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“Es más rico ser mi propio jefe”

El ex bailarín de “Rojo” asegura que hoy la televisión es sólo un agregado en su vida, y que tiene su mente ocupada en asuntos menos volátiles que la fama y la contra fama, como su escuela, su productora y su familia.

19 de Noviembre de 2008 | 08:56 |
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Ya han pasado casi 6 años desde que Rodrigo Díaz alcanzó el éxito, de la mano de Rafael Araneda –el tío conductor- en el desaparecido programa de buscatalentos “Rojo, fama contra fama”.

Pero el otrora miembro del clan Rojo, hoy actual integrante del Team Chile del “Buenos días a todos”, venía desde hace años bailando frente a las cámaras. Además de algunos comerciales y fotos para revistas, programas del recuerdo como el “Extra jóvenes” y “Venga conmigo” son parte de su currículum mediático.

“Yo bailaba folklore. (El Venga Conmigo) fue la primera incursión que hice en algo diferente y ahí me quedó picando el bichito”, dice Rodrigo, al recordar sus tiernos 16 años, por allá por 1996, cuando era miembro de la Generación 2000.

Debieron pasar 7 años para que volviera a la pelea televisiva, luego de que una amiga le hablara de un casting que estaba realizando TVN para un programa juvenil. Lo que siguió después fue una carrera a la cima de la popularidad, que lo llevó incluso a la pantalla grande, donde, junto a sus compañeros de set, participó de “Rojo, la película” (2006).

Pero Rodrigo, hombre provisorio, no se conformó con los aplausos y una fama que podía ir y venir como el viento. Por eso, retomó sus estudios universitarios -los que había dejado congelados cuando entró al programa de Aravena- y hace sólo unas semanas obtuvo su título de ingeniero en administración de negocios.

No sólo eso, ya en el 2003 había inaugurado la Academia Rodrigo Díaz, una escuela de danza que hoy tiene a cerca de 150 personas en sus talleres, los que van desde la cueca, el merengue y la salsa, hasta el jazz y el flamenco, además del curso especial de ciclodanza, que enseña a niños con discapacidad a poder disfrutar del baile, superando sus limitaciones.

Hoy parecen lejanos los litros de sudor y lágrimas de los participantes de uno de los programas más exitosos del canal estatal, el que finalizó en enero de este año, cuando la casa televisiva decidió acabar con la plataforma de sus jóvenes talentos, con una tradicional gala y sin las estresantes instancias de capilla y eliminación que también caracterizaron a “Rojo”.

-Tu te hiciste amigo de varios del programa. ¿Cómo te sentías al tener que votar para que alguno se fuera?
“Fue súper fuerte. Todos los que participamos muchas veces sufrimos, lo pasamos mal. Pero, de todas formas, eso nos ayudó a ser los profesionales que somos hoy en día… Muchos de mis compañeros están en México, luchando por una carrera”.

-¿Era muy fuerte la competitividad entre ustedes?
“En todos los trabajos hay competitividad y envidia. Yo soy partidario de competir conmigo mismo, de tratar de no mirar mucho para el lado, porque ahí es cuando vienen las frustraciones, la rabia, la envidia”.

-Pero en la tele está más expuesta la vanidad de la gente.
“Claro, los egos y todo eso… Puede ser que en la tele sea un poco más fuerte, porque todo es muy de imagen, de superficialidad, pero no tanto más que en otros lados”.

-Has dicho que no podías dejar que la tele te comiera, que tú debías comerte a la televisión…
“Ese fue un consejo de Jaime Coloma. Cuando gané ‘Rojo’ fui a hablar con él, para ver si podía entrar a la Escuela de Talentos (de TVN), porque él era el director. Ahí me dijo: ‘No dejes que la televisión se aproveche de ti, aprovéchate tú de la televisión’, palabras muy sabias de don Jaime Coloma”.

-¿Por qué tan sabias?
“Porque, en general, la televisión es súper ingrata. Puedes estar muy arriba y al segundo, abajo. Así que, más que nada, él me vio que estaba empezando en esto y por eso me lo dijo. Es un hombre sabio, don Jaime, así que fue muy bien recibido el consejo”.

-Con 6 años de programa, la fama, el rating, ¿nunca sentiste que te comió la tele?
“En algún minuto me pilló la máquina. Muchas veces quedaba súper estresado, tratando de hacer todo y no desaprovechar las oportunidades que se me daban, pero bueno…”.

-¿Cómo saliste de eso?
“Teniendo mi meta y mi corazón en otras cosas, como por ejemplo en mi escuela, en terminar mi carrera, buscando a Dios. Cuando tú tienes tu vida armadita, la televisión va a ser un complemento nada más. Si la televisión se transforma en tu fin, en tu objetivo de vida, vas a sufrir, te vas a frustrar, porque hay demasiadas cosas que no dependen de ti”.

-¿Cuál es meta ahora?
“Hoy tengo el corazón puesto en las cosas que estoy haciendo. En nueva productora, realizando comedias musicales, infantiles, familiares… Es súper gratificante el trabajo que hago. Estoy con los niños de la ciclodanza y con los de Síndrome de Down en la escuela y eso me mantiene súper motivado. Ahora estoy en el matinal también, y es rico, pero es un agregado más en mi vida. No es mi todo. Mi fin son las cosas que sé que van a perdurar en el tiempo, que las controlo yo, que está bajo mi control. Yo soy independiente, manejo mis tiempos, mis horarios… Soy mi propio jefe. Es mucho más llenador eso. Aunque no quiere decir que no me gusta que me manden. Para saber a mandar hay que aprender a ser mandado primero y no tengo ningún rollo con eso, pero sí es más rico ser mi propio jefe”.

La idea de crear su empresa, la escuela, nació luego de haber ganado “Rojo”, donde le dieron la oportunidad de ir hasta Miami, para aprender un poco de la técnica que Maitén Montenegro enseña allá, en su propia academia.

“Ahí pude ver el trabajo que hacía ella con los niñitos y me nació esa inquietud de querer formar algo, de darle la oportunidad a los niños para que pudieran desarrollar su talento y, obviamente, con mi carrera me convenía hacer una empresa que tuviera relación con lo que estoy haciendo, que es mi pasión. Se conjugaba todo…”.

-Te reintegraste a los estudios siendo ya conocido. ¿Tus compañeros tenían muchos prejuicios contigo?
“Fue muy chistoso, porque al principio todos me miraban como bicho raro. Nadie entendía lo que yo hacía ahí, en la Facultad de Economía y Administración. Pero yo llegaba a todas las clases, siempre responsable. Hasta me gané la beca al mérito, por tener el mejor promedio de toda mi generación”.

-¿Cómo lo hacías para compaginar el estudiar con el programa?
“Soy organizado, no más. ‘Rojo’ terminaba a las 8, llegaba a mi casa a las 9, estudiaba hasta las 12 de la noche y al otro día me levantaba para ir a la universidad. Fue sacrificado. Tuve que dejar la junta con los amigos, la ida al pub…”.

-Nunca faltan los que empiezan a alegar por la ausencia.
“Sí, me decían: ‘¡Ya poh! ¡Estás hecho un viejo que no sales nunca!’. Pero todo tiene su recompensa. En el minuto en que te titulas la emoción es gigantesca, porque se te vienen a la mente todos los momentos difíciles, todo lo que te esforzaste para conseguir eso. Es muy gratificante”.

-¿Por qué ingeniería y no profesionalizarte con la danza?
“Estaba entre ingeniería y teatro. Es que me iba bien en el colegio y además di una súper buena prueba de aptitud… Saqué como 780 en matemáticas. Me gustaba el área del marketing y me fui a la segura”.

-Pudiste haber aprovechado que estabas en TVN para estudiar teatro y, tal vez, trabajar en teleseries…
“No… Es que no… (se ríe). Y es más, había postulado a ingeniería industrial y gracias a Dios no quedé, porque no era lo mío. Comercial era lo mío”.

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