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La delgada línea entre la amistad y el amor

25 de Agosto de 2008 | 10:31 |
Hay quienes están convencidos de que la amistad entre un hombre y una mujer no existe. Para ellos, la película “Quiero robarme a la novia” (“Made of honor”) viene a comprobar que la línea que separa a los amigos de una potencial pareja es muy fácil de traspasar.

En esta comedia, Tom (Patrick Dempsey, el mismo dr. Derek Shepherd que vemos con bata blanca en “Grey's Anatomy”), es un soltero empedernido que no cree en el matrimonio, en parte, gracias a las siete bodas en las que su padre ha dado el sí, para luego divorciarse al poco tiempo.

Guapo y simpático, no le es nada difícil conseguir las bellezas que quiere, y es firme con sus principios, que abarcan desde el no llamar a una mujer antes de las 24 horas de haberla conocido, para no parecer desesperado, hasta el no salir con una misma cita más de una vez por semana. Es que para él las mujeres no pueden ser vistas como potenciales parejas, mucho menos, Hannah (Michelle Monaghan), una de las pocas con la que no se ha acostado y que, por ende, es su mejor amiga.

Con ella comparten aventuras de 10 años de amistad, gustos, juegos, y, sobre todo, comprensión, compañerismo y complicidad. Ella, que ya va para los 30, ha pensado alguna vez que la amistad con Tom podría ser algo más, pero conoce a su amigo y sabe que él es un caso perdido.

La delgada línea entre la amistad y el amor parece quebrarse cuando Hannah debe partir a Escocia seis semanas, en las que Tom se da cuenta que entre tanta mujer, ella, su mejor amiga, ha sido la única constante en su vida y que la necesita.

Se arma de valor y decide declararse y pedirle matrimonio cuando regrese de su viaje, pero sus planes se desmoronan cuando ve que Hannah llega acompañada por un millonario escocés, con el que planea casarse dentro de 15 días.

La petición de ella para que Tom sea su “dama” de honor, será aprovechada por él para tratar de conquistarla, demostrándole que es un hombre serio y que la quiere. En el fondo, que un tiro al aire puede cambiar por amor, eso que parece tan imposible.

Aunque recuerda a “La boda de mi mejor amigo” y algunas escenas que deberían ser graciosas no surten tal efecto, siempre vale la pena recordar que a veces el amor está más cerca de lo que pensamos… Incluso en esa persona que vemos como tan cotidiana.


Desde el 7 de agosto en los cines.