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La anatomía de la conquista

Mientras algunos investigan al rostro humano como un reflejo de la manera de actuar en las relaciones amorosas y de la propia personalidad, anotando nuevas características que son preferidas por el sexo opuesto, otros apuntan a la ropa y al maquillaje como fuentes de comunicación en un futuro romance.

14 de Enero de 2009 | 18:50 |
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Ellas encuentran poco atractivos a los hombres de mandíbula cuadrada, ojos pequeños y nariz grande, rasgos que interpretan como los de una persona proclive a las relaciones pasajeras, según concluyó un estudio de dos universidades escocesas, Aberdeen y St. Andrew, con la colaboración de la inglesa de Durham.

La investigación, publicada en la revista “Evolution and Human Behavior” analizó las respuestas de 700 los hombres y mujeres a quienes se les mostró fotografías de personas del sexo opuesto y se les pidió que mencionaran cuán atractiva le parecía, además de juzgar su actitud para relacionarse sentimentalmente, ya sea de manera breve o duradera.

Mientras ellas dejaron al final de la lista de los más guapos a quienes consideraron promiscuos, los hombres prefirieron a las mujeres cuyos rostros fueron percibidos con más intenciones de buscar romances fugaces.

Al estudiar las respuestas y compararlas con la verdadera forma de comportarse de los retratados, el equipo, encabezado por la doctora Lynda Boothroyd, vio un alto porcentaje de aciertos, por lo que aseguró que las personas estarían capacitadas para percibir la personalidad de un ser humano, con respecto al plano romántico, según los rasgos de su cara.

Cuando se trata de promiscuidad, hablamos de “hombres con mandíbulas anchas y mentón prominente, frente inclinada, acusados pómulos y orificios de la nariz grandes”, quienes se preocupan poco del goce de su pareja y tienen una “eyaculación rapidísima pues no pueden controlarla”, comenta a PuntoMujer el morfopsicólogo español Julián Gabarre, quien lleva años estudiando la relación entre la cara y la manera de ser de las personas.

Gabarre, autor del libro “El rostro y la personalidad” describe también los rasgos de aquellas mujeres que estarían más inclinadas al romance casual. Ellas suelen tener una “frente redondeada, algo inclinada, buena mandíbula, ojos saltones o poco protegidos, boca grande y orificios de la nariz grandes”.

“No obstante, éstas son generalidades que, al igual que en el caso del estudio, son tendencias, pero puede haber factores educacionales que inhiban dicha disposición”, advierte el morfopsicólogo.

En Chile, el antropólogo y profesor de la Universidad de Chile Eugenio Aspillaga comenta que “tal como lo hacen todos los primates, los seres humanos discriminamos muy bien las expresiones, y las del rostro indican estados emocionales que a las personas les puede parecer más atractivas que otras”, y, si bien se muestra algo escéptico a la idea de descubrir la personalidad de alguien con sólo ver el rostro, menciona otra manera de lenguaje humano que expresa propósitos de conquista, que pueden estar graficados a través del maquillaje, con los labios rojos de una mujer o “la sensación de humedad en ellos, que aumenta el componente sensual o de erotismo”.

La forma de la belleza

“La moda es un lenguaje que marca determinadas tendencias culturales, que siempre se ha visto como un negocio de renovación de la industria textil, pero es mucho más que eso. Expresa estados de ánimo, sensaciones del ambiente”, comenta Osvaldo Torres, profesor de la carrera de sociología de la Universidad Central, quien señala, además de la vestimenta, los colores utilizados por las personas para expresar intenciones a partir de los conceptos que ha creado la propia cultura, como “las flores rojas de la pasión o las rosas blancas para de pureza”, interpretaciones que, como explica, irán dependiendo de cada grupo.

Torres advierte del cuidado que se debe tener para utilizar la anatomía del ser humano como un modo de dilucidar su forma de ser, tomando en cuenta el sinnúmero de factores, ya sean familiares, culturales y de la experiencia individual de cada uno, que marcarían el comportamiento, y recuerda una antigua teoría del siglo XIX, desarrollada por el médico italiano Casare Lombroso, quien, tras estudiar 25 mil cráneos de criminales, aseguró que algunas características, como una caja craneana pequeña o el pelo crespo y abundante, eran típicas de un delincuente.

A pesar del debate que genera, existen una serie de estudios que han recogido los efectos que la anatomía humana tiene en su entorno, sobre todo para el sexo opuesto.

Luego de revisar más de 345 mil textos literarios de diferentes épocas, el doctor Devendra Singh, de la Universidad de Texas, concluyó que las cinturas angostas eran el símbolo de la belleza femenina que más han destacado los autores en sus obras.

“El hecho de que los escritores describan una cintura estrecha como algo bello, sugiere que esta parte del cuerpo -conocida como un indicador de salud y fertilidad- representa una característica esencial de la belleza femenina que trasciende diferencias étnicas y culturales", explicó Singh a BBC Mundo.

“Las personas prefieren en una primera aproximación aquellas cosas que son indicadoras consciente o inconscientemente de una buena salud”, coincide Aspillaga, mencionando factores como la simetría facial, la relación de las piernas con el tronco y el tamaño del busto como rasgos que, aparentemente, señalan un cuerpo saludable.

No obstante, asegura que no es imprescindible cumplir con los cánones de belleza anatómica culturalmente aprobados, “si no, ya nos hubiéramos extinguido”.
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