Delineador; objetivo: demarcar
Para delinear los ojos, las alternativas más comunes son con un delineador a lápiz, líquido, o en gel. Mientras el lápiz es fácil de usar, tiene el incoveniente de que si la punta no está bien sacada, puede dejar una línea demasiado gruesa o no llegar a lugares específicos. El líquido, en cambio, resulta más preciso, pero más difícil para manos inexpertas.
El delineador en gel, si se usa con el pincel adecuado, puede ser el más beneficioso: dura y no se corre. También se puede usar una sombra oscura para delinear, que dará un efecto más natural. Pero, el error más común es dibujar sólo una línea inferior. Lo ideal es dibujar dos líneas por dentro del ojo. Eso le dará intensidad a la mirada.
Sombra; objetivo: destacar
Un excelente secreto para lograr que las sombras de ojos destaquen la mirada, consiste en usar dos tonos y fundirlos. El más oscuro va en la parte inferior del párpado y el más claro en la parte superior. Después se difuminan, para que el color final parezca uno solo, con matices.
Para el día, lo mejor son los tonos suaves, como rosado o damasco, que iluminan la mirada. Para la noche, en cambio, los smoky eyes y los tonos dorados están marcando pauta. La idea es que nada sea muy recargado, para conseguir que el maquillaje se convierta en aliado y no en enemigo, al momento de verse más linda.
Crema antiedad; objetivo: rejuvenecer
Las arrugas, sobre todo las que aparecen alrededor de los ojos, puede deberse a marcas de expresión o a no haber mantenido la piel suficientemente hidratada. Lo que pasa es que con el paso del tiempo o mediante gestos repetidos, se producen cambios en la calidad de las fibras elásticas y colágenas de la piel.
También, factores externos como el estrés, la falta de sueño, el cigarro y los rayos UV acentúan estas marcas. Para combatirlas, algunos de los ingredientes activos más comunes son: el ácido hialurónico, que mantiene la elasticidad; la coenzima Q10, que protege al organismo de los radicales libres, y el colágeno, que conserva la suavidad.
Máscara de pestañas; objetivo: definir
La primera máscara de pestañas fue creada por Eugene Rimmel en el siglo XIX. A comienzos del siglo XX, en 1913, T. L. Williams dio el segundo paso. Tenía alrededor de 20 años cuando se le ocurrió mezclar vaselina y carbón para formar una pasta que oscureciera y definiera las pestañas.
Hoy las ofertas del mercado son muchas: máscaras para alargar, para dar volumen o para curvar las pestañas. Al momento de elegir, la clave es ver si son o no a prueba de agua, porque cada opción tiene sus pro y sus contra, en duración y fijación.
