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Bailar mantiene a raya el dolor y la presión arterial

Especialistas en dolor crónico y obesidad sugieren practicar alguna de estas disciplinas para complementar las terapias médicas y mejorar la calidad de vida.

23 de Diciembre de 2008 | 09:16 |
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Es un hecho científico que bailar tiene un efecto endorfínico, es decir, genera una liberación de endorfinas que, a su vez, producen una sensación de bienestar en las personas. Pero eso no es todo: la danza también puede ser aliada de la medicina y colaborar con la recuperación de personas que sufren enfermedades como obesidad, fibromialgia y presión alta.

Para muestra un dato: un estudio publicado en el "Journal of Neurologic Physical Therapy", concluyó que el tango mejora el equilibrio y la movilidad de personas que sufren del mal de Parkinson. Investigadores del Washington University School of Medicine, en St. Louis, compararon los efectos producidos por clases de este baile y las de gimnasia especial para esta patología, y se encontraron con que quienes bailaron desarrollaron mucho más su equilibrio.

Este beneficio no es el único que se atribuye a este baile trasandino: la sociedad de cardiología argentina y cardiólogos de ese país han investigado profusamente los beneficios cardiovasculares de esta danza. "Ellos han demostrado que mejora el flujo sanguíneo, baja la presión arterial y mejora la postura", resume Carlos Carranza, quien enseña esta danza desde hace 12 años, y que cita el libro "Con el corazón en el tango", del doctor Roberto Peidró, para dar más base a su afirmación.

Daniel Araya, profesor de Educación Física de la Clínica Santa María, explica que eso es claro, porque "todos los bailes ayudan a trabajar la parte cardiovascular".

Este profesional, quien trabaja con pacientes obesos, hipertensos y diabéticos, comenta que la principal recomendación que hacen quienes sufren estas patologías crónicas es "elegir aquello que de verdad les gusta y practicarlo de acuerdo con su nivel de resistencia física".

En ese sentido, agrega, el tango es un buen punto de inicio, sobre todo para quienes tienen un pasado sedentario. "Porque lo que nosotros recomendamos a los pacientes es que elijan según su gusto, pero también según su resistencia".

La doctora Liliana Gambini, jefa de la Unidad de Dolor Crónico Musculoesquelético de la Clínica Indisa, concuerda con este punto. "Los pacientes que vemos nosotros, por ejemplo, necesitan bailes que no les exijan mucho, porque corren el riesgo de que se reagudicen sus problemas físicos".

En la unidad atienden con frecuencia a pacientes con fibromialgia y dolores lumbares, a quienes les recomiendan complementar sus sesiones de ejercicios aeróbicos en el agua con la danza árabe -"sobre todo si son mujeres jóvenes", dice la especialista-, y baile entretenido, que es una combinación de distintas disciplinas, como salsa, mambo, merengue y rock and roll, entre otras.

Un punto fundamental, dice la doctora Gambini, es que el baile que la persona con dolor crónico va a practicar cumpla tres condiciones: "Que sea en grupo, para que haya interacción social; que sea algo que lo entretenga, para que no lo abandone precozmente, y que lo mantenga elongado y aumente su capacidad aeróbica".
Tiempo
40 A 60 minutos y dos veces a la semana es la recomendación que hacen los especialistas para practicar bailes.

Danahe Zablah, psicóloga e instructora de danza árabe, comenta que este baile cumple con esos requisitos y más: "Fortalece la musculatura del vientre, por lo que puede ser de gran ayuda para prepararse para un buen embarazo. También favorece una mejor postura corporal y disminuye dolores lumbares y tensiones musculares".

Prescripción médica

A este baile también se le atribuyen múltiples beneficios psicológicos. Sin embargo, en eso, la profesional es cauta: "Hay que ser bien estricta y responsable. A veces las personas vienen con grandes expectativas y sobredimensionan lo que pueden conseguir. Sólo sé que para sanar una depresión o estrés se necesita una terapia profunda".

La doctora Liliana Gambini agrega que, de hecho, no existen estudios amplios, randomizados (aleatorios) y doble ciego (participantes no saben si reciben la terapia que es probada) que confirmen estos beneficios.

"Sin embargo, nosotros sabemos que resultan y que sirven para que las personas continúen con su tratamiento en sus casas".

Por eso, agrega, es fundamental que las personas no tomen la práctica de un baile de manera superficial, sino como "una prescripción médica".

Y para continuar

Daniel Araya, profesor de Educación Física de la Clínica Santa María, agrega que en la medida que la persona siente que puede hacer un ejercicio más exigente, puede pensar en bailes más intensos, como el flamenco, la danza moderna y la africana.

Sin embargo, advierte que este tipo de bailes de mayor impacto requieren de ciertos resguardos. "Las personas con sobrepeso, osteoporosis o hiperlaxos es mejor que no lo practiquen y prefieran otros como tango o vals".

Araya comenta que de esa manera las personas se irán "tonificando, fortaleciendo sus músculos, beneficiando su flexibilidad y protegiendo sus articulaciones".

Así, añade el experto, pasado un tiempo podrían derivar a bailes más intensos.