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Y el problema de actitud en la mujer micrempresaria

Gerenta general de Sercotec reconoce la necesidad de apoyo que tienen las mujeres pese a que poseen mayor nivel educacional que los hombres. En medio de la crisis, esta ‘mini Corfo’ será fundamental en el emprendimiento femenino.

05 de Junio de 2009 | 08:39 |
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Las mujeres tienen, definitivamente, un problema de actitud. Si se quisiera caricaturizar, cuando van a gestionar un crédito llegan hasta el mesón, mientras que un hombre se sienta frente al gerente.

Sin embargo, ello no impide que, finalmente, emprendan un negocio y se desvelen por sacarlo adelante, pese a los imponderables que tiene la vida. Y uno de ellos es la crisis financiera que se ha dejado caer sobre las economías del mundo y que ya en Chile está golpeando con fuerza.

Cristina Orellana, gerenta general del Servicio de Cooperación Técnica, Sercotec, sabe que desde hace algunos meses ha comenzado a “bailar con la fea”, el desempleo. Esta institución, en la práctica cumple el rol de ‘mini Corfo’ que entrega apoyo técnico a los microempresarios y subsidios a proyectos que deben concursar por ello.

Ingeniera de la Universidad Central, en vez de vincularse a los negocios familiares en Curicó, optó por el servicio público y postuló a hacer su práctica profesional en Sercotec. Con el tiempo escaló hasta llegar a la dirección regional del servicio en Valparaíso y, más tarde, la dirección regional de Corfo en el Maule.

De esa experiencia aprendió varias cosas, dice, entre ellas que las personas que emprenden deben ser persistentes y levantarse después de caerse. También que deben entender que el apoyo del Estado, es sólo eso, un apoyo, no un regalo. “Se trata de riesgo compartido, porque el ciento por ciento de gratuidad no resulta; la gente tiene que sentir que está aportando y que le duele”, recalca.

En los próximos meses, la labor de ayuda a las pequeñas empresas, a ser más competitivas y participar del mercado, se acentuará teniendo presente que se está hablando de un sector productivo (el 80%) donde una sola persona “es dueño, gerente, chofer, repartidor y estafeta” o a lo más trabaja con un par de personas más que son de su familia.

-¿Preparada para bailar con la fea?
(Se ríe) “Sí... además nos encontramos en un mundo globalizado. Y en tiempos de crisis la incorporación de la mujer al trabajo –que en tendencia es cada vez mayor- se acrecienta. Nuestros incentivos tienen que ajustarse y por eso, acabamos de lanzar los planes ‘capital semilla empresas’ y ‘capital semilla emprendimiento’.
“Históricamente era sólo capital semilla que comprendía 3 millones de pesos de subsidio y para el 2009 lo aumentamos a 6 millones para empresas que estén en etapa de crecimiento o consolidación. Tenemos que estar contra cíclicos”.

Cristiana Orellana se muestra confiada del rol que van a jugar por cuanto la definición de los proyectos ganadores es descentralizada, de manera que localmente se establece qué emprendimiento sirve realmente a la localidad.

Agrega que como no tienen una caja infinita durante este año podrán apoyar unos dos mil proyectos lo que significa llegar a 10 mil personas. Y, dice, que 5 familias en una localidad rural tienen mayor impacto que 10 de Santiago.

Al entrar en el terreno del emprendimiento femenino, Cristina resalta un programa de generación de competencias para emprendedoras que desarrollaron el 2008 junto a ComunidadMujer a través de la mentoría. Llegaron a mil 500 mujeres (meta que comprometieron con el Sernam) y lograron caracterizarlas, es decir, saber quiénes son, cuánto venden, cuál es la utilidad de su negocio, si están o no en los sistemas de salud o pensiones, si son casadas o viudas. “Esto nos permite dar un apoyo mucho más pertinente”, añade.

-Ustedes les dan apoyo técnico, ¿esa es una área que le es muy adversa?
“Sí, pero tiene que ver con un problema etario. Si uno se fija, el nivel educacional de las mujeres que se incorporan al trabajo no es menor, incluso es mayor que el de los hombres en un sector de la economía. Están mucho más preparadas porque el grueso tiene enseñanza media completa y enseñanza superior incompleta, pero aún así, cada grupo necesita apoyo técnico distinto para asegurarle a todas, acceso”.

Aún así, explica, las mujeres son avezadas; de hecho, el 60% de los proyectos que se apoyan son de mujeres. “Ellas buscan más, pero tuvimos que empezar a trabajar con ellas un tema de actitud”, dice.

-¿Por qué?
“Si pones a una mujer yendo a pedir un crédito a un banco, lo más probable es que llegue al mesón de atención; el hombre, se sienta frente al ejecutivo. Por eso, no hablamos de micro o mediana empresarias, porque si se parte diciéndoles que son ‘micro’ no se van a parar de igual a igual frente a otro. Ellas son empresarias.
“El tema es cómo las ayudamos a tener la competencia y tener la actitud para poder realizar un negocio. Puede ser que haya que tener suerte, pero hay que tener claro que en la vida uno debe estar preparado, porque si eso se junta con la oportunidad, se va a tener éxito”.

-¿Se reconocen débiles?
“No sé, la mujer tiene que hacer tantas cosas que necesita contención en algún momento. El hombre sólo trabaja, la mujer tiene la empresa, es mamá, esposa, etc. por lo que para ella, el mundo de los negocios, es muy particular. De hecho, nuestros programas tuvieron que incorporar el cuidado infantil porque si no, cómo hacían asistencia técnica a las 6 de la tarde. Ellas llegan a los cursos con sus niños; parte de su dinámica de negocio es andar con ellos, van al banco con sus hijos”.

-En esta realidad, ¿quién les da mejores resultados, el hombre o la mujer?
“Qué difícil pregunta. No podría decir que el hombre no da resultados, sólo son resultados distintos. Las mujeres en su negocio se juegan la vida, obtener un crédito es difícil, todo le es así. Además, culturalmente el hombre está preparado para ser un proveedor, pero ahora hay jefas de hogar.
“Si comparo a nivel de proveedores, no de sexo, las mujeres son mejores; son mejores pagadoras, no deben sus créditos. Son distintos”.

“A ella se le va vida -insiste-. Se paran todos los días, pero si alcanzan cierta estabilidad es difícil que cambien eso; si lo básico lo tienen cubierto y alcanzan una estabilidad, no se mueven”.

-O sea, sigue siendo microempresaria.
“Sí, es probable que no se dé un salto”.

La gerenta de Sercotec remarca que uno de los objetivos fundamentales que los mueven es conseguir que quienes recurren a ellos adquieran conocimientos, por cuanto lo material lo pueden perder, pero no así lo aprendido. Esto encuentra aún más su justificación en el hecho de que cuando un microempresario quiebra, quiebra como persona -“son usted S.A.”- y lo pierde todo: en cambio, un gran empresario tiene responsabilidad limitada y quiebra sólo la empresa.

“Cuando ocurre una catástrofe tenemos que conseguir que un microempresario se pare en un mes; un empresario grande cobra el seguro. Estamos trabajando permanentemente en el desafío de nivelar la cancha”, concluye.
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