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No todo es libertad en verano

Comienzan las altas temperaturas y las tensiones vividas el mes de mayor estrés del año, desaparecen con la ilusión de las ansiadas vacaciones. Para muchas solteras, los días de relajo son sinónimos de encontrar un “amor de verano”, una aventura casual, pero intensa, con alguien que muy posiblemente no volverán a ver en la vida.

19 de Enero de 2009 | 16:22 |
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Dentro del ambiente despreocupado no se puede dejar de lado los cuidados propios de una sexualidad sana. Si bien es cierto, la nueva sexualidad de las mujeres chilenas señala que ellas también están dispuestas a tener una relación casual sin tener mayor conocimiento de la otra persona, aún no hemos evolucionado al estado de llevar preservativos en la cartera. La razón, según algunas, sería la contradictoria percepción de que ello nos haría parecer una “mujer fácil”.

“El verano, la falta de responsabilidades y las altas temperaturas son el ambiente perfecto para que estas conductas aparezcan”, afirma el doctor Eduardo Ceruti, sexólogo, quien va al trasfondo de este fenómeno. Estas conductas, sin embargo, aclara, tienen que ver con el cómo cada persona ve el mundo, con las costumbres y el apego que tenga frente a la idea de una relación de pareja estable.

La psicóloga Ximena Gac, magíster en psicología clínica de la Universidad del Desarrollo, señala que “este no es un fenómeno nuevo, viene de hace años, pero ahora se nota más porque los temas de la mujer son más publicitados, se hablan sin vergüenzas. Además vivimos en tiempos en que existe una fuerte campaña para promover la igualdad de géneros, así que las costumbres que sólo eran permisos para los hombres, hoy se han generalizado”.

Sin embargo, Ceruti considera que “no es normal que se utilice el sexo sólo como entretención. Cuando una pareja se une es porque quiere tener algo duradero, porque hay un plan en común que puede funcionar”.

Para el facultativo, este fenómeno tiene entre sus principales causas la pérdida de interés por el compromiso de las personas de hoy; “si antes el matrimonio y la familia era un sueño alimentado desde niño, en estos tiempos casi no existen sueños de pareja”.

Argumenta, además, que la negación a una relación estable se debe a la intercomunicación de las culturas, “con la información que obtenemos de los medios de comunicación podemos ver el drama humano, la realidad de otros lugares del mundo y el matrimonio se banaliza, pierde el valor que solía tener”.

Una versión similar tiene la psicóloga, Ximena Gac, quien señala que “las generaciones que responden a este fenómeno son las que vivieron el boom del divorcio en nuestro país, es decir, muchas de estas personas son hijos de padres separados, por lo que su máximo temor es no repetir los errores de sus padres. A sus ojos, la única solución es no comprometerse y establecer relaciones que no tienen futuro. Es un fenómeno altamente relacionado con la frustración”.

Otra de las características del mundo moderno, que para Gustavo Ceruti atenta contra la relación de pareja, es el excesivo valor que se le da a la seguridad personal, donde “todos quieren invertir en sí mismos, comprar departamentos, autos y viajes. El matrimonio requiere de ciertos sacrificios. Siempre le digo a mis pacientes que una relación estable es como un jardín: si quieres tener un lindo jardín debes invertir tiempo, dinero y creatividad, y luego tienes que regarlo toda la vida”.


Más riesgos que beneficios

Si bien el uso de píldoras anticonceptivas está muy arraigado dentro de la cultura chilena, y tienen un 99% de efectividad, ello no es suficiente para sentirse protegidas.

Más allá de querer evitar un embarazo no deseado, el tema de fondo es el contagio de enfermedades de transmisión sexual, las que pueden evitarse, en parte, con el uso de preservativos.

De hecho, es en el verano cuando se registran mayores contagios, e incluso, el 40% de las hospitalizaciones ginecológicas son por causa de infecciones vaginales. Y cada año, más de 300 millones de personas en el mundo se contagian con alguna enfermedad venérea.

El Sida se instala en la memoria colectiva como el mayor peligro de una actividad sexual promiscua, pero diversos estudios realizados en Chile confirman que el uso del condón no es considerado como medida y menos en el primer contacto.

En el mismo sentido, estamos frente a un fenómeno de “femenización del Sida”, es decir, mientras que antes era una enfermedad sólo reconocida entre minorías sexuales, hoy registra un gran aumento en las mujeres contagiadas.

Más allá de este flagelo, las demás infecciones de tipo sexual también son palabras mayores. Es el caso de las clamydias, que no manifiesta síntomas y que registra el mayor número de casos al año. De no ser tratadas pueden aumentar el riesgo de sufrir de cáncer de cuello uterino, además de generar mayor propensión al aborto y a los embarazos de alto riesgo. Incluso, en un 55%, puede significar la infertilidad, tanto en hombres como en mujeres.

A esto se suma la sífilis, enfermedad en aumento en los estratos más jóvenes, y la gonorrea.

Todo lo anterior tiene fundamentos: un estudio sobre conducta sexual realizado el año 2005 por Global Durex en Chile, señala que los chilenos confiesan haber tenido más de diez parejas sexuales en sus vidas, lo cual nos sitúa en las primeras posiciones del mundo en cuanto a promiscuidad.
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