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Envejecimiento de los huesos, riesgos de fracturas

05 de Enero de 2010 | 11:53 |
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Entre los millones de estadounidenses cuyos huesos van adelgazando conforme envejecen, surge la siguiente duda: ¿Quién debería ser atendido con fármacos para mejorar los huesos?

Hasta hace poco, muchos médicos y empresas farmacéuticas que producen estos medicamentos estuvieron diciendo que casi todos, particularmente las mujeres blancas de edad avanzada, quienes enfrentan el mayor riesgo de sufrir una fractura osteoporótica algún día.

Estas fracturas de bajo traumatismo son debilitantes y costosas, sumando más de 17,000 millones de dólares al año a la cuenta del cuidado de salud en EU.

Entre personas ancianas que sufren fractura de cadera, de 10 a 20 por ciento muere en los siguientes seis meses; muchos más pasan el resto de su vida en asilos o terminan necesitando cuidado constante en casa.

La Fundación Nacional de Osteoporosis informa que “aproximadamente una de cada dos mujeres caucásicas experimentará una fractura relacionada con osteoporosis en algún punto de su vida, al igual que aproximadamente uno de cada cinco varones”.

“Si bien la osteoporosis es menos frecuente en el segmento negro de EU”, prosigue la fundación, “quienes la padecen presentan el mismo riesgo elevado de fracturas que los caucásicos”.

Sin embargo, los fármacos disponibles actualmente para mejorar la densidad ósea difícilmente son perfectos. Son caros, pueden tener efectos secundarios y resultan efectivos apenas 50% de las veces en la prevención de fracturas.

Antes de someterse a cualquier tratamiento, debería considerar los riesgos posibles contra los beneficios conocidos.

Si usted tiene osteoporosis, definida como “T score” — la medida estándar para comparación de la densidad ósea — de -2.5 o menos, o si ya ha sufrido de una fractura osteoporótica del antebrazo, la cadera, hombro o la columna vertebral, la respuesta es clara: atiéndase. Para usted, dicen los expertos, se espera que los beneficios del tratamiento superen considerablemente los riesgos.

Pero, ¨qué ocurre con el número mucho mayor de mujeres y hombres cuyos huesos no son tan fuertes como lo eran cuando tenían 30 años, pero que aún no se vuelven osteoporóticos, con resultados del T score de -1 a -2.5 en la cadera o la columna? Se dice que padecen de osteopenia, la cual pudiera o no conducir más tarde a la osteoporosis. ¿Quiénes entre ellos se beneficiarían en mayor medida del tratamiento?

Útil herramienta

A fin de contribuir a responder dicha pregunta, la Organización Mundial de Salud creó una polémica herramienta conocida como FRAX, calculadora de riesgo en Internet enfocada a brindarle ayuda a médicos y pacientes para que analicen la probabilidad de fracturas osteoporóticas en el futuro y determinen si la terapia con fármacos pudiera prevenirlas. (La calculadora está en: www.shef.ac.uk/FRAX/index.htm.)

La polémica se centra mayormente en el hecho que no se ha factorizado todo contribuyente posible al riesgo de fracturas en la fórmula del FRAX. En su más reciente “Guía Médica de Prevención y Tratamiento de Osteoporosis”, la Fundación Nacional de Osteoporosis de EU proporciona una lista de plena de los factores en el estilo de vida, condiciones médicas, enfermedades y medicamentos que contribuyen al riesgo de osteoporosis y fracturas.

En particular, en el FRAX está ausente el ejercicio con pesas, que genera ciertos beneficios, así como una dieta que fomente el desarrollo óseo, lo cual, en sí, está sujeto a cierto debate. Sin embargo, la fórmula de la OMS incluye a la mayoría de los principales elementos, conocidos como factores de riesgo clínico, que afectan la salud de los huesos. Y si se usa de manera apropiada, puede dar como resultado decisiones de tratamiento mucho más prudentes de las que, de lo contrario, pudieran tomarse.

Esta fórmula proporciona un medio para estimar la probabilidad de que una persona sufra una fractura de cadera o importantes fracturas osteoporóticas en los próximos 10 años, suministrando cifras que tanto médicos como pacientes pueden entender.

Los factores de riesgo que considera son la edad, sexo, peso y estatura, alguna fractura previa, un padre con fractura de cadera, tabaquismo, tratamientos usando corticosteroides, consumo de alcohol, artritis reumatoide y osteoporosis secundaria a causa de una deficiencia de vitamina D ó exceso de la hormona paratiroidea.

Esta fórmula puede aplicarse a hombres y mujeres a lo largo del espectro de raza y etnicidad. Aunado a lo anterior, se puede usar sin conocer el resultado de la densidad ósea de la persona, aunque tener el resultado de este examen puede mejorar la exactitud del pronóstico.

“Si, mediante el sistema de FRAX, el riesgo de fractura de la persona es realmente bajo, probablemente una prueba de densidad mineral ósea no cambiaría ese riesgo en gran medida”, comentó la Dra. Susan M. Ott, especialista ósea afiliada con la Universidad de Washington en Seattle, en una entrevista. “Y si el riesgo, usando la calculadora FRAX, es realmente alto, no hace falta la prueba: Usted necesita tratamiento.

“Empero, si su riesgo FRAX está en un nivel intermedio, someterse a una prueba de densidad mineral de los huesos puede ayudarle a decidir si necesita o no el tratamiento”.

En la revista de Osteoporosis Internacional, el Dr. Ethel Siris del Hospital Presbiteriano de Nueva York y el Centro Médico de la Universidad de Columbia, nota que si bien las personas con osteopenia presentan un bajo riesgo de fractura, muchas más caen en esta categoría intermedia de densidad y “las fracturas totales superan a las ocurridas entre personas con osteoporosis”.

Siris dice que el FRAX contribuye a la identificación de “aquellas personas en el rango de baja densidad mineral en los huesos que enfrentan el mayor riesgo de fractura”.

Cálculos de la muestra

En Correlaciones Clínicas, bitácora en línea de medicina interna de la Universidad de Nueva York, la Dra. Judith Brenner demostró el poder de la herramienta FRAX. Brenner calculó el riesgo de una mujer blanca, de 60 años de edad, que mide 1.52 m y pesa 48.5 kilogramos, sin historial familiar o personal de fracturas y sin antecedentes de tabaquismo o uso de esteroides. Mediante el FRAX, el riesgo de que esta mujer sufra una fractura de cadera en los 10 años siguientes es de 1.5 por ciento.

Si la misma mujer más bien pesara 88 kilogramos, su riesgo descendería a 0.5 por ciento (adelante, más sobre las razones). Pero, si alguno de los padres de la mujer de 48.5 kg hubiera sufrido una fractura de cadera, su propio riesgo aumentaría a 1.9 por ciento. Si a esto se suma el tabaquismo, el riesgo asciende a más o menos 2.9 por ciento. Si agregamos esteroides, el riesgo crece hasta 5.9 por ciento. Y si agregamos el consumo diario de dos o más bebidas alcohólicas, entonces el riesgo se dispara a 9 por ciento.

En vez de 60, digamos que la mujer tiene 80 años, es de complexión esbelta y sin historial familiar o antecedentes personales de fracturas, tabaquismo o uso de esteroides. Brenner calculó su riesgo de sufrir una fractura de cadera en 10% en los próximos 10 años, así como en 35% una fractura de importancia y de tipo osteoporótico.

Si consideramos el costo y la efectividad de los tratamientos establecidos, escribió Brenner, para decidirse por un tratamiento, “el número mágico está en un riesgo de fractura de cadera que aumente a 3% en los próximos 10 años o un riesgo de 20% de cualquier otra fractura grave de tipo osteoporótico”.

Cuando se trata de la salud ósea, reditúa que el individuo sea más pesado. Ott dice que las mujeres tan delgadas como las modelos enfrentan un riesgo considerablemente mayor de partirse un hueso. El peso corporal extra ejerce mayor tensión sobre los huesos, lo cual los estimula a volverse más fuertes.

Aunado a esto, la grasa corporal produce estrógeno, lo cual contribuye a fomentar la fuerza ósea, particularmente en mujeres postmenopáusicas.

Pero, incluso para la gente esbelta, el ejercicio de manera regular con pesas genera un enorme beneficio para los huesos. “Caminar, senderismo, bailar cualquier cosa que implique cargar peso puede contribuir a proteger las caderas y la columna”, notó el Dr. Ott.

Una dieta saludable para los huesos de mujeres mayores de 50 años contendría aproximadamente 1,200 miligramos de calcio y 1,000 unidades internacionales de vitamina D todos los días. Para quienes toman ácidos grasos Omega-3, Ott recomendó el uso de aceite de semilla de linaza en vez de aceite de pescado; este último tiene cantidades desconocidas de vitamina A, la cual puede deteriorar los huesos si se toma en exceso.