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El clóset secreto de los “crossdresser”

Tienen vidas normales, varios de ellos están casados y con hijos, pero quieren verse como mujeres y sentirse como tal.

29 de Enero de 2010 | 17:26 |
“Sentí (y aún siento) la necesidad de vestir ropa de mujer”, asegura Vanessa, quien en realidad es hombre, en su página dedicada a quienes comparten el mismo gusto que ella: el “crossdressing”.

Se trata de una “tendencia en los hombres, no necesariamente homosexuales”, en que “la concreción de la fantasía está dada por los elementos de maquillaje femenino y la ropa femenina”, afirma Any Krieger, psicoanalista argentina, en su libro “Sexo a la carta, costumbres amorosas en el siglo XXI” (Lumen).

Si bien esta conducta puede aparecer tanto en hombres como en mujeres, es más frecuente encontrarla entre varones, y precisamente son ellos quienes llenan internet de fotografías, páginas de apoyo y tips de belleza.

“Sostienen mucho que no dejan de ser hombres por vestirse de mujer, que sólo lo hacen en las fiestas especiales (...) No es un cambio de sexo, es una elección de cambio de género (para divertirse)”, relata la psicóloga, mientras que en Crossdresser lo explican como “personas heterosexuales que tienen una vida normal, como cualquiera, con trabajo, familia, polola, hijos, pero que a modo de fetichismo -y como a algunos les gusta ser sadomasoquistas- a ellos les gusta ponerse ropa de mujer y sentirse como tal”.

“En mi experiencia personal, la fascinación con la ropa de mujer comenzó cuando era muy joven”, continúa en su relato Vanessa. “Debo haber tenido cerca de cuatro años, y recuerdo que recorría grandes distancias para adquirir y usar el camisón de mi mamá. Mi recuerdo más vivo es de adolescente, nervioso al comprar un par de medias de un supermercado local y luego vestirlas, mientras caminaba a casa, llevándolas bajo mis pantalones”.

“En Chile no se habla mucho del tema”, como se asegura en la página nacional dedicada a los “cross”. “El común de las personas catalogan esto como sucio, degenerado o parte de ser travesti y asociado a la prostitución, pero no es así”, se explica, agregando que hay más personas de las que se cree que pertenecen a este grupo, y que muchas de ellas sufren al no encontrar un espacio para conversar del tema y menos para dar rienda suelta a sus impulsos por vestir de mujer.

"Siempre pensé que sería un niño normal, pero todo cambió cuando no podía dejar de pensar en las medias de mi madre", es una de las frases que decoran el espacio virtual, decorado por imágenes de Mary Jane, un crossdresser que no duda en posar junto a su esposa, ambos vestidos de corsé y medias caladas.

“Nunca pienses que estás enfermo”, “ser crossdresser no es ser gay”, “acéptate tal cual eres”, se puede leer entre los consejos que la web entrega en sus páginas de apoyo, así como también se cuestiona el hecho de confesar o no a la esposa que se es un crossdresser, por el posible sentimiento de engaño que podría suscitar tal revelación.

El dominio que ya es incompetente

“El hombre ya no representa una fortaleza, ya no es el que nos rescataba como en las novelas de caballería (...) Ni tampoco tiene la misma fuerza social. Las mujeres, en cambio, han acumulado, a través de “destapes” o de la llamada liberación sexual, un lugar menos elegante para el hombre, y en este nuevo dominio, las mujeres ya no se ubican detrás de él”, señala Krieger, quien toca en su texto los cambios sociales que hombres y mujeres parecen haber vivido desde los años ’60, y donde ellas han ganado más terreno y ellos han desarrollado aspectos más sensibles de su personalidad.

Para la psicóloga, se corren tiempos en que “la seducción en el hombre (...) ya no tiene un valor aristocrático en el entorno fálico”. Eso “va y viene en los sexos, como una situación de dominio incompetente”.

La argentina explica que, en esta pérdida de poderío masculino en la sociedad, hoy se converge en la bisexualidad como “un remedio para purificar cierta desobediencia en la propia vida masculina o su pérdida de lugar aparente o cierto; como dicen los “cross”, es bueno vestirse de mujer, usar sus prendas, para entenderla más’”.
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