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“Soy el ministro de la farándula”

03 de Diciembre de 2008 | 09:28 |
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Desde el 17 de diciembre del año pasado que Roberto Dueñas no ha vuelto a toparse cara a cara con su aún esposa. “Fue en el último capítulo de ‘Cuánto vale el show’, donde ella era jurado y yo participante. Nunca se me va a olvidar la fecha… Después hablamos un par de veces, por el tema del divorcio, y de ahí nunca más”, dice.

-¿Y en qué va eso?
“Yo voy a firmar, como la palabra lo dice, un acuerdo. Y para eso ambas partes tienen que estar de acuerdo. Claro, como yo antes era un pájaro y hacía todo como ella quería… Pero ya aprendí, los acuerdos son unilaterales. No es que no necesite plata de hecho me falta. Hace dos años que ya no soy manager de la Marlen y parece que nadie se acuerda de eso. Pero ahora se dieron vuelta los papeles. Ella no ha sabido usar esto a su favor. Creo que todavía tienen envidia y en vez de frenarla, de decir, mira Roberto donde está, tiene como la bronca… Ella debió haberse sentado hace mucho tiempo conmigo y decirme: Roberto, ayúdame. Nunca lo hizo y yo ya no tengo interés en hacerlo tampoco”.

-¿En qué minuto perdiste el control de su carrera?
“No sé por qué la Marlen perdió la fe, profesionalmente, en el que estaba detrás de ella. Cuando se enamoró, lo hizo de un tipo que le generaba apoyo, que le daba éxito, etcétera. Y cuando se empieza a desenamorar fue porque ella empezó a perder la confianza profesional y se sintió capaz de demostrarle al mundo y a ella que por sí sola podía ser Marlen Olivari y que daba lo mismo si estaba Roberto Dueñas o quien fuera detrás. Y yo sabía que no era así... Era una mujer muy talentosa, muy obediente en su época. Pero eso después se derrumbó, porque ella dejó de hacer caso”.

-¿Cómo cuando se puso más silicona y salió media perdida en un evento?
“Todo eso pasó cuando yo ya no era manager suyo y nunca estuve de acuerdo. O sea, lo de las pechugas lo encuentro horrible y se lo dije en su momento. Insisto, esto viene de antes, cuando ella pierde la credibilidad. Yo le dije: Yo dejo de ser tu manager y salvamos el matrimonio. Pero me di cuenta, después, que ambas cosas estaban asociadas.
“Me encantaría que ella dijera: Yo llegué donde llegué por el trabajo que hice con Roberto. Ésa es la verdad. Hoy todo el mundo me dice sí, tenías razón. Mira dónde está la Marlen y mira dónde estás tú. Yo sigo avanzando y Marlen no ha podido recuperar el sitial que tuvo, aunque se le dieron las posibilidades”.

-Ella dijo que tú te encargas de destruirla.
“Yo he sido muy caballero. Ganaría plata hablando de ella, pero no. Ella se escuda en que yo la he desprestigiado, pero los errores los comete cada uno”.

-¿Y si te llamara hoy para pedirte que la ayudes a recuperar su carrera?
“No, porque soy consecuente. Claro, podría decir que sí para demostrarle al resto que yo soy capaz de levantarla, pero no, por un tema personal más que profesional. Hoy estoy tranquilo y feliz”.

-¿Qué piensas de lo que está haciendo ahora, en la serie ‘Infieles’ de Chilevisión?
“Me dio pena por ella cuando la vi. A mí me ofrecieron muchas veces, cuando estaba con la Marlen, películas, desnudos, pero le dije: Lo vamos a hacer el día que estés consolidada y por mucha plata. Pero ahora lo hizo por nada y pasó el límite. Me imagino su familia… O sea, yo he hecho cosas, pero mostrarme al nivel que lo hizo ella…”.

-¿Crees que hubo algo de desesperación?
“Sí, hubo desesperación, absolutamente, y le jugó en contra. O sea, después de eso, ¿qué más se puede hacer? Mató todo, de hecho nunca más la he visto en otra cosa y la única vez que habla es para hablar de mí. Es al revés la cuestión ahora. No, pasó los límites. Mi hija me dijo la otra vez: Papá, qué vergüenza. Y le encontré toda la razón”.

Roberto asegura que Marlen es un tema superado, sobre todo desde hace 4 meses y medio, cuando se puso a pololear con Jessica Alonso, “una argentina muy simpática”, como la describe, que llegó en un team a Chile y se quedó probando suerte en el país. Eso sí, Dueñas asegura que no es su representante.

-Parece que siempre has estado con mujeres guapas.
“Desde chico que me va bien con las mujeres. Físicamente no me considero agraciado, pero creo que soy un tipo varonil, genero seguridad, tengo una personalidad encantadora, soy entretenido como pareja y muy caballero. Eso nunca me ha fallado. Mis primos siempre me preguntaban cómo lo hacía… ‘Eres el más feo de la familia y tienes siempre las mejores minas’, me decían. Ese es un tema en el que tengo cero frustración.”

“Hoy me tomo el amor distinto. A ella le dije en mis prioridades primero están mis hijos, mi trabajo y después ella. Estoy más egoísta, pero creo que ya es la única manera de hacer las cosas”, dice Roberto.

Tomás y Sofía son los mellizos que tuvo en su primer matrimonio. Hoy, con 14 años, han sido testigos de la vida mediática de su padre, algo que, según lo que comenta Roberto, a su hija le encanta, pero a su hijo le molesta.

“Él es artista, toca el bajo y la guitarra, y le carga que su papá sea famoso, él es otro perfil. Los dos son mi principal filtro. Yo podría haber seguido en el tema de la opinología, ganando plata. Si quiero armo un escándalo hoy día y voy a ‘Primer plano’ y me pagan. Pero ese juego no lo seguí por ellos, porque prefiero mascar lauchas antes de hacerle daño a mis hijos o a mis hermanas”.

-¿Y tú ya no sufres?
“No, yo soy cuero de chancho. A mí no me importa nada, pero ellos lo pasaban mal, así que por su bien hoy trato de mantenerme en el negocio, entre comillas, y si hay un escándalo me meto entre medio, pero con cosas tontas. Durante mucho tiempo fui el escándalo de la semana y ya desde hace mucho que no lo soy y eso me tiene muy contento”.

-¿Estás rehabilitado de la farándula?
“No, yo soy el ministro de la farándula. Ese es mi cargo. El resto son todos subsecretarios, pero yo soy el ministro, no hay otro. Yo soy el único que hoy me puedo dar ciertos lujos, como estar o no estar. Entro cuando quiero y salgo cuando quiero”.

-Tu querías ser animador. ¿No seguirás intentándolo?
“No. Estoy en una etapa de mi vida en que me molesta la fama”.

-¿Y cómo la evitas?
“Estoy cagado. Ya me molesta salir a la calle. Nunca pensé que iba a tener que usar jockey y lentes para andar afuera. La calle te entrega mucho cariño, pero no puedes caminar”.

-¿Pero te consideras feliz?
“Tengo una concepción de la felicidad desde la muerte de mis viejos. Aprendí a vivir en profundidad los buenos y malos momentos. Si sufro con lo malo trato de disfrutar con lo bueno y lo transmito”.

La muerte de sus padres es uno de los episodios que Roberto recuerda con más amargura. Su papá falleció hace 13 años de Alzheimer, no sin antes estar postrado 5 en una cama. “Mi viejo estaba considerado entre los mejores 10 cardiólogos de Chile. No fumaba, no tomaba; tenía una pinta igual a Julio Iglesias; era exitoso, simpático… De repente todo este cuento se desmoronó. Un día ya no se podía ni hacer ni el nudo de la corbata. Terminamos toda la familia en psicólogo”.

Dos años después, en el cumpleaños de un sobrino, la mamá de Roberto le comenta a su yerno médico que siente dolores estomacales. Tras hacerse los exámenes de rutina le encuentran un cáncer de páncreas. “Entró a la clínica en diciembre y murió un el 13 de enero. Ahí me fui a la cresta”, confiesa.

-¿Fue entonces cuando te separaste de Gabriela, tu primera esposa?
“Sí. Todo el molde se rompió, pero lo superé con psicólogo. Así logré pararme de nuevo”.

-¿Te casarías de nuevo?
“(Lo piensa) No sería padre de nuevo. No está entre mis planes. La responsabilidad es muy grande. La cumplo pero no quiero tener otra responsabilidad más. Con mis dos hijos me basta y me sobra”.

-¿Dos hijos? Tenía entendido que eran tres (el último con Laura González, quien solicitó el año pasado la adopción definitiva del niño, junto a su nueva pareja).
“No hablo de ese tema, no me incomoda hablarlo, pero sé cuando tengo que guardar silencio. Yo tengo dos hijos. El resto, que se quede con la versión de la prensa. Yo estoy tranquilo, porque cuando llegue a viejo mi conciencia no me va a pasar la cuenta. Yo trabajo para eso, no para que el señor que estaciona autos en la esquina esté contento con Roberto Dueñas”.

Es a sus tres hermanas a quienes el manager debe darle explicaciones de vez en cuando, ya que, como cuenta él, son conservadoras y tranquilas, por lo que retan a la “oveja negra” de la familia, como se autodenomina, cuando otra vez se hace público algún lío personal.

“Ellas me han ayudado mucho. Cuando no tenía ni un veinte estuve 6 meses viviendo en la casa de una hermana. Yo sé que siempre puedo contar con ellas, pero sé que soy un cacho. Yo les pido perdón y les he dado las gracias constantemente”.

-Roberto, ¿cuál es tu vicio privado?
“Me gustan los programas malos de televisión. Me quedo pegado en los infomerciales. No compro, pero me quedo viendo cómo hacen mala televisión, según yo. Cuando voy a regiones veo cómo tratan de hacer un matinal sin recursos, imitando un ‘Buenos días a todos’. No es que me ría, sino es que me quedo pegado. Yo sufrí cuando sacaron al tipo que vendía cuestiones para los huesos en UCV Televisión (Jorge Castro de la Barra). Creo que yo era el único que lo veía. También me quedo pegado en los concursos telefónicos, viendo cómo les tratan de sacar plata a la gente y la tipa tiene que rellenar y rellenar y está sola en un lugar que no es un set, porque tiene un cromo encima. Ahora pusieron un cabro que es re bueno y me cagaron”.
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