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Y llegó la primavera, labores de octubre

Esta húmeda primavera impone ciertos trabajos para combatir algunas enfermedades propiciadas por las condiciones climáticas. También durante este mes habrá que iniciar una nueva rutina para el manejo del pasto.

01 de Octubre de 2010 | 13:02 | Raúl Silva Vargas, ingeniero agrónomo.
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El Mercurio

La primavera está en su plenitud y aquellas flores anticipadas comienzan decididamente a morir, como ocurre con los magnolios, fresias, manzanos, forsythias y camelias.


 En tanto, las rosas ya han comenzado a abrir, incluso, las variedades más atrasadas están a punto de hacerlo. Pulgones y oídio se pueden apreciar en tallitos tiernos y hojas juveniles. Antes que causen demasiado daño, hay que eliminarlos.



En este mes comienza la rutina del riego y de la eliminación de miles de malezas. La mayor cantidad de agua caída es un factor que ha incidido en los jardines; la composición florística será totalmente diferente.


 Cada lluvia moja una determinada profundidad del suelo. Con 10 mm, el agua penetra 10 cm, siempre que sea un terreno mullido y plano. Si en ese mismo lugar caen 50 mm, el agua moja 50 cm de profundidad. Esos 10 cm de profundidad poseen una cierta cantidad de semillas y esas son las que salen habitualmente convertidas en malezas y otras plantas herbáceas silvestres.


Esta primavera se presenta bastante húmeda, circunstancia ideal para algunas enfermedades, como el oídio y la Monilia laxa o tizón de las flores, que las quema y las aborta. Si éstas atacan a los frutales, simplemente no habrá producción de fruta. Otra enfermedad recurrente de las flores es la botritis, que oxida los pétalos de las flores blancas o rosado pálido. Si la flor está en estado de botón, este mal no deja que se transforme en flor, y muchas veces, cae. Si el oídio apareció en las hojas tiernas de las rosas, ya no sirve el azufre. Éste es solamente preventivo, no curativo.


Para el control de Monilia, Benlate y Botrán se comportan como curativos. Debido al aumento de las temperaturas, el crecimiento de las diferentes especies vegetales comienza a acelerarse, por lo tanto, no puede faltar el riego ni el nitrógeno.


En tuliperos, plátanos, quillayes, zelkova, liquidámbar, Acer palmatum, celtis de 2 a 3 años de plantación, se da un riego profundo y posteriormente se echa al voleo un poco de salitre potásico, basta con una cucharada. Si debajo de estos árboles hay pasto, se vuelve a regar un poco para arrastrar los granitos adheridos a las hojas del pasto, porque de lo contrario se queman.


En ceibos, jacarandá, ombú y palo borracho, por el momento nada de salitre. Todavía puede caer una helada después de una última lluvia. Para estos casos es preferible utilizar urea, dispuesta en hoyitos bajo la copa, pues quedará disponible 40 días, época en que en la Zona Central y Norte ya no caen heladas.


A aquellos arbustos plantados entre 2 y 4 años, también se les pone riego y salitre, salvo a las siguientes especies: fucsia, floripondio, cochabambina, streptosolen, kinoto, jazmín hélice, lantana, hibisco, corona del inca, árbol de humo de hoja roja, coprosma, cantuta, heliotropo, pasionaria, buganvilia juvenil, streptocarpus, begonia, cala.


La aplicación de salitre en estas especies debe atrasarse a fines de octubre o principios de noviembre, porque antes son sensibles al frío. Los pastos hechos en otoño, recién están comenzando a crecer. Se los puede activar de dos maneras: pulverizando urea, 2 a 3 días antes del corte, o echando salitre al voleo después del corte.


En el primer caso, es muy difícil quemar follaje, pues la absorción es rápida. La dosis de 10 gramos en 10 litros de agua sirve para unos 100 120 metros cuadrados de pasto. En cambio, al emplear salitre es indispensable regar después, y de todas maneras hay sectores que se queman, porque se requiere mucha práctica para que sea distribuido uniformemente.


 Una excelente rutina para lograr una buena carpeta verde con pastos sembrados en otoño consiste en cortar dos veces por semana en octubre y hasta la primera semana de noviembre. De esta manera se tupe, se hace denso y las hojas se ponen más finas. Para trabajar pastos antiguos, sobre todo con algunas especies más duras, hay que asegurarse de que las cuchillas cortadoras estén en perfectas condiciones, de modo que el corte sea nítido.


Este trabajo lo hace un tornero, por lo que no se debe permitir que el jardinero afile las cuchillas con una lima, ya que se echan a perder definitivamente y hay que reemplazarlas... La rutina básica para el manejo de pastos consiste en lo siguiente: suspender el riego 24 horas antes del corte; barrer vigorosamente después del corte para sacar todas las hojas cortadas, regar; cada 2 ó 3 cortes pulverizar con algún fungicida como Thiram, Pomarsol forte, Mancozeb, Captán, Bravo 720. Dejar actuar el producto por 12 horas y después regar.



Los bulbos de primavera-verano Para plantar bulbos, previamente se debe trabajar muy bien el suelo, idealmente picándolo con azahacha para que se alcance una profundidad de 35 a 40 cm. Hay que eliminar restos de raíces, escombros, terrones gruesos, piedras. Luego se agrega una capa de compost de unos 6 cm de espesor, algo de guano rojo y superfosfato triple. Como proporción, para 10 m2 de superficie para bulbos, se puede especificar 600 litros de Compost (0,6 m3), 250 gr de superfosfato triple y 600 gr de guano rojo. Todos estos ingredientes se van agregando al suelo original, incorporándolos con la pala "punta de huevo".


 El siguiente material se pone al "voleo", y se mezcla pero esta vez en sentido perpendicular del primero. Al rastrillar para nivelar se hace lo mismo: una vez de norte a sur y la otra pasada de este a oeste. Se da un riego de 10 a 12 minutos para humedecer bien, y al día siguiente se inicia la plantación. Siempre si hay espacio suficiente los bulbos se deben plantar más bien separados a fin de darles oportunidad de hacer más bulbitos y de modo que se puedan propagar para que, a futuro, formen macizos florales más importantes.


 Lo ideal es dejar las plantas con poca o ninguna competencia, así tienen más ventilación, mejor índice fotosintético y es posible que con menos presión de plagas y enfermedades.



Plantas herbáceas En los jardines comerciales existe un sinnúmero de especies, incluso en flor, para llegar y plantar. Puede estar al alcance del bolsillo cuando se trata de 4 a 10 plantas, pero para cubrir muchos metros cuadrados, a veces se requieren 800 ó más ejemplares. Por eso, para grandes áreas de flores, lo mejor es hacer sus propias plantas, tanto a través de siembra directa como por almácigo y trasplante.



Especies para sembrar en almácigo en octubre: althea, cartucho, balsamina, china, clavelón, cosmos, gerbera, ilusión, lobelia, lupino, nicotiana, penstemón, reina Luisa, salvia, thunbergia, verbena, zinnia.


Las semillas de clavelón, clarkia, cartucho, cosmos, dedal de oro, son tan económicas, que es preferible sembrarlas directamente. Para eso se hace una buena preparación del suelo, dejándolo bien mullido, se echa la semilla al voleo, se tapa con un poquito de tierra cernida, se pasa un rodillo suave para poner en íntimo contacto semillasuelo y se riega con el pistón ajustado a niebla para que no se produzca "corrimiento" de la semilla.


Especies bulbosas que se plantan en octubre: Nerine, agapanthus, lilium, gloriosa, achira, caña ámbar, anémona, chlidanthus, asltroemeria híbrida, begonia tuberosa, dalia, sprekelia, azucena, ixia, tigridia, tulipa, cala, watsonia, crocosmia.


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