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10 cumplió la pildorita azul que revolucionó la sexualidad

La timidez con que se recibió esta pastilla quedó atrás. Hoy la usan jóvenes que no necesariamente padecen disfunción eréctil.

14 de Agosto de 2008 | 16:38 |
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Los dos mayores impactos a la sexualidad humana han sido propinados por dos minúsculos pero potentes boxeadores.

En los años 60, la píldora anticonceptiva generó una primera revolución en el plano sexual. La segunda explotó en abril de 1998, cuando las farmacias de Estados Unidos lanzaron a la venta una píldora azul que ofrecía a los hombres con disfunción eréctil una nueva oportunidad entre las sábanas.

El sildenafil -más conocido por su nombre comercial de Viagra- había entrado a la historia como el primer tratamiento oral para la disfunción eréctil, un trastorno que millones de hombres preferían soportar u ocultar, antes de someterse a los tratamientos disponibles hasta entonces: intervenciones quirúrgicas para implantar prótesis, e inyecciones locales o mecanismos de vacío, cuenta el doctor Alfredo Velasco, urólogo de la Clínica Santa María.

Chilenos tímidos

En Chile, la pastilla se lanzó pocos meses después, pero con cierta reticencia. "El Viagra llega hoy, con la primavera", anunciaba un diario el 23 de septiembre de 1998. Y días después otro reportaba que "la timidez de los varones" había moderado la venta de la pastilla, que en ese entonces se vendía bajo receta retenida y a unos $5.000 la unidad de 50 mg. Los médicos la indicaban principalmente a pacientes mayores de 60 años.

"La gente lo miraba con temor, porque no se sabía mucho de sus efectos o repercusiones", recuerda el doctor Roberto Vargas, profesor de Urología de la U. de Chile. Días antes del lanzamiento, las recetas de algunos pacientes precavidos ya se juntaban en farmacias.

Joaquín D., de 63 años, cree haber sido uno de los primeros usuarios en el país. "La primera vez las traje desde EE.UU., pero para uso personal y no para vender, como otras personas. Mi problema no era tan grave, pero ciertamente me ayudó a mejorar mi desempeño".

El Viagra cambió la vida a 35 millones de hombres en el planeta. En 10 años se han extendido más de 233 millones de recetas, y sólo en 2007 los chilenos desembolsaron US$ 6,6 millones en la pastillita a la que se atribuye el mérito de haber destapado el tabú de la impotencia masculina, un problema que en algún grado sufren el 52% de los hombres con más de 40 años.

"Las consultas aumentaron con la llegada de Viagra", reconoce el doctor Velasco. "Se perdieron los mitos, y la disfunción eréctil pasó a ser un tema de conversación entre las parejas. Además, destapó problemas asociados, como la anorgasmia femenina o la dificultad de lograr una relación sexual plena".
Con sabor
En 2007 apareció el Vimax, compuesto en base a sildenafil, masticable y de sabor a menta, que se consume una hora antes de iniciar la actividad sexual.

Los chilenos fueron perdiendo la timidez inicial. En 2000 ya se habían vendido 400 mil unidades y aparecieron las primeras dos copias de sildenafil a un precio más bajo y con nombres sugerentes: Lifter y Helpin. Más tarde surgieron alternativas de otros laboratorios, como Levitra y Cialis (ver infografía).

En 2001, el sildenafil comenzó a venderse con receta simple. "Eso hizo que mucha gente comenzara a pedirla directamente en la farmacia", señala el doctor Vargas. Desde entonces, el uso médico y el recreacional se mezclaron.

"Muchas parejas renovaron el placer de su intimidad gracias a estas píldoras, las cuales también detonaron el distanciamiento de otras en las que la vida sexual era nula, pero había un equilibrio", dice el psiquiatra y sexólogo Andrés Morales, del Centro Médico San Jorge de la UC.

Otros usuarios, aprovechando esta nueva "juventud sexual", comenzaron a mirar para el lado.

La edad de los consumidores también bajó. "Muchos jóvenes lo están usando en busca de una sexualidad más asociada al rendimiento que a la afectividad", dice el psiquiatra Gabriel Dukes, director del Centro Chileno de Sexualidad Humana, quien advierte que "hay jóvenes que lo toman para calmar la ansiedad del contacto íntimo, para sentirse más seguros, pero el problema es que luego no se atreven a tener una vida sexual prescindiendo de la pastilla".

Para muchas mujeres, en tanto, la pastilla ha despertado un cierto afán de exploración en busca de mejorar la excitación y la respuesta sexual. "Pacientes sobre los 45 años han comenzado a preguntar si pueden tomar Viagra porque alguna amiga les dijo que lo toma con su marido", cuenta Enrique Oyarzún, ginecólogo de la U. Católica. Sin embargo, algunos estudios muestran que su utilidad es discutible en casos de disfunción femenina, como la anorgasmia.







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