La digestión es un proceso por el cual los alimentos pasan por el tubo digestivo mientras les son extraídos los nutrientes fundamentales, agua, azúcares, grasas, proteínas, vitaminas y minerales. La digestión cuesta energía, tanto por el proceso en sí, como por las sustancias que inundan nuestro organismo y disminuyen nuestra conciencia de despiertos y la conciencia del cuerpo. Y no sólo eso, la digestión merma nuestro rendimiento físico, una paradoja cuando se trata de recuperar energía.
Por eso es fundamental saber qué, cuándo y cuánto comer en la ecuación de comer para ganar. Sin embargo, muchas veces, el ayuno total, con la abstinencia de comida y bebida, o parcial, con la ingestión de agua correspondiente, puede ser considerado terapéutico. Por ejemplo, en enfermedad, muchas veces ayunamos instintivamente.
En el deporte, las terapias de ayuno son sinérgicas en los períodos de agotamiento de los atletas. Además, el manejo de técnicas nutricionales de ayuno, que le enseñan autocontrol, puede ser importante.
Durante el ayuno, el menor gasto de energía en digestión hace que aumente la disponibilidad energética y eficiencia de nuestro organismo en otros procesos, como los de eliminación y purificación orgánica. Así, simplificando el proceso de nutrición, activamos el de eliminación, importante en los períodos de recuperación de los deportistas.
Esta fórmula se impone en el reino animal como cura de salud instintiva, y constituye una técnica purificadora eficaz y sencilla, que libera de la depresión de la energía vital por intoxicación. En los deportistas, esta intoxicación viene dada por su carga de ejercicios, o por su propia nutrición.
Nuestro organismo dispone de reservas de energía y de nutrientes, por lo que realizar esta actividad no significa desnutrirnos. Como herramienta de terapia debe ser manejada con conocimiento y supervisión, sobre todo en ayunos de más de 24 horas. Usted no debe ayunar si sufre de anemia o enfermedades metabólicas, o si está embarazada, por ejemplo.
El ayuno puede ser de uno o varios días seguidos, o periódico, un día cada semana, quincena o mes. El mínimo lapso de un ayuno terapéutico es 24 horas, y es el más común a usar en deportistas. Puede ser absoluto, es decir, absteniéndose de cualquier alimento, excepto agua pura. O relativo, ingiriendo jugos de frutas, o frutas o verduras crudas. Beber mucha agua es importante, porque ayuda a acentuar el proceso de desintoxicación del organismo.
Realice este ejercicio en jornadas que no supongan carga física ni psíquica, y, de emprenderlas, hágalo con tranquilidad. Descanse y dese un tiempo solo. Estírese. Conviene combinar el ayuno con ejercicios de respiración, baños de aire, agua, luz y sol. Así el organismo recicla por pulmones y piel otras impurezas, y también se nutre. Conviene también no estar sujeto a tensiones, y vivirlo de preferencia en un ambiente natural.
Ya una jornada de ayuno procura a nuestros intestinos, y todo nuestro organismo, un descanso. Durante el ayuno la energía corporal que se dirige a digestión puede estar disponible a reparación orgánica y al pensamiento. Y el cuerpo se siente más liviano. Pero el efecto terapéutico del ayuno no se resume en su efecto de desintoxicación.
Cuando el cuerpo y la mente no están involucrados en el proceso de alimentación y digestión, se abre un estado del ser proclive a experimentar ciertas prácticas trascendentes. Este espacio es reconocido por algunos psiquiatras como "espacio intermedio", que se alcanza en esfuerzos extremos, grandes emociones, o a través de ayunos. De hecho, todas las religiones del mundo recomiendan el ayuno, y también la vigilia, con fines de ejercicio y elevación espiritual.
El ayuno es una disciplina mental de austeridad que estimula la fuerza de voluntad, la fuerza mental. Además, ayuda a desarrollar concentración y expande las capacidades mentales, tanto como una laboriosa digestión llama al sueño. A los deportistas les ayuda más a comprender el efecto de los alimentos en su organismo, y la percepción del proceso energético propio.
