasiado, la respeto demasiado para hacerlo así. Cuando salga con mi disco será porque me lo quiero jugar con todo y vivir la música, proyectarme, no pegar con un single comercial e irme para mi casa. La música es algo que ha estado presente en mi familia toda la vida… Mi abuela, soprano, mi tío abuelo, tenor, mis tíos y mi madre tenían una banda de jóvenes en Uruguay y siempre que íbamos a casa de la abuela, era pasta los domingos y después todo el mundo tocaba la guitarra y cantaba en el living”.

-¿Qué tipo de música es la que más te interesa?
“Soy muy ecléctico a nivel musical. La máxima expresión, desde un rock and roll, hasta hip hop, Pavarotti… Me gusta todo, lo cual es difícil porque hace replantearse el estilo. Pero lo mío va por el tema del pop, que permite más licencias y sobre todo baladas románticas, es lo que más me gusta, soy muy romántico”.

-¿Ya has escrito canciones?
“Sí y también escribo poesía, que para mí nació como una necesidad. Es una cosa que tenés adentro y agarrás lápiz y papel y te ponés a escribir. No sabés si están bien o mal escritas, pero puedes decir que plasmaste lo que sentías”.

-¿Tienes ganas de publicar tus poemas?
“Me gustaría. La idea es hacer algo benéfico. Algo que me llamó mucho la atención en este país, y hasta me reuní con la gente del Sernam, fue el tema de la violencia hacia las mujeres. Cuando me puse a pensar en hacer algo benéfico con los poemas y vi la realidad aquí en Chile, dije: a ver, primero que nada, sería un homenaje a todas las madres, todos venimos de una mujer. Punto numero dos: la mayoría de los poemas que tengo ahí están inspirados en mujeres importantes en mi vida, por amor, por desamor… Y punto número tres, la mayoría de mis fans, mis seguidoras, la gente que me apoya y que hace que yo, gracias a Dios, pueda trabajar y vivir de lo que hago, son mujeres. Entonces, cómo no dedicarlo a eso, ¿no?”

A las Misses les hacen trabajar en organizaciones benéficas durante su reinado. Cuando fuiste Mister Mundo, ¿participaste por alguna causa?
“Pude hacer con la organización, fuera del país, unas cuantas cosas. Sobre todo en Uruguay, que fue donde más pude hacer beneficencia. Más allá del tema frívolo, del ego, de si se es el hombre más lindo del mundo, quería hacer algo tangible y lo pude realizar en Uruguay, porque al ser mi país, fue mucho más fácil. Fue una experiencia increíble, durante 2 años y medio recorriendo, viajando...
“El título de Mister Mundo fue una sorpresa, porque venís de un país tan chiquito como Uruguay. Yo fui con un traje mío, un terno mío y otro prestado a competir contra 32 países como Venezuela, que llevaba 19 ternos para siete días y con todo un despliegue. Así que la verdad es que fui más que nada a disfrutar de la experiencia”.

-También te ayudó en tu carrera…
“Sí, sobre todo como carta de presentación. Porque no olvidés que Miss Mundo es una organización que tiene casi 60 años, y el concurso de hombres ya tiene más de 10 años desde que se realiza. Obviamente, las dimensiones son diferentes, pero Miss Mundo está presente en más de 140 países. Entonces, en cualquiera de ellos uno habla de Miss Mundo o Mister Mundo y se conoce. Es una buena carta de presentación”.


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