Mujeres profesionales, solteras, de más de 35 años y sin pareja, que desean convertirse en madres antes que el reloj biológico de sus cuerpos se los impida. Éste es, en promedio, el tipo de chilena que está acudiendo a centros de fertilización asistida con el fin de alcanzar la maternidad a través del semen obtenido en bancos de donantes.
Una tendencia que comenzó hace unos quince años en EE.UU. y Europa, y que hoy crece con fuerza en países como España: allí, el 30% de quienes recurren a bancos de semen son mujeres solas. En Chile, si bien no existe una estadística clara sobre el tema, las consultas aún son escasas y se debe recurrir a depósitos en el extranjero. Pero los especialistas reconocen que es sólo el comienzo.
Pilar, de 38 años, ya tiene cinco meses de embarazo. "Estoy feliz y viviendo a fondo esta etapa que veía tan lejana". A través de una amiga supo de la existencia de estos depósitos de espermios y, tras consultar, decidió ser mamá por esta vía. "No me lo cuestioné mucho, porque es mi derecho como mujer a ser madre".
Con la asesoría de su ginecólogo, accedió a la página web de uno de los tantos bancos que existen en EE.UU. Allí pudo escoger la muestra de espermios en base a las características del donante: color de ojos, tipo de pelo, edad, altura, profesión y pasatiempos, entre otros detalles (ver recuadro).
El mismo procedimiento que siguió C.F., de 41 años, quien hoy es mamá de una niña de dos meses. "El doctor me dio algunas pautas sobre el grupo sanguíneo y que fuera una muestra que ya haya tenido resultados de embarazo. Pero además me fijé en que el color de ojos y de pelo fuera similar al del chileno".
Tras la elección, ambas pagaron alrededor de US$ 2.500 ($1.250.000 aprox.) por cinco muestras de semen, para tener más de una posibilidad de inseminación. "La primera vez, de los cinco intentos no resultó ninguno. Lo pasé pésimo y empecé a dudar si seguir con esto", dice C.F., quien al poco tiempo compró cinco muestras más. "No quise hacerme muchas ilusiones; cuando quedé embarazada no lo podía creer. Estaba feliz".
Padre ausente
Los bancos de espermios surgieron a fines de los 70 como una alternativa para parejas en las que el hombre tiene una infertilidad severa. "De la consulta general de reproducción, no más del 2% recurre a un banco de semen", precisa el doctor José Balmaceda, de la Unidad de Reproducción de Clínica Las Nieves.
"Con el tiempo aparecieron grupos de mujeres solas que acudían a esta alternativa", cuenta el doctor Carlos Troncoso, director del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) de Santiago. Una respuesta que va de la mano con la postergación de la maternidad en las sociedades actuales.
| Depósitos |
"Lo hago por dinero", "Para ayudar a otros a ser padres", "Porque tengo cualidades que deben perpetuarse" son algunos de los mensajes que se pueden leer en los ensayos que los donantes de semen escriben para ser publicados junto a sus rasgos físicos, antecedentes genéticos y académicos en los sitios web de algunos bancos de datos extranjeros.
Quien ingresa a estos sitios puede escoger espermios según el color de ojos del donante, su altura, peso, raza, los idiomas que habla y su ocupación, entre otros detalles. También es posible ver, previo pago de una pequeña cantidad de dólares, fotos de cuando era guagua, grabaciones de audio o de video. El donante puede escoger mantenerse anónimo por completo.
En los sitios se informa, además, sobre ciertas cláusulas de confidencialidad, derechos y deberes tanto del donante como del comprador, así como del niño que nazca.
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En el California Cryobank -el banco estadounidense más utilizado por los chilenos-, el 43% de sus usuarios son parejas hetero, el 33% mujeres solteras y el 24% parejas lesbianas.
En Pacific Reproductive Services (PRS), también de California, el 70 a 80% de sus clientes son mujeres solas y parejas lesbianas.
En Chile, en tanto, cada centro tiene su política al respecto, precisa el doctor Ricardo Pommer, presidente de la Sociedad Chilena de Fertilidad: clínicas como Las Condes y Alemana, así como el IDIMI del Hospital San Borja, atienden sólo a parejas.
"Aún somos una sociedad muy conservadora en este aspecto", reconoce el especialista a propósito de un tema que ha generado debate en otros países, sobre todo luego que hijos nacidos de semen de donante han comenzado a exigir conocer a su padre biológico (ver nota relacionada).
"Claro que fue raro para todos; incluso tuve una discusión con mi mamá porque ella considera que es una actitud egoísta de mi parte tener un hijo sin padre, pero conozco familias en las que el padre es un completo ausente y los hijos han crecido normales", dice Pilar.
Para C.F. las cosas han sido más fáciles. "Mi familia y amigos cercanos sabían que estaba en esto y recibí mucho apoyo de ellos. No recibí comentarios mala onda, pero sí diciéndome que mi hija no tendrá la opción de conocer a su papá. Es algo que me he cuestionado y, llegado el momento, le contaré la verdad".
Muestras riesgosas
A excepción de IVI, que cuenta con un banco de semen de donantes españoles en su sede de Las Condes, todos los demás centros recurren a bancos en el extranjero. "No tenemos aquí porque es muy caro mantenerlos, hay que hacer muchos estudios al donante y conviene más comprar afuera", explica el doctor Amiran Magendzo, director del Laboratorio de Fertilización In Vitro de Clínica Las Condes.
El año pasado, IVI intentó crear un banco con donantes locales, siguiendo los parámetros usados por el instituto en España, que son tres veces más altos que la norma internacional, que es de 20 millones de espermatozoides por ml de semen. "Los donantes chilenos no cumplieron con esa norma. De hecho, en España se acepta sólo al 5% de los donantes".
También se menciona que el "pool" genético chileno es restringido, entonces existiría la probabilidad estadística de que medios hermanos se encontraran como pareja.
Sin embargo, para el doctor Balmaceda la principal razón es de tipo valórico. "La tecnología para tener un banco de semen es sencilla, de hecho, varios centros mantienen espermios congelados de pacientes en tratamiento oncológico, por ejemplo". A su juicio, es el temor "al escándalo que puede generar hablar de venta de espermios" lo que impide contar con un banco local.
"Aquí se hacen tantas inseminaciones como en cualquier parte del mundo, pero a un costo mucho mayor debido a este bloqueo autoimpuesto por los centros de reproducción", agrega.
Esto ha llevado, denuncia, a que exista un mercado negro de espermios. "Hay un operador en Santiago, que lleva más de diez años en esto, que tiene un grupo de donantes, y que les vende a ginecólogos generales que no trabajan en centros o unidades de medicina reproductiva".
El riesgo está en que esas muestras -que cuestan menos de la mitad del precio de las extranjeras- no son sometidas a evaluaciones rigurosas, tal como ocurre con las importadas
