EMOLTV

Buscando a “gente tóxica”

Existen 9 estereotipos, pero todos se caracterizan por hacerse insoportables y enturbiar los ambientes de trabajo y fraternidad. ¡Aléjate de ellos!

11 de Agosto de 2008 | 09:19 |
Los hay de todos, pero nunca habían sido descrito con tanta agudeza.

Descalificador o chismoso, agresivo o falso, cualquiera de estos tipos se enmarcan en una raza mayor denominada “gente tóxica” y que el psicólogo Bernardo Stamateas describe con maestría en un libro de autoayuda que muchos debieran consultar.

Así, personajes como el mentado funcionario acusete e intrigante –el Espinita de la Oficina chilena- se aparecen delante de nuestros ojos para recordarnos que hay que tomar algunas medidas si no se quiere sucumbir en una depresión o el agotamiento permanente.

Stamateas no aborda el tema desde la perspectiva del humor; en cambio, prefiere entregar recetas y técnicas destinadas a sacar de nuestro marco de influencia a esas personas que “potencian nuestras debilidades, nos llenan de cargas y frustraciones”.

Para apurar el paso y prevenir desde ya, nada mejor que acercarse a estos estereotipos y examinar a quienes se tiene al lado. Más de alguna sorpresa nos podemos llevar.

El mete-culpas, en la versión chilena sería Espinita, de “La Oficina”, ése personaje que siempre nos hace sentir culpable por cuestiones propias o ajenas; es él que nos cuestiona lo que hacemos y no hacemos hasta paralizarnos y, lo peor de todo, es que nos hace vivir insatisfechos, victimizándonos. Frases como “mi dolor es más grande que el tuyo” pueden ser devastadoras para quienes caen en sus redes.

El envidioso. Hay diferentes estilos, pero basta fijarse un poco en Quico, del “Chavo del 8”, quien llega a ser insoportable porque tiene mucho más que el otro, pero siempre lo quiere todo. Este personaje expresa en su insatisfacción un deseo más profundo, el de venganza, y claramente es mejor alejarse de él.

El descalificador que en versión homosexual se encuentra en el diseñador de ropa Hugo Lombardi, de la teleserie “Betty, la fea”. Como objetivo, el descalificador pretende controlar nuestra autoestima de manera que sólo él pueda brillar y ser el centro del universo. “Excelente trabajo, lástima que lo entregaste tarde” viene como anillo al dedo para graficar sus técnicas. Si quieres una clave, nunca lo contradigas ni confrontes en público.

El agresivo verbal encuentra su mejor representante en “El señor de la Querencia”, José Luis Echeñique; es muy violento y aplica es violencia psicológica en forma cotidiana. Hay que tener presente que el objetivo del violento verbal será siempre confundirnos, de manera de cambiar el eje y hacer pasar lo normal por anormal. Y de paso, quiere intimidar, coartándonos.

El falso tiene un buen representante en Che Copete de “Condorito”. Según Stamateas, este ser puede adquirir múltiples identidades y usa las máscaras de poder, de superioridad o de víctima. Claramente, el trasfondo es la inseguridad.

El psicópata o su símil, Julián García de “Alguien te mira”. Son pocos –por suerte- pero cuando rondan por ahí pueden ser peligrosos, porque reúnen muchas de las características de los otros tóxicos. La definición señala que no son personas antisociales a simple vista, y que por el contrario, se caracterizan por su capacidad para saber adaptarse a las situaciones.

El mediocre a la larga, son un lastre, incumplidores, irresponsables y un verdadero problema para los equipos. En buenas palabras es el clásico conformista del mínimo esfuerzo.

El chismoso o Espinita again. Vive de trasmitir rumores y la mejor forma de frenarlo es atajarlos y no repetir su comentario.

El jefe autoritario o el señor Zañartu, de “La Oficina”. Pesado, prepotente, que no escucha y grita. O en un rol más familiar, Ángel Mercader, el patriarca de “Machos”.

El neurótico, personificado, en parte, por Alaraco, ya que este ser es perfeccionista y extremista a la vez. Pero, desgraciadamente suma otras cualidades negativas como infantil, culpógeno, conflictivo y agresivo.

El manipulador, que encuentra su imagen en Cerebro, de la serie animada “Pinky y Cerebro” o Alberto (Tomás Vidiella), el capo de “Montecristo”, que desplegada dos facetas. Se sienten grandes y poderosos, pero son improductivos; llevan una doble vida y por ello, una carga pesada.

El orgulloso….. “¿Qué harías sin mí?” es la frase que mejor lo delata, porque se cree indispensable. Tienen un exceso de amor propio y otro tanto de exceso de confianza en sus capacidades y en su manera de pensar.

El quejoso o Tristón, de la serie de monitos animados “Leoncio, el león, y Tristón”, lo es definitivamente, pero si se quiere un personaje de carne y hueso qué mejor que la Gertrudis, “sooooo lechuza”, esa secretaria que nunca lograba sacar palabra. Percibe todo negativo y siempre tiene problemas con los demás. A la larga, es una persona limitada, de mente cerrada y muy dependiente.


P.D. Si quieres saber en cuál de estas categorías calzas, te comentamos que el libro ya está en librerías.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?