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Consejos al corazón

Dos expertos compartieron con Puntomujer las principales recomendaciones que hacen a sus pacientes y lo que sus experiencias en terapias les han indicado como los mejores caminos para mantenerse en el tiempo unidos.

12 de Diciembre de 2008 | 08:37 |
“You like potato and I like potahto, You like tomato and I like tomahto”, cantaba Louis Armstrong en “Let’s call the whole thing off”, graficando lo complicado que es a veces estar en pareja, por mucho amor que exista entre dos personas.

Y es que por más que pasen los años y, en teoría, los nuevos tiempos y el siglo XXI traigan avances que quieren facilitar la vida del ser humano, las relaciones entre los individuos parecen cada vez ser más complejas.

La misma Beatriz Goldberg, psicóloga argentina y autora de libros como “Quiero estar bien en pareja” (Editorial Lumen, 2006) ha afirmado que los principales motivos que llenan las consultas de terapia son la imposibilidad de mantenerse en una relación estable y todos los conflictos que se generan alrededor de uniones amorosas.

“Uno de los problemas es encontrar una pareja, otro sería poder mantenerla y luego mantenerla bien, porque muchos siguen juntos por muchos años, pero no de una forma agradable”, declara a Puntomujer.

La psicóloga nos entregó una serie de consejos que ha compartido con sus pacientes para salvar un quiebre amoroso y familiar. De igual manera, el psiquiatra chileno de la Universidad de Chile, Arturo Roizblatt, autor de “Terapia familiar y de pareja” (Mediterráneo, 2006) -en el que 53 profesionales comparten sus experiencias en las terapias- dio algunas guías para evitar que las relaciones se transformen en un dilema.

-Hacer una lista de las cualidades que se espera de una pareja: “Yo siempre aconsejo que hagan una lista de las cosas más importantes y que no se tranzan que debe tener la otro persona. Para algunos puede ser la belleza, para otros la honestidad. Si esas cosas que se esperan, el otro no las tiene, es muy difícil que resulte la relación. Se pueden aceptar cosas pequeñas, pero no las que son esenciales para uno. Es importante que haya una predisposición en la actitud de ambas partes”, aconseja la psicóloga.

Por su parte, Roizblatt es enfático en declarar que “si uno cree que al entrar al matrimonio va a cambiar a la otra persona, se entra con un gran déficit”, destruyendo los sueños de quienes aún esperan que su príncipe azul dejará, algún día, de tirar sus calcetines por cualquier lado.

-Separarse bien de las antiguas parejas para evitar los mismos errores del pasado: “Cuando se termina una relación, uno se puede quedar con la sensación de que hipotecó la vida. Se queda con todo lo negativo y la bronca no permite poder establecerse con una buena pareja nueva. Hay que perdonar; ver qué es lo que hizo mal el otro y lo que hizo mal uno, pero también ver qué es lo positivo que hubo en la relación, lo que dejó y todo lo que se creció mientras duró. La pareja se hace de a dos, como el tango, y se debe reconocer que, tal vez, la combinación de ambos no funcionó, para no volver a cometer el mismo error”, comenta la argentina.

-Saber que la esencia masculina y femenina son diferentes: Goldberg postula que “el hombre es más práctico y la mujer más sensible. Una mujer hipersensible con un tipo muy duro es algo complicado. Ella tendrá que corregir su hipersensibilidad o buscar un hombre al que no le cueste demostrar lo que siente. La mujer en esencia quiere que la protejan”.

-Hablar claramente: “Hay que hacer una especie de contrato no escrito con la pareja, decirle: a mí me gustaría que cuando convivamos desayunemos juntos, por ejemplo. Porque no se puede dar por entendido que el otro le da la misma importancia a las cosas. Es posible hacer acuerdos, pero es difícil que la otra persona cambie la esencia de sí mismo. Si alguien muy religioso está con alguien que no lo es tanto, no lo podrá mandar a misa todos los días. Podrá una vez acompañarla… Ahí los dos deben tranzar”, dice la psicóloga.

Roizblatt asegura que es importante analizar si los dos miembros de la relación comparten los mismos valores, una misma visión de mundo, además de “examinar las fortalezas y debilidades para examinar las primeras y enriquecerlas y ver qué se hará con las debilidades, de manera previa al matrimonio”.

-Saber que los supuestos matan las parejas: “A través de los años uno cree que el otro sigue siendo el mismo; que es mejor no comprarle una camisa roja porque nunca le gustó ese color. Pero las personas no son estáticas. Las cosas que no les importaban o no les gustaban a los 20, puede que a los 50 les encanten. También se debe decir claramente lo que uno espera de la pareja y no esperar que el otro lo adivine”, asegura la argentina.

Por su parte, Roizblatt coincide con ella, sobre todo en lo que se refiere a las conversaciones previas al matrimonio. “Debieran examinar muchos factores que van a influir, las expectativas que cada uno tiene en todas las áreas de la vida, para entrar al matrimonio con expectativas reales”, comenta.

-Estar atentos con las relaciones con cada familia: “Hay que preocuparse de que la relación con la familia de origen de las dos partes sean satisfactorias, para no entrar al matrimonio con conflictos no resueltos. Si eso está funcionando bien será un factor protector del matrimonio en el futuro. Es importante tomar en cuenta que al casarse se comienza a ser parte de una familia extensa; que no son sólo la pareja, sino que son ellos más sus familias de origen”, dice Roizblatt.

-Tener proyectos propios: “Una pareja tiene que tener un equilibrio entre los proyectos individuales y de pareja; entre los propios y uno en común. Muchas veces, no se le da espacio al otro para que tenga vida propia, por miedo a que lo dejen. Y eso es un reflejo de baja autoestima que no le hace bien a ninguna pareja”, dice Goldberg y agrega que “en una primera etapa es normal que haya una relación más simbiótica, en pleno enamoramiento, donde se van dejando otras cosas de lado. Pero cuando se sigue en esta etapa por mucho tiempo, con el tiempo aparecerán facturas psicológicas –por vos dejé mi trabajo o por vos ya no veo a mis amigos-, que son más difíciles de pagar que las del FMI”.

-Atreverse a hablar de temas de dinero: “Siempre se evita hablar de plata, porque se cree que enturbia la relación o que hay un interés oculto. Pero es importante llegar a un acuerdo, igual que con el tema de la familia política y la religión. Son capciosos y dan lío, pero hay que hacer una negociación de las pautas que se llevarán”, comenta la argentina.

-Aprovechar las crisis:: “En terapia, a veces, hago que cada uno hable de lo que puede aprender del momento en que se pasa por una crisis, como, por ejemplo, que no se sabe comunicar lo que cada uno quiere del otro. A veces uno no sabe pedir o lo hace mal, porque no explica las necesidades”, asegura.

-Saber discutir: “Van a haber conflictos, por lo que es importante saber cómo los manejarán. Buscar las herramientas y los recursos para enfrentarlos satisfactoriamente. Este es un punto que debe conversarse previamente al matrimonio”, dice el psiquiatra.

-Siempre se gana o se pierde, pero lo importante es que el saldo sea positivo: La psicóloga explica que “muchas veces, la gente tiene miedo a tener pareja, porque no quieren perder su individualidad. Hay tangos que hablan de “perderse en el otro”, dejar de ser vos, y ése es el miedo de esta sociedad. Lo cierto es que siempre uno pierde individualidad dentro de la pareja: si convivís con alguien te debés acomodar a sus horarios o ver cosas como qué comprar en el supermercado… Se gana y se pierde en pequeñeces. En lo grande, lo importante es que ambos ganen”.

-Dar más que recibir: Roizblatt aconseja que “en el amor, en general, uno tiene que preocuparse mucho del dar y no sólo del recibir. En la medida en que más uno se preocupe de qué puede hacer para que esta relación esté mejor, uno tiene todo bastante más avanzado”.
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