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“No tenemos todos los derechos, pero sí tenemos que pagar todos los impuestos”

El comunicador sigue apostando por la lucha de los derechos homosexuales, alegando que se les trata como a ciudadanos de segunda categoría. Aunque ahora, a 10 meses de comenzar su rehabilitación del alcohol y las drogas, prefiere ser individualista, mientras se desarrolla en su nueva pasión: el stand up comedy.

11 de Febrero de 2009 | 09:31 |
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“El stand up es no es para los subidos de raja. Tienes que ser bueno, si no, la gente va a querer que te bajes, por muy bonito que seas o por mucha prensa que tengas atrás”, dice José Miguel Villouta con propiedad.

Desde hace 3 años desarrolla lo que ha descubierto como su nueva pasión: el stand up comedy, una disciplina que representa para él “el único medio independiente que existe. Sólo necesitas un micrófono y gente que te quiera escuchar”, explica.

Harto, como dice, de que en la radio lo retaran por hablar de “sodomía”, si llegaba a mencionar algo chistoso que vio en el Bunker, terminó por aceptar la existencia de las líneas editoriales y darle la bienvenida a esta nueva actividad humorística, que lo hace sentir más libre y estar lejos de vivir momentos tensos por sus comentarios.

El monólogo que presentará tras dar esta entrevista habla precisamente de eso, de algunos de los comentarios televisivos que lo sacaron de pantalla, como el que lanzó en “S.Q.P.”, en diciembre del año pasado, cuando dijo que los ejecutivos de TVN eran unas especie de “proxenetas”, por grabar a una recluta de “Pelotón”, menor de edad, duchándose en topless.

-A muchos les llamó la atención que te fueras de “El interruptor” al “S.Q.P.”, como que te veían en otro tipo de programas. ¿Te gusta la farándula?
“Primero, me fui ahí porque el ‘S.Q.P.’ fue el único lugar donde me ofrecieron trabajo. Segundo, porque yo ya venía como un año haciendo stand up y pensé que ahí podía hablar sobre la cultura popular. A mí la farándula me encanta, la encuentro la raja. Cecilia Bolocco teniendo sexo en su terraza de Miami… Todo eso me encanta.
“Creo que es un terreno en que los comediantes pueden desarrollarse mucho. ‘S.Q.P.’ lo veía y me mataba de la risa. Desgraciadamente, ahora no está así de bueno, porque la pauta está controlada”.

-¿Se puso más blando?
“Sí, porque Piñera quiere ser candidato presidencial y no quiere pisarle los talones ni a los rostros de Canal 13 ni a los del 7”.

-Siempre has dicho que te carga que relacionen al gay con el estereotipo de los chismes, la moda y cosas frívolas…
“Sí, pero yo no soy ese estereotipo. No soy sólo chismes, he hecho un programa de política, uno de entrevistas, durante dos años… Entrevisté hasta a la Primera Dama. O sea, de todos los gay de los medios, que están afuera del clóset, yo y Juan Manuel Astorga somos los únicos que no vamos con ese estereotipo”.

Mucho menos “formal” que sus dichos en el programa farandulero, fueron los garabatos que soltó en la Rock & Pop, luego de ver a un grupo de carabineros sacando a la fuerza a enfermos de sida, que alegaban contra algunos ministros de la Corte Suprema, porque la enfermedad no tenía cobertura. Sólo un mes alcanzó a trabajar en “la rockstar de las radios”.

“Quiero dejar claro que tenía 21 años y en ese momento vivía con 2 enfermos de sida… Me enteré mientras vivía con ellos. Fue heavy ver a personas que quieres así, cuidarlos, acompañarlos, ver cómo se tienen que conseguir las drogas y cómo tienen que relacionarse en su trabajo… Y al ver cómo estos ministros de la Corte Suprema habían rechazado la cobertura, cómo los carabineros les estaban pegando a estas personas, yo me salí de mis cabales. Cacharon que la Rock & Pop era un Club de Toby, donde no cabía un huevón que fuera gay y mucho menos que viviera con 2 sidosos en su casa, así que me hicieron firmar un contrato y después mi finiquito”.

-Te emocionas cuando recuerdas a tus amigos.
“Claro, imagínate lo que era para mí, a los 21 años, entrar al baño, ver los cepillos de dientes, la máquina de afeitar y decir: Y, filo con todos los prejuicios. Vamos, somos una familia”.

-¿Cómo te sacaste los prejuicios?
“Finalmente, uno es ser humano. Y esa humanidad es superior a uno y termina ganando la bondad. Además que me informé de todo. Yo los acompañaba al centro de la Católica y hablaba con los virólogos…”.

Parece que por fin José Miguel ha encontrado su espacio, donde se lo ve tan cómodo como cuando conducía “El Interruptor” en Vía X, programa que lo lanzó a la fama, pero que abandonó porque, según cuenta, el canal no le pagaba.
Hoy, en Liv tv, desarrolla su entrega al stand up comedy, llevando a los mejores comediantes de la escena y con él presentando cada programa con un propio monólogo de 4 minutos. Nada que envidiarle a ningún night show gringo. “Yo estoy enamorado de esto”, asegura.

-¿Te han pifiado?
“Sí, cuando me presentaba en Vitacura, arriba, se daban vuelta y seguían hablando. Lo que pasa es que los temas de los que hablo en mi monólogo -que es el primero y espero dejar de hablar de eso algún día-, tienen mucho con ser gay y con la Iglesia. Entonces, en Vitacura no caía muy bien, como que la gente se sentía un poco ofendida. Me decían: ‘Oye, no deberías hablar de eso’. Y yo les decía: ‘¿Crees que debería avisar antes al público que el material va a ser un poco violento?’ Y me decían: ‘No, no deberías hablar de eso no más. Dejamos de presentarnos en ese lugar. Pero es cuando te va mal que aprendes. Cuando la gente se da vuelta y sigue hablando, es cuando desarrollas nuevas capacidades”.

-Parece que de a poco se va masificando esto. Cada vez hay más personas haciendo stand up…
“Sí, he cachado que hay unos 20 más o menos buenos. Ahora, de esos 20 buenos, unos 15 tienen un solo monólogo… Hay mucha gente queriendo hacerlo, pero a la primera que les va mal se van para la casa. Todos creen que es súper fácil, pero a mí me gusta porque es todo lo contrario. Hay ene actores que creen que es como un monólogo, lo hacen, les va mal y no soportan el fracaso.
“Lo que tiene el stand up es que, por ejemplo: Yo puedo leer un libro y decir que es súper bueno, aunque sea una mierda, pero si la moral colectiva decide que es bueno, hay que decir que es bueno. Pero el stand up se aleja de todo eso, porque si los chistes son buenos, la gente se va a reír. Es una disciplina que no cuenta cuentos, es lo más real que existe”.

-Sobre la moral colectiva: has dicho estar más individualista, lo que no quiere decir que no te importe el resto. ¿Cómo es eso?
“Sí, ciertamente, me preocupa lo que pasa alrededor mío, pero por mucho tiempo a mí me preocupó la protección del más débil. Yo creía que la protección de él era responsabilidad mía o de todos nosotros. Pero ahora creo que una persona es débil en relación al fuerte. Quiero decir que para que una persona se desarrolle como tal, lo más importante es no meterse en su camino, porque esa persona es inteligente, es capaz. Yo tengo la impresión de que en este país la gente, esa moral colectiva, se pone en el camino de las personas que son capaces, y yo no puedo tener un doble discurso de decir por qué el Consejo Nacional (de Televisión) se mete en lo que estoy diciendo y yo, al mismo tiempo, preocuparme de lo que dice o piensa el resto.
“La no censura tiene que ver con que cada individuo pueda opinar lo que se le dé la gana. Y eso es súper individualista. Es la moral colectiva la que considera que hay ciertas personas que se tienen que callar, no dejando que en este país haya más diversidad, con un debate mucho más rico. En cambio, hoy tenemos un debate entre pensamientos hermanos… Y cuando uno tiene un debate entre pensamientos hermanos, el hijo que sale es retardado”.

-¿También abandonaste la lucha pro gay?
“No. Son dos cosas distintas. El que cada uno se preocupe de sí mismo no significa que yo crea que haya ciudadanos de segunda categoría. Y el tema de la lucha gay tiene que ver con eso, con que nosotros no tenemos todos los derechos, pero sí tenemos que pagar todos los impuestos. Yo, pagando mis impuestos, financio un sistema educacional que me representa como un degenerado. ¿Por qué tengo que hacerlo, entonces? O, si soy un contribuyente de esta sociedad, ¿por qué no tengo derechos?”

-¿Cómo seguirás peleando por esos derechos?
“De otra manera… Lamentablemente, el movimiento gay en este país es súper izquierdista y ahí son súper discriminatorios respecto de los gay de derecha. Los gay que votan por la derecha son los que podrían provocar un montón de cambios en este país. Pero no los meten en el debate y están preocupados de la orgánica. Ahora están súper contentos porque los políticos firmaron un compromiso de no discriminación, pero ese compromiso se lo pueden pasar por la raja cuando quieran. Los gay de derecha saben que la plata es lo que nos hace respetar… ¿Por qué no boicoteamos ese programa de televisión donde nos tratan mal y dejamos de comprar productos? Justamente, la lucha gay tiene que ver con el individualismo. Quiero un gobierno pequeño, que no se meta en mi vida, que no se meta en mi cama. Aquí tenemos un gobierno de izquierda, socialista, que quiere un gobierno grande, donde se metan todos, pero nosotros ahí no estamos”.

-¿Y crees que un gobierno de derecha sí los va a integrar?
“Un gobierno de derecha tiene un principio, cuando es de derecha verdadera, de gobierno pequeño, donde, por lo menos, tendría que pasarle menos plata para los impuestos. Y en este minuto y como están las cosas, la plata es lo único que me da mi independencia, no son las leyes. La plata es mía. No se la lleven para financiar un gobierno donde yo no existo y que repetidamente dice que nosotros somos de segunda clase”.

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