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“Las mujeres están, todo el tiempo, tratando de que no descubran que no son perfectas”

Esta joven escritora argentina revolucionó los blogs con una serie donde devela a las mujeres con humor e ironía. Insiste en rechazar la imagen de las mujeres subnormales a la que se le dicen puras estupideces. Su mirada crítica es estimulante.

22 de Octubre de 2009 | 08:50 |
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“Si realmente hubiera existido un libro revelador, un libro que explicase los secretos femeninos por los cuatro costados, los hombres habríamos adquirido en masa la enciclopedia.... Este libro, es un libro para el hombre fanático”.

Así presenta un varón, en el prólogo, el libro “Bestiaria”, de la escritora argentina Carolina Aguirre (31), más conocida por su blog de igual nombre que se empinó como uno de los más leídos del continente con más de un millón y medio de visitantes y resulta una suerte de diccionario de tipos de mujeres.

Entre ironías y verdades, esta guionista de cortos ha dedicado sus últimos 6 años a escribir sobre las mujeres y no sobre los hombres, porque a ellos no los entiende, y sus columnas han conseguido remover más de alguna ‘conciencilla’.

A la par de este éxito, Carolina realizó un proyecto literario en la web, ”Ciega a citas”, que también se convirtió en libro. Durante nueve meses cautivó, bajo el seudónimo de Lucía González, con la historia de una soltera que requería encontrar novio en 227 días (personaje y trama que la acerca bastante a nuestra chilena Consuelo Aldunate).

Hoy, con su tercer blog en los ranking, “La peleadora”, sigue conquistando fanáticos, especialmente en el mundo cibernauta y haciéndose escuchar.

De paso por Santiago, Carolina Aguirre se declara bastante escéptica de todos aquellos agoreros que aseguran que Twitter y Facebook van a sepultar al blog. “Cuando apareció el cine, dijeron que el teatro iba a morir, cuando apareció el video o la televisión, dijeron que el cine iba a morir y no se murió ni el teatro ni el cine; las cosas pueden coexistir pacíficamente”.

Convencida más de la cualidad de soporte literario (como un libro o revista), más que red social, ella defiende al blog como la forma en que pudo volver a la escritura. Pese a estudiar comunicaciones, su destino estaba marcado por la empresa de diseño de muebles de su familia, en donde aterrizó tras poco tiempo en el mundo audiovisual. Desde una gerencia, sentía la necesidad de expresar sus ideas, dio origen a “Bestiaria” y se largó.

“El blog funciona muy bien como vidriera del escritor, es como el nuevo cajón del escritorio –en donde dejabas las cosas antes de mandarlas a una editorial o ahí quedaban-, pero ahora, las subes a la web y están ahí para que las pueda ver todo el mundo”, afirma.

-¿Por qué elegiste este camino?
“Me interesaba hacer una obra en el formato digital; así como a alguien se le ocurrió hacerlo en papel cuando era oralmente, y nacieron los manuscritos y después la imprenta, el blog es un nuevo soporte. No me interesa como red social... no me interesa hablar con todo el mundo ni conocer gente nueva (se ríe)”.

-¿Twitter no es tu camino?
“No tengo Twitter, no tengo Facebook y lo detesto profundamente. Tuve Facebook y me enloqueció que, cuando ya tenía una fama moderada, todo el mundo te agrega. Cuando lo abandoné tenía 2 mil contactos que en vez de trabajar en la oficina se daban el tiempo de mandarme test para saber qué verdura era, o qué Simpson sería. Gente que se la pasa todo el día prendida a Facebook mandando estupideces y perdiendo el tiempo. A mí no me interesa... ¡ponéte a laburar!”

-Pero podías ignorar los contactos.
“Es muy difícil, porque cuando vos escribís un libro hay mucha gente que le gustaría decirte cosas y no sabe como ubicarte. El tema de escribir on line es que, no sólo están disponible, sino que a un click de distancia y puedes mandarle a otro todo lo que se te ocurre; pedidos, opiniones, insultos, de todo.
“Imagináte en Facebook; buscan tu nombre y ¡pap! Y si nos los aceptas, sos una pedante, qué te crees que sos, yo que te leo y si los aceptas, terminas con 20 personas que conoces y 1.800 que no sabes quienes son”.

-¿Estar en un blog como escritor implica tener cuero duro ante la amplia crítica?
“Sí, y es peor. Yo no sé si le diría a un escritor en su cara tu libro me pareció una mierda. Escudado en el anonimato que da Internet la gente dice cualquier cosa.
“Por un lado está bueno que la gente se pueda acercar al escritor y se anule un poco la posición rígida entre ambos; pero también anula una distancia higiénica porque no se le puede mandar de todo al escritor”.

-¿Cómo se enfrenta eso?
“Uhhhh, es insoportable. El blog “La Peleadora” recibe mails tan irrisorios que hice una sección que se llama ‘correo increíble’ donde pongo los tres peores mails que me mandaron en el mes. Me preguntan sobre casas prefabricadas, si tengo una amiga para presentarles, si soy una prima perdida hace mucho tiempo, que les lleve sus novelas a la editorial para que se las publiquen, que les consiga pega en el diario. Eso es todos los santos días y si no contestas, sos una pedante”.

Carolina Aguirre asegura que sólo la necesidad vital de escribir fue la que la llevó a armar su primer blog, pero no tenía ninguna expectativa. “Sólo quería escribir sin tener que pasar por el escritorio de un editor, nada más. Pero cuando tienes un blog y tenés lectores, tienes un compromiso con ellos de escribir dos veces por semana, porque ellos te están esperando”, cuenta y agrega que eso le sirvió para hacerse, otra vez, el hábito y oficio.

-¿Nunca imaginaste lo que iba a pasar?
“No, yo sólo sería escribir porque venía de años de no hacerlo y tenía mucho miedo no volver a hacerlo. Cuando empecé, era muy chiquito y las mismas lectoras me decían esto debiera ser un libro y de hecho, se empezaron a acercar editoriales pequeñas hasta que llegué a Alfaguara”.

-¿Tuviste temor de que nadie te leyera?
“Sí, pero me parecía que la idea era buena, más allá de cómo la ejecutara. Siempre he pensado en lo que a mí me gustaría leer y no existe. “Ciega a citas” era lo que yo quería leer en 9 meses aunque lo hubiera escrito otra persona”.

-¿Por qué?
“Porque sentía que los medios no le hablaban a las mujeres que eran mis amigas, a mí. Las revistas femeninas, hace 5 años, hablaban de cosas hiper superficiales como ‘15 cosas para no llorar en la oficina’, unas estupideces y problemas que no se condescendían con los que tenía yo. Entonces era gerente de producción y tenía 40 albañiles que no querían trabajar porque había un partido de Boca.
“‘Cómo no pelearte con tu amiga’ era un artículo, mientas a mí se me caía encima el techo de un supermercado. Le hablaban a mujeres atrasadas, siempre secretaria en una oficina con jefe o jefa. ¡Yo era mi propia jefa!
“Necesitaba hablar de otro tipo de mujeres, más reales, con otro tipo de contradicciones, ocupaciones y en un lenguaje menos distante, menos superficial, menos de mujer estándar, común. A mí no me interesa escribir para quien quiere saber ‘cómo conquistar a tu chico’”.

-Tras leer “Bestiaria” llegué a la conclusión de que tú eres la peor enemiga de las mujeres, nos descubres de una manera brutal.
“Sí, hay algunas lectoras que se molestan porque se sienten descubiertas y yo no entiendo qué es lo malo. ¡Qué te importa, qué es lo que tenemos tanto que esconder! Me dicen que soy como una espía, pero no tengo problemas en mostrarme; estoy amigada con mi cartera, con mi cromosoma chueco (se ríe).
“A las mujeres nos ha hecho mucho, mucho mal la publicidad, las series y el cine de los 80 y 90 tan aspiracional. Nos ha hecho mucho mal ‘Sex and the city’, creernos que alguien lleva esa vida sobre unos zapatos Manolo, que tiene un novio espectacular y tiene una columna en un diario top. Las mujeres empiezan a sentir que si no alcanzan el estándar es una deforme, con cola y eso le hace mucho mal y desde esa posición están todo el tiempo tratando de que no descubran que no son perfectas, que no tienen Manolo o que queman todo en la cocina. Son los cuentos de hadas y todas esas boludeces que nos han metido en la cabeza”.

Carolina afirma que en el último tiempo se ha producido un cambio en donde, algunas se permiten ser medio perdedoras, loser y no les importa disimular cosa que, al parecer, empezó con Bridget Jones. “Antes cuando alguien preguntaba qué hiciste el fin de semana contestaban que habían ido a tal o cual parte u obra. ¡No!, mentira, se la pasaron en pijama, mirando tele y comiendo sobras de la heladera con Coca-Cola caliente”, asegura.

-¿La reacción que generó tu blog “Bestiaria” fue eres una maldita o gracias, me liberaste?
“Hubo de todo. Con “Bestiaria” a la gente le encanta, le encanta y le encanta hasta que un día se encuentra y ahí... bueno, este no me gustó tanto”.

-Este libro es una especie de arma de fuego en manos de un hombre.
“Puede ser, pero igual, ni con el libro no hay forma de que...”

-¿Nos entiendan?
“El tema es que no entiendo para qué nos quieren entender. Yo no entiendo muchas cosas de mi marido, pero tampoco me interesa; no me interesa entender cómo él llega a la conclusión de que la razón de su vida es comprarse un Ipod o cómo pega el revés Nadal. Me aburre entender a los hombres, supongo que ellos nos quieren entender porque con eso creen que se van a transformar en unos latin lovers”.

-En tus dos libros hay un sustento de humor, pero ¿no sé si es de humor negro o sólo ironía?
“Las dos cosas. Tengo un humor ácido, muy cruel, siempre y es inevitable. No deja ser ficción aunque está basado en observaciones reales, pero no se refieren a personajes concretos de carne y hueso. No sé si alguien se ajuste a un tipo, todos tenemos un poco de todo, ninguna es puramente una. Soy exagerada para que el ejemplo funcione mejor y el efecto sea cómico y con ello es inevitable caer en la crueldad”.

Casada desde antes de comenzar a escribir, a diferencia de Lucía González, Carolina reconoce que hay muchas cosas que son de ella aunque precisa que su madre no es tan así.

-¿Cuánto es caricatura y cuánto es estereotipo en tus libros?
“La caricatura en el humor es inevitable porque, justamente, lo que hace es exagerar los trazos más distintivos y el estereotipo es una generalización y yo no lo hago. Hago lo opuesto; no clasifico mujeres por sus generalidades de rubias o morenas, sino que lo hago por sus particularidades, sus rarezas. Hago exactamente lo contrario, las clasifico por la forma de divorciarse, de tomar el té, de llevar una dieta que es lo que las hace únicas. Y ahí la paradoja, porqué esa forma como se engañan al hacer dieta es lo que las hermana y hace personas reales”.

-¿Vas a escribir un bestiario?
“Bueno, en el blog hablo bastante de mi marido, todo junto, ‘mimarido’, donde pongo las cosas que nos pasan y de hecho, ya es un personaje.
“Me encantan los hombres, pero no me interesa escribir de ellos. No me interesa la guerra de los sexos, siento que nos atrasa mucho estar mirando siempre cuánto ganan ellos y cuánto nosotras. Me concentro en lo que quiero para mí”.

-Pero les abriría los ojos de como son.
“Sí, pero no los conozco, no sé que pasa dentro de sus cabezas, cómo entender que si se compran tal raqueta van a ser como Nadal”.

Los hijos, explica Carolina, deberán esperar unos años porque tiene varios proyectos en carpeta. “Ciega a citas” se va a convertir en una serie de televisión, está terminando una novela que va a salir directo en librería –“lo que me tiene un poco aterrada”- y está a punto de sacar una obra de teatro.

“Siento que tengo una responsabilidad moral de transmitirle a mi hija que he sido una mujer con una carrera, con una pasión, tengo una responsabilidad de formar a las mujeres de futuro como mujeres con vocación, no mujeres que reciben como respuesta de sus madres no sé, pregúntale a tu padre”, afirma.

-¿Tan así? ¿No somos una generación más liberada?
“Que seamos mejor, no quiere decir que sea suficiente. La mitad de las mujeres dejaron sus carreras para tener hijos y sus hijas, de mi edad, tienen un chip en la cabeza que nunca las deja despegarse de ese modelo”.
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