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Sexo agendado

El estrés de la rutina va dejando los espacios de intimidad con la pareja a un plano alejado de las prioridades diarias. Es por esto que los especialistas recomiendan programar un espacio para compartir con el otro.

30 de Abril de 2009 | 16:12 |
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Martes

9.30: reunión ingeniería
14.00: almuerzo proveedores
18.00: meeting planeamiento
22.00: sex



Las cifras son lapidarias y hacen tambalear la idea de la línea evolutiva del ser humano cuando se comparan estudios como el del Centro de Sueño de Edimburgo, que señaló que al 80% de los hombres y mujeres del Reino Unido le interesa dormir antes que entregarse a la intimidad, con los resultados de las investigaciones del Instituto Max Planch de Antropología Evolutiva, que concluyeron que los chimpancés salvajes cambian carne por sexo.

La diferencia con los primates pasa a engrosar los fundamentos de por qué la falta de deseo parece ser en la actualidad una epidemia, en medio de la vorágine del diario vivir.

“A veces el exceso de trabajo, las presiones económicas o el criar niños pequeños, pueden, transitoriamente, disminuir el deseo y la actividad sexual de la pareja”, explica el doctor Gabriel Dukes, director del Centro Chileno De Sexualidad.

Es por esto que los especialistas han comenzado a proponer a sus pacientes que planifiquen los momentos de intimidad; que así como en su horario, a las 14 horas está marcado el almuerzo de trabajo y a las 19 hrs. apuntaron sus clases de spinning, guarden un espacio en su agenda para la vida sexual.

“Los sexólogos señalan la importancia de asignarle a la sexualidad un lugar prioritario dentro de la vida; no dejar que el sexo se convierta en algo que se deja para después de haber realizado todos los quehaceres. En la consulta observamos que incluso pareja jóvenes y sin hijos se quejan de no tener tiempo ni energía para hacer el amor; confiesan que van dejando la vida sexual como la última ‘tarea’ a cumplir”, explica la psicóloga, doctora en psicología clínica y terapeuta de parejas Alejandra Godoy.

Ella señala, ante la duda de si coordinar estos encuentros transforma o no en mata-pasiones la intimidad en pareja, que el sexo concebido como algo “natural y espontáneo” no es nada más que un mito, y que, “dada la escasez de tiempo en nuestra auto-sobre-exigida sociedad actual, llena de distintos deberes, lo más recomendable sería que la pareja planifique junta –en forma lúdica y cómplice– cuándo hacer el amor. (Además), si ambos saben previamente que van a tener un encuentro sexual, inconsciente o conscientemente, se van preparando para ello. No hay que olvidar que la atmósfera erótica empieza mucho antes que el acto mismo”.

Evitar la sensación de distancia

“Cualquier pareja puede pasar por períodos donde la sexualidad se torna algo monótona y rígida, donde el deseo de uno de los miembros o de ambos disminuye, transformando la vida sexual en una actividad que carece de la pasión y erotismo. (Pero) se debe comprender la importancia propia que tiene la sexualidad, que los miembros de la pareja se preocupen del tema y generar las condiciones necesarias de espacio-tiempo para estar juntos”, comenta Dukes.

Es por esto que Godoy aporta varios consejos que permitirán replantearse el tiempo destinado a la intimidad y abrirse a la posibilidad de destinarle el tiempo que amerita:

1.- Aquellas parejas que duermen con sus hijos en la misma pieza, a veces, incluso, en la misma cama, “deberían considerar las consecuencias negativas tanto para el hijo como para la intimidad emocional entre ellos y, por supuesto, para su vida sexual”.

2.- Al momento de buscar los espacios en pareja, se debe tener cuidado en no caer en el extremo de la rutina “y hacer una vida sexual tan predecible y monótona que se le reste posibilidades a todo lo inesperado o inspirador”.

3.- “Más que la rutina, lo que habría que evitar es la sensación de distancia que provoca el hacer el amor en forma mecánica”, sin vivir el momento, pensando en otras cosas o preocupados de alcanzar alguna meta concreta.

4.- Una vez reencontrado el espacio entre los dos, “tener en cuenta que la satisfacción sexual se asocia a la confianza, a la familiaridad y al conocimiento mutuo del funcionamiento corporal y psico-emocional del otro. Si una pareja ha logrado encontrar y adaptarse a aquellas formas que le son más placenteras, no deberían sentirse obligados a esforzarse en continuar eternamente explorando innovaciones”, concluye.