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Alemanas desechan un tabú rumbo al trabajo

01 de Marzo de 2010 | 10:14 |
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Neuotting, Alemania. — A Manuela Maier la etiquetaron como mala madre. Una "Rabenmutter" o madre cuervo, por el ave que saca a empujones a los polluelos del nido. Otras madres la aislaron, los vecinos y familiares la reprendieron y la gritonearon en una tienda local.

¿Su delito? Inscribió a su hijo Florian de nueve años cuando la escuela primaria ofreció por primera vez comida y clases vespertinas en otoño pasado, así como llevarlo a su casa.

“Me dijeron: ¿Por qué tienes hijos si no puedes cuidarlos?”, recordó Maier de 47 años. En comparación, dijo, tener un primer hijo fuera de matrimonio hace 21 años sorprendía en esta ciudad tradicional de Baviera, el estado sureño católico y generalmente conservador, comentó.

A 10 años del siglo XXI, la mayoría de las primarias y secundarias de la mayor economía europea todavía terminan antes de la comida, típicamente, alrededor de la 1 p.m., una tradición que se remonta al menos 250 años. Ha sostenido poderosamente la imagen tradicional alemana de la ama de casa y madre, a la que se le reconoce haber producido burgueses bien educados y bien instruidos.

A la Alemania moderna la puede dirigir una mujer — la canciller Angela Merkel, rutinariamente llamada la mujer más poderosa del mundo en la política —, pero parece no ser una coincidencia que no tenga hijos.

El sistema escolar de medio día sobrevivió al feudalismo, el ascenso y caída del culto a la madre de Hitler, el movimiento de las mujeres en los 1970 y la reunificación con Alemania del este.

Ahora, de cara a la necesidad económica, se está desmoronando: una de las tasas de natalidad más bajas del mundo, el espectro de los recortes laborales y estándares educativos a la baja han provocado una reconsideración. Desde 2003, casi un quinto de las 40,000 escuelas de Alemania ha introducido paulatinamente programas vespertinos, y muchas planean hacerlo pronto.

“Ya no podemos darnos el lujo de este tabú”, señaló Ursula von der Leyen, la ministra del Trabajo alemana. “El país necesita mujeres que puedan tanto trabajar como tener hijos”. Una madre de siete hijos y doctora convertida en política, von der Leyen desconcierta por igual a las amas de casa, y a las mujeres con carrera y sin hijos, por no mencionar a muchos hombre en su Partido Demócrata Cristiano.

Para ella, la propagación de la escuela todo el día en Alemania es “irreversible”, a medida que las mujeres ingresan a la fuerza laboral, ya sea porque buscan satisfacción, son madres solteras o tienen parejas cuyos ingresos no sostienen a la familia. En Alemania, un quinto de los hogares depende del ingreso de las mujeres.

Esta tendencia hace que la atención infantil sea una cuestión de competitividad, señala Karen Hagemann, una catedrática de historia europea y de género en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. “Las altas tasas de natalidad y las de empleo femenino tienden a moverse juntas”, dijo Hagemann, experta en el sistema alemán. “La atención infantil y un sistema escolar que cubra el día laboral son claves”.

En 1763, Prusia fue el primer país en hacer obligatoria la educación para las clases bajas. El sistema de medio día evolucionó en una época en la que se dependía del trabajo infantil. Para cuando Francia y Gran Bretaña establecieron sistemas de todo el día un siglo después, la forma alemana — que subsiste en Austria y partes de Suiza — había echado raíces profundas.

Las clases medias alemanas creyeron por mucho tiempo que ellas y no el Estado debían redondear la cultura general de los niños. Ninguna escuela, se decía, podría superar a una madre.

Edith Brunner, de 41 años, es ese modelo de madre alemán cada vez más raro. Asesora fiscal titulada y madre de cuatro hijos, empezó a trabajar de medio tiempo después de que nació su primer hijo y después lo dejó totalmente. Pasa las tardes revisando tareas y conduciendo de las clases de flauta y piano a los entrenamientos de futbol y gimnasia. Su esposo es físico con buen salario.

Sin embargo, el sistema desalentó a mujeres con mayores estudios a tener hijos; para los cuarenta y pico, una de cada tres mujeres vive en un hogar sin hijos, lo que hace que Alemania, junto con Austria, tenga la proporción más alta de ellos en Europa.

Las viejas costumbres tampoco se adaptaron a una Alemania en la que crecientes números de estudiantes eran inmigrantes, muchos de los cuales necesitaban más ayuda en habilidades básicas.

En 2001, un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el organismo de las democracias más desarrolladas del mundo con economías basadas en el mercado, sobre las habilidades en lectoescritura de adolescentes de 15 años asombró a Alemania al clasificarla en el lugar 21 entre 27 países, y casi al final en términos de movilidad social. Dos años después, el Gobierno dispuso de 5,700 millones de dólares para introducir programas de todo el día en 10,000 de las 40,000 escuelas del país para 2009; participaron 7,200 planteles.

Las madres han respondido con fuerza. Wolfgang Gruber de la autoridad educativa bávara usa palabras como “inundación” y “avalancha” para describir la demanda para la educación vespertina. Entre 2006 y 2009, sólo 40 primarias en Baviera se integraron. Este año escolar, la cantidad de dichos programas aumentó a 150. La meta es clases vespertinas en 540 de las 2,300 primarias, dijo Gruber.

Y, con todo, la transición tiene sus momentos difíciles, como descubrió Maier. Cuidadora de ancianos, Maier aprovechó la oportunidad de la escuela vespertina, pero pronto la sorprendió la reacción de algunas otras madres. En octubre, cuando compraba una lavadora, la madre de uno de los amigos de su hijo la abordó gritándole insultos.

Sin embargo, comentó que el desdén pronto se convirtió en preguntas dóciles sobre las emocionantes actividades vespertinas de su hijo. Varios padres trataron de hacer la inscripción a mediados del trimestre, pero ya había exceso de solicitudes para el programa. Hasta la madre enojada se ha vuelto bastante amistosa, comentó Maier.

En 2008, 64% de las mujeres alemanas trabajaba, en comparación con 66% en Estados Unidos, según cifras de la OCDE. Sin embargo, para madres con hijos menores de 12 años, la cantidad cae a 38%, en comparación con 55% en Francia y 77% en Suecia, de acuerdo a datos mencionados en un artículo de Hagemann en 2006. Sólo 14% de las mujeres con un solo hijo regresó a trabajar de tiempo completo y sólo 6% de las que tenían dos. La tasa de natalidad está estancada en 1.8 hijos por mujer.

Berlín es la única ciudad en Alemania donde todas las primarias ofrecen estudios vespertinos. En la ex Alemania del este, con su tradición de la época comunista de generosas medidas de atención infantil, 37% de los niños menores de tres años tiene guarderías, en comparación con 3% en las regiones occidentales.

Esa historia de conflicto ideológico retrasó las cosas, indicó la ministra del trabajo, von der Leyen. “Las guarderías y las escuelas de todo el día fueron mucho tiempo sinónimo de comunismo”, dijo.

Sin embargo, ahora, esos mismos servicios están atrayendo a occidentales como Urte Dally y su esposo Ortwin que se mudaron a Berlín en 1994. Sus hijas, de 11 y 8 años, van a la escuela de las 8 a.m. a las 4 p.m., y los padres tienen servicio de guardería de 6 a.m. a 6 p.m. de lunes a viernes y días festivos.

Como ministra de la familia durante el primer mandato de Merkel, von der Leyen introdujo créditos fiscales para la atención infantil privada, más establecimientos y su medida característica, “dinero para los padres”, que puede sonar casi inimaginable para los estadounidenses, quienes están acostumbrados a pagar por ese servicio privado.

Con el dinero de los padres, éstos tienen derecho a una licencia completa por 14 meses con 67% de su sueldo. Los meses se pueden adjudicar como quieran ellos, siempre que el padre tome por lo menos dos. Si toma menos de dos — uno de cada cinco lo hace ahora —, el Gobierno sólo paga por 12 meses.

En Siemens, el símbolo industrial de 163 años de antigüedad de Germany Inc., 638 empleados tomaron “meses de padres” en 2008. El año pasado, 964 siguieron rápido.

La orientación hacia la escuela de todo el día y la atención infantil es sólo parte de un cambio más amplio en Alemania. Debido a que los demógrafos pronostican una escasez de 200,000 ingenieros en Alemania para el 2017, Siemens está buscando atraer mujeres, y madres, con lugares reservados en guarderías y campamentos de secundaria en ciencias para muchachas.

Actualmente, 21% del personal de Siemens en Alemania es femenino, pero entre los nuevos reclutas la proporción aumenta a 34%. Siemens es la única entre las 30 compañías más importantes de Alemania que tiene una mujer en su consejo de administración de ocho integrantes, Bárbara Kux de 55 años, soltera y sin hijos.

Si bien los hombres han aceptado el progreso de las mujeres a la fecha, ¿podría aproximarse un conflicto mayor por los llamados a dar los siguientes pasos: cuotas en las salas de reuniones y licencia obligatoria por paternidad?

“Persisten muchos obstáculos, y siempre es posible una reacción violenta”, dijo Hagemann, la catedrática de historia. Sin embargo, ahora se abrigan nociones otrora impensables en Alemania y otras partes. “Todo cambio”, dijo, “empieza con un cambio en la cabeza”.