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“El amor no tiene fecha en el calendario”

El actor habla de la vida, el amor y la sexualidad pasados los 60 años, dejando en claro que lo mejor viene con los años. Aquí recorre su vida y dice que a lo mejor escribe su autobiografía.

17 de Diciembre de 2008 | 09:06 |
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“Todos somos polvos de estrellas. Cuando me extinga me convertiré en polvo de estrellas”, dice Julio Jung, haciendo alusión a una escena de “El Regalo”, la última película donde sale junto a amigos como Gloria Münchmeyer, Jaime Vadell, Nelson Villagra, Delfina Guzmán y Héctor Noguera. Todos dirigidos por Cristián Gálaz y Andrea Ugalde, que muestra, como su propio director afirmó, “el reventón de la 3° edad”.

En una de las funciones de la película, un viernes, los espectadores aplauden, algo que para Jung no es de extrañar. Con su voz ronca, que amenaza con serlo más aún con los Marlboro light que deja sobre la mesa, acepta que no es común que se aplauda al finalizar un film chileno, pero que en este caso se celebra la mirada entusiasta de “El Regalo” hacia un tema generalmente acompañado de melancolía y desesperanza, haciendo que tal vez algunos se replanteen la mirada pesimista que puedan tener hacia la 3° edad.

“Chile también puede ser visto así y eso es lo que aplaude el público (…) En la tele y en el cine, salvo en las películas de Caiozzi, siempre eluden la figura de los hombres de 60 años y es paradojal. Por ejemplo, acabo de leer que Harrison Ford va a iniciar la 6° entrega de ‘Indiana Jones’. Y nadie le pregunta a Harrison Ford cómo va a volver a sacar el látigo, cómo va a saltar entre los caballos. Nadie se asombra y tiene la edad nuestra.
Quién le dice a Jack Nicholson ¿y usted, por qué no se va para la casa? Sigue siendo protagonista, igual que Dustin Hoffman, Robert De Niro y Al Pacino. Son todos hombres que pasaron los 60... Ni hablemos de Sean Connery, ni de Clint Eastwood, que siguen filmando y nadie los titula de dinosaurios”.

-¿Somos una sociedad que le hace culto a la juventud?
“No sé si es un culto y no creo que los jóvenes lo hagan, pero en otras partes hay íconos. Basta mirar para el lado, la Argentina; cuando Roberto Goyeneche no tenía voz, los argentinos deliraban… Este país es el único que ha pifiado a Lucho Gatica. Armando Manzanero no podía entender eso. Existe un culto de la juventud de parte de los medios, de parte de la televisión y de parte de la publicidad. Parten de la base de que eso no vende”.

-Has dicho que tu personaje en la película, Tito, es un “chucheta”. Además piensa todo el día en sexo. ¿Qué tiene de ti?
“(Se ríe) Toda mi vida me ha gustado el sexo y me sigue gustando, para qué estamos con cuentos. Si yo te dijera que no, sería mentira. Me gustan las mujeres hermosas… Mi mujer es hermosa. Y obviamente, aunque no lo crean, uno tiene su líbido despierta. Lo que quiere decir que no estoy muerto”.

-En “El Regalo” se muestra la posibilidad de encontrar y de reencontrar el amor pasados los 60 años. ¿Es posible?
“Por supuesto que es posible. El amor no tiene fecha en el calendario”.

-¿Qué pasa con las desilusiones que se hacen en el camino? ¿No nos pone más temerosos?
“Las desilusiones son heridas que te van quedando. Por supuesto que a través de toda una vida hay muchos rasguños y cicatrices muy profundas, pero como en todo. Hasta en la parte laboral después quedan cicatrices… Hay una frase de Huidobro que siempre me ha encantado, que es ‘cuida de no morir antes de tu muerte’. Va a llegar un momento en que nos vamos a morir, eso es indefectible, pero cuidémonos de no hacerlo antes de nuestra muerte.
“Todo lo otro está vivo; el tener amor, el tener sexo, la líbido, el hambre, la sed, la creatividad, el empuje. Sigue vivo mientras se tenga energía, aún cuando algunas empiecen a fallar, pero para eso están las pastillas y no me estoy refiriendo al Viagra. Hoy la vida se ha alargado y es imposible que lo haga sólo físicamente. Intelectualmente, se debe revitalizar. No se trata de que tomes pastillas para la presión o el colesterol, solamente. Hay cosas, los museos, el teatro, el cine, la lectura que a uno lo mantienen vital”.
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-¿Cómo se vive el amor después de los 60 años?
“Hay más libertad, más tranquilidad porque te empiezas a asentar. Eres menos inmaduro, porque las huevadas que hacía uno cuando joven eran de pura inmadurez. A estas alturas de la vida te cuidas de no meterte en la pata de los caballos, cuando de repente al caballo viejo se le cruza una yegua alazana, demasiado joven, tú ya lo piensas no una, sino 450 veces antes de arremeter. Porque si estás tranquilo, feliz, lleno y no te falta nada, para qué arriesgar eso... No es como con los machos que necesitan justificar su hombría con la mayor cantidad de mujeres. Yo me siento pleno con mi relación… Eso no quiere decir que no mire a una mujer de vez en cuando, pero me siento satisfecho, contento sentimentalmente”.

-¿Dejan de existir los problemas de celos?
“Los celos se van a la mierda. Yo creo en la relación entre dos personas, basada en la confianza”.

-¿El sexo se disfruta más también? ¿Lo mejor viene con los años?
“Son etapas distintas. Hay disfrutes distintos y hay mil maneras de hacer el amor, donde la sensualidad se disfruta mucho más, donde empiezan a atraer distintas partes del cuerpo, no solamente son el culo y las tetas, sino que los pies, los dedos, las manos, la espalda… Se tratar de lograr el disfrute de la mujer. Uno va midiendo ciertas técnicas que van madurando con el tiempo. Pero no es que a los 65 se haya explorado todo, todavía falta mucho… Pliegues, anatomía, lugares del cuerpo femenino que pueden seguir siendo explorados a cada rato”.

-¿El Viagra es un regalo del cielo o un invento que no permite excusarse por un mal desempeño?
“Conozco un amigo que se tomó un Viagra y se puso muy rojo. Le había dolido mucho la cabeza y no le pasó nada, se chingó. Eso puede suceder, el Viagra no asegura que la cosa no puede fallar”.

-¿Es verdad que a los 14 años perdiste la virginidad con una amiga de tu mamá que tenía 30 y tantos?
“Fue mi primer acercamiento al sexo. Ahora estoy viendo que se da corrientemente (se ríe)”.

-¿Te gusta que ahora las mujeres sean algo más lanzadas?
“Ah, me encanta. En mí época, mi primera experiencia no fue muy fantástica. Ya cuando comencé a actuar, me fue extraordinariamente bien”.

-¿No tuviste una polola entre medio?
“Sí, cositas, pero nunca nada serio. Yo diría que me fue bastante mal, pero después me fue muy bien. Más que nada porque era actor…Yo comencé a los 16 años haciendo radio, así que era por la imagen, por la voz, por una serie de huevadas que no tenían nada que ver. Pero si hay algo que me encantaría a mí es que me acosaran y ojalá que toda mi vida las mujeres me hubieran acosado”.

-¿Pero en tu carrera nunca te acosaron?
“A los 22, a los 23, a los 24, a los 30…. Sí, ahí sí. Pero me hubiese gustado más. No es que fuera todo el mundo, pero por ahí había alguien que acosaba, lo cual era fantástico, pero yo encuentro que ahora los cabros lo pasan mucho mejor, porque ahora son las mujeres las que toman la iniciativa, lo que es perfectamente legítimo. Quiere decir que esto está mejorando, que la mujer está mejorando y saben cuáles son sus puntos débiles y saben que disfrutan mucho más por el clítoris que por la vagina”.

-Dicen que es un mito, con eso que existe el punto G…
“Pero si estimulas las dos cosas es mucho mejor. Yo creo que lo que es mito es el punto G, porque supuestamente las mujeres y los hombres tienen el punto G y si el punto G está en el fondo de la próstata, imagínate… Ahí depende del hombre que lo permita (se ríe)”.

-Es complicado que se dejen…
“No, eso es lo que se va adquiriendo con la madurez. No es que se te dé vuelta el paraguas, sino que encuentras el disfrute en todo”.

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