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Colocolino por siempre

28 de Octubre de 2008 | 18:45 |
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“No te das cuenta; cierras los ojos, los abres y ya tienes 35 años y te tienes que retirar. Esta es una carrera bastante vertiginosa”, dice Caszely, recordando 1985, año en que se despidió de las canchas tras 20 años de goles.

“Fue una decisión difícil. Siempre digo que el futbolista es el hombre que muere dos veces en la vida. Aunque para mí son tres veces. La primera, cuando me retiré del fútbol y la segunda, después que me cerraron ‘Las Brujas”, cuenta antes de lanzar una gran carcajada.

Según Carlos Caszely Garrido (hoy de 58 años), él aprendió a jugar fútbol apenas supo caminar. Es por eso que tenía apenas 9 años cuando ya era parte de las filas inferiores del Colo, tras haber quedado seleccionado junto a 8 amigos del barrio, de un total de 2 mil niños que postulaban.

“Después, cuando me citaron para mi primer contrato profesional, mi familia me dijo: Ok, juegue fútbol, pero tiene que seguir estudiando’. Entonces, yo tuve que cambiarme e hice 5° y 6° de Humanidades de noche. Entrenaba en las mañanas, me iba para la casa, almorzaba, hacía las tareas y después tomaba la micro y me iba al vespertino.
Siempre me gustó aprender y leer, a pesar de que Chile no es un país lector, porque los libros son demasiado caros… Cuando yo sea Presidente, lo primero que voy a hacer es quitarle el IVA a los libros”.

-¿Te gustaría ocupar algún cargo político?
“No, estoy muy bien así como estoy”.

Caszely tiene claras sus prioridades y las responsabilidades que quiere asumir en su vida, algo que aprendió de sus padres, que desde siempre le inculcaron ser aterrizado y no nublarse entre tanta ovación del estadio.

“Llegaba a mi casa, después que le ganábamos a Argentina y yo: ¡Ahhh, ganamos! Y me decían: Hijo, lo felicito. Lo hizo muy bien, pero mañana tiene que ir a la universidad”.

El ex seleccionado nacional dice que lo mismo le pasaba en la Universidad de Chile, donde estudió Educación Física en el ’73: “Yo siempre hice algo aparte del fútbol. Yo ganaba un partido el día domingo, y el lunes estaba a las 7 y media en la universidad. Ahí los compañeros me decían: ‘Hola, ‘chino’. ¡Ganaste ayer!... Oye pero sabí’ que tenemos prueba de anatomía…. Entonces, ya me devolvían de nuevo a la tierra, a esta sociedad que seguía con su mismo ritmo”.

-Después te titulaste de periodista en la Universidad de Santiago, el ‘95. ¿Por qué te interesó esa carrera?
“Porque creo que tenía la parte práctica del deporte y me faltaba la teórica, que es la que aprendí en la universidad”.

-¿Por qué no prepararte para ser director técnico?
“Nunca me gustó… Creo que el director técnico es el tipo más desgraciado que existe, porque trabaja los 365 días del año y las 24 horas del día. Termina un partido de fútbol, el día domingo y los futbolistas se van para su casa o a celebrar, pero el técnico se queda preocupado de cuántos lesionados quedaron, cuantas tarjetas rojas hay, cuántas amarillas, qué es lo que viene el próximo domingo… Estar metido en el cuento es complicadísimo.
“Ya estuve 20 años metido en una cancha, así que dije no, mejor prefiero seguir esta otra carrera donde tengo la práctica de saber más o menos qué es lo que pasa”.

-¿No te sentiste traicionando un poco el fútbol, estando ahora desde el lado que lo analiza y lo critica?
“No, de ninguna manera, porque yo veo una jugada y alabo al gallo que hizo el gol y no critico al que le hacen el gol. Alabo el achique del arquero y no critico al delantero que perdió el gol. Yo veo un fútbol diferente a como lo ve el resto. Puede ser criticable o no, pero es como yo lo veo. Es mi forma de ver el fútbol.
“Yo puedo decir 30 segundos antes lo que puede pasar en un partido. Ese es el plus que tengo… Sin ser tajante, porque en el fútbol no se puede ser dueño de la verdad”.

-Y hoy, entre el periodismo y el fútbol, ¿qué es lo que te tira más?
“Si me preguntaran: Si volvieras a nacer, ¿volverías a ser futbolista? Yo diría: ¡Sí, encantado! ¡Fascinado! Si yo no hubiese sido jugador de fútbol, no habría dado como tres veces la vuelta al mundo. Por eso soy un gallo muy agradecido de este deporte, muy agradecido… Hacía algo que me gustaba, me pagaban y además me iba bien”.

Entre esas experiencias deportivas fuera del país que tuvo el ex delantero, está su incursión en el fútbol español, luego de que se fuera con el Levante en 1973, año en que la FIFA lo escogió entre los 30 mejores jugadores del mundo.

Más tarde formó parte del Real Club Deportivo Español de Barcelona, llegando a integrar la Selección Catalana de Fútbol, hasta que volvió a Chile, como siempre, a su querido equipo albo.

“Yo terminaba contrato con el Español y llegó un dirigente del Colo-Colo que me dijo: ‘Mira, Carlos, Colo-Colo, desde el año ‘72 , no es campeón. Colo-Colo está mal y te necesita’. Y yo: ‘¿Dónde hay que firmar? Así de simple”.

-Volviste, a pesar de que siempre te mostraste contrario al gobierno de la época.
“Es que para mí, Colo-Colo es lo más grande que existe. Está por sobre los gobiernos, sobre los políticos, sobre todo. Colo-Colo es muy grande”.

Tras conseguir el permiso que quería para ir a jugar con el Cosmos, partió a Nueva York por un año, antes de regresar a Santiago para jugar nuevamente por el cacique, antes de despedirse definitivamente de las canchas.

-Te retiraste a una edad normal para un futbolista, pero ¿había una razón más personal que te hiciera tomar la decisión?
“Sí… A los grandes futbolistas que siempre admiré, los veía jugar siempre con mi padre. Después ellos se iban a jugar con otros equipos más chicos y decían de ellos: ‘Oye, que bueno ese gallo, pero ya no se puede las piernas’. Y yo corté esa frase. Cuando me retiré, fue en lo más alto de mi carrera. El último partido que habíamos jugado con la Selección fue contra Brasil, donde ganamos 2-1 y yo hice un golazo. Y el último partido que jugué con Colo-Colo fue contra Universidad de Chile y ganamos 3-0… Yo hice el último gol. Entonces, ahí dije ya no juego más”.

-¿Cuáles son las emociones que se vienen en ese último partido?
“Yo diría que las lágrimas que quedaron en la almohada esa noche son el sentimiento de un hombre que luchó durante 20 años para hacer mejor el deporte en este país. Aunque ese fue el último partido como profesional, porque igual después uno hace sus pichanguitas y comparte con los amigos”.

-¿Sólo fútbol?
“Futbolito, tenis… También nado. Es que me encantan los deportes. Si el día de mañana voy de vacaciones y hay volleyball en la playa, voy y juego; y si voy a un lugar donde hay una cancha de basketball me meto a jugar basketball. Me fascina el deporte, porque creo que el enseña tantas cosas que hacen que uno se tome la vida de una forma diferente”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Las mujeres, me encantan. Soy un enamorado del amor”.

-Pero, las miras no más…
“Sí, poh (se ríe)”.

-¿Hay alguna en especial?
“A parte de mi señora, todas. Toda mujer tiene algo de encanto. Lo que más me gusta es la mirada… Siempre las miro, como tratando de encontrar algo detrás de su mirada”.
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