Podría ser una moda. Una respuesta al boom de la cosmética natural. Pero lo cierto es que los aceites de jojoba, almendras, germen de trigo, sésamo, rosa mosqueta, árbol de té y olivo, por nombrar los más conocidos, han sido utilizados con fines cosméticos y terapéuticos por siglos.
La diferencia es que hoy la ciencia y la tecnología avalan esta tradición milenaria, por lo que cada vez más productos orientados al cuidado de la piel y el pelo tienen como base en sus formulaciones algún aceite esencial. Y no estamos hablando sólo de líneas alternativas o naturales.
Los aceites esenciales (o vegetales) son líquidos grasos que se obtienen de frutos o semillas de plantas oleaginosas.
Son ricos en proteínas, carbohidratos y vitaminas, entre otros componentes, y tienen gran poder emoliente (cualidad de suavizar y proteger la piel). Sus propiedades físico-químicas los hace muy compatibles con la estructura de la piel: "Son lipofílicos, es decir, se mezclan fácilmente con la grasa de la piel y poseen un tamaño de molécula menor que las membranas celulares, por lo que penetran con gran facilidad llegando hasta las células más profundas de la epidermis", explica la cosmetóloga Patricia Bernal. Al ser absorbidos de manera fácil y homogénea, sus activos se incorporan al metabolismo eficazmente.
Aceites para hidratar
Con los años, los niveles de hidratación de la piel decaen, y las líneas de expresión y arrugas se hacen cada vez más notorias. Los aceites vegetales reemplazan los lípidos naturales que se pierden con el envejecimiento, hidratan, nutren, favorecen la elasticidad, dan brillo, regeneran y cicatrizan la piel.
Aunque suele contraindicarse el uso de aceites en pieles demasiado grasas o con acné, es un mito creer que éstas no necesitan humectarse. Todo lo contrario: muchas personas tienden a usar productos que le quitan el sebo natural a la piel, lo que desencadena una sobreproducción de grasa para conseguir el equilibrio. Utilizar productos ricos en aceites esenciales entrega la señal de que ya hay suficiente hidratación, así las glándulas sebáceas se relajan y terminan la producción exagerada de sebo.
Algunos aceites esenciales, como el del árbol de té, son beneficiosos para las pieles acneicas ya que suplen su déficit natural de ácidos grasos esenciales como el omega-3 y el omega-6. El aceite de lavanda tiene un efecto antibacteriano y el de albahaca limpia la piel y previene la aparición de granos.
Sin embargo, las pieles demasiado sensibles deben cuidarse de aplicar productos a base de aceites, ya que pueden producir alergia, "sobre todo con los aceites muy estimulantes, como el de albahaca, menta, pino y romero", advierte Patricia Bernal. Es mejor consultar con un especialista de la piel para evitar reacciones adversas.
Aceites x Función
Pieles con manchas: aceite de almendras amargas.
Pieles envejecidas: aceite de rosa mosqueta, aceite de jojoba.
Pieles desvitalizadas: aceite de macadamia y aceite de sésamo.
Pelo graso: aceite de salvia y de árbol del té.
Pelo con caspa: aceite de bergamota y jojoba.
Pelo desvitalizado: aceite de romero.