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“(No quería ser) una vieja arrepentida por no habérmela jugado”

Esta ex mujer de televisión cree que está donde quiere, ayudando a la gente. Tiene claro que habrá una mirada más activa sobre su persona, pero está muy segura de sus capacidades. No teme a los desafíos y para eso trabajará como hormiga.

01 de Abril de 2010 | 08:54 |
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A una semana del terremoto de Haití, dice que si no tuviera familia, se habría puesto su pechera de la Cruz Roja y se habría embarcado para Puerto Príncipe, feliz. Tiene en la mente el recuerdo de su viaje a Tailandia con ocasión del tsunami y, aunque las imágenes son fuertes y el dolor también, siente que podría ayudar en ese pequeño país caribeño.

Así es Andrea Molina, multifacética. Ex secretaria, ex modelo, ex actriz, ex showoman, ex animadora, ex lectora de noticias, ex miniempresaria, hoy se estrena en las pistas políticas como diputada electa por el distrito 10 de Quillota, La Ligua, Calera.

De que se las trae, se las trae; no en vano, desembarcó a un diputado RN con más de 16 años de ejercicio. Ahora, como independiente UDI pretende hacer una diferencia en el Congreso y entregar todos los conocimientos que adquirió en su programa de ayuda social para la gente.

A mes y medio de jurar como parlamentaria, ya corre entre el distrito, Valparaíso y su casa, donde la esperan su marido y sus hijas de 10 y 3 años. Y mientras se pone al día con la actividad legislativa, desarma la tienda de aceites y relajación que había abierto y suspendió definitivamente la atención de su consulta en esta área.

-¿Qué te hizo asumir un desafío tan distinto?
“Esto es bien particular. Hace 8 años venía recibiendo llamados, tentaciones y siempre decía no, estoy haciendo lo que me gusta, me va bien, no es el momento, tengo mi tiempo, mis espacios. Habían muchas cosas que tenía que sopesar bien, uno ya no tiene 20 años, pero sentía que para entrar a la política tenía que estar más grande y sentir que estaba preparada para el salto cuántico. Tenía que estar en una etapa de haber cerrado ciclos, pero siempre observando”.

-¿Qué?
“Siempre he estado por la gente, por mi país. Mi partido es la gente. La última vez que hablé con Longueira –para las municipales- le dije muchas gracias, pero me encantaría ser diputada de la República así como para que se desilusionara. Seguí con mi vida y en eso, me llama Marcelo Forni y me recuerda lo afirmado y agrega ahora, no nos puedes decir que no”.

Entre risas, sin una gota de maquillaje y una belleza a flor de piel, reconoce que cayó en su propia trampa, que ya tenía 40, la edad que se había puesto como desafío y había cumplido sus etapas. “Si no lo hacía ahora, no lo iba a hacer después, me conozco y sabía que era el momento preciso, el instante de mi vida en donde me atrevía o me quedaba ahí. Y dije no, no puedo permitirme eso y ser después una vieja arrepentida por no habérmela jugado. No quería eso en mi conciencia”.

-Pero uno pone cosas en la balanza, ¿qué cosas te decían no?
“Bueno, por cierto. Tengo unas hijas chicas, todo era como quédate tranquila, has estado tantos años, 20, tan expuesta. Pero también conocía lo que se podía hacer, todo el mundo de la mujer, la violencia intrafamiliar, los hogares de ancianos truchos que perseguí, entonces... Estaba súper complicada, hablé con mis papás, mi marido, porque están son decisiones de familia, y Gonzalo me dijo tú eres una persona de servicio, yo veo tu cara, estás alucinada y no puedo coartarte, sé como eres, una mujer que ama lo que hace. Y yo amo estar con la gente, pensar cómo ayudarla, eso me llena el alma”.

-Y tus mayores temores eran, ¿los costos familiares o entrar en la desprestigiada política?
“Las dos cosas. Los familiares principalmente, pero también el miedo a este mundo que es bien complejo y de repente no sabes a quién tienes al frente, qué cosas se pueden estar urdiendo. Pero después me dije el que no se arriesga no cruza el río, inténtalo. Uno se mete para ganar, se la juega a concho, pero todo es tan relativo, tú no decides, es Dios quien decide donde te pone y yo me entregué”.

Resolvió ir adelante y organizarse con su familia al igual como lo hizo en la televisión, cuando salía a grabar programas con su hija menor. “Para mi era importante verlas, mirarlas, tocarlas, que ellas sintieran que la mamá estaba y en la campaña fue lo mismo”, afirma.

-¿No te desanima el desprestigio que tiene la política, el no estar ni ahí con los políticos?
“Sí, de todas maneras, pero yo me ponía en el lugar de la gente. Nunca he pertenecido a ningún partido y me acordaba que en mi casa pelaba a Pedro, Juan y Diego y cuando hacía la campaña le decía a las personas que eso no ayudaba en nada, no contribuía en nada, y por eso estoy en eso. Podría haber dicho que no”.

-Diste tu primer paso, ¿cuál será tu siguiente contribución para cambiar esto?
“El tratar de hacer un giro en lo que la gente piensa de los políticos, por lo menos, poner un granito de arena. Yo no voy a levantar la bandera de lucha de mírenos bien pero haré lo que me atañe dentro de mi rol, que me vean en el Congreso, en el distrito, que me vean cumplir con mi trabajo”.

Tiene claro que va a ir y volver entre Santiago, Valparaíso y su distrito todos los días. Para eso está armando el equipo con el que va a trabajar y tomó comisiones que le interesan como Vivienda y Cultura y que espera le puedan permitir estar en su casa a las 9 de la noche. “Tengo que ver cómo se va dando; soy media alemanota y me pongo horarios, en mi casa hay hábitos para todo sin ser rígida”, dice.

Se llena de orgullo al recordar que su hija mayor sacó promedio 6,5 el año pasado a pesar de que ella no estuvo muy presente por la campaña. “Ella me dijo es un premio para ti, porque sé que vas a ayudar a muchas personas”.

-Saliste de un mundo donde todas las personas son desechables, la tele, y entraste a otro igual...
“Creo que en política, quizás, tienes más oportunidades que en la televisión. Como que los políticos mueren, se reinventan y después reaparecen y como que la gente no dice nada. Se pueden mandar un condoro, lo hicieron mal, los echaron y ahí están. Esto es bastante más movedizo, en cambio, la tele es como blanco o negro”.

-¿Por qué siempre estar cerca del fuego de la ingratitud, quemándote?
“Porque soy una mujer de desafíos. Soy tranquila, pero al mismo tiempo no. Puedo estar trabajando o estudiando en mis aceites y si me dicen que hay que ir a Haití, parto, no lo pienso ni un segundo si no fuera por mi familia. Me la juego a concho y no creo que vaya a dejar de serlo.
“Si bien uno va tomando más seguros, entre comillas, la vida es un ir y venir”.

-¿Cómo mujer, crees que tienes que cumplir algún rol en el Parlamento?
“No quiero hacerme grandes expectativas de lo que va a ser como mujer o diputada. Quiero llegar primero, empaparme de la gestión y a partir de de eso, empezar como hormiguita en las cosas que me interesan”.

-¿Tienes algún desafío puesto en el horizonte?
“Lo primero, es que quiero que la gente de mi distrito sienta que votó por la persona indicada. Que sientan que no se equivocaron, que la elección que hicieron fue acertada, que van a tener una persona cercana, a la que van a poder plantearle sus problemáticas y yo explicarle qué puedo o no hacer. La gente se confunde y quiero ayudar desde mi ámbito, a organizar un trabajo mancomunado”.

-¿Crees que por ser una figura pública, habrá una mirada, un juicio, mayor hacia ti? ¿Sientes esa presión?
“Van a estar atentos en mí y en muchos otros, pero sí, de todas manera van a estar mirando cómo lo hago, qué digo, cómo me manejo en estas nuevas funciones. Pero estoy acostumbrada a esto, no tengo miedo, sé cuales son mis capacidades de trabajo y lo que no sepa, aprenderé o buscaré a la mejor persona para que me aconseje. Además, me siento muy apoyada por la UDI”.

-¿Cuál es tu nivel de tolerancia a la frustración, porque los problemas que enfrentarás, muchos, no se solucionan en 4 años?
“Se trata de ir día a día, uno no puede angustiarse antes de haber enfrentado las cosas; eso te cierra, no te permite mirar las cosas más allá. Sé que hay muchas cosas que no se pueden solucionar en 4 años, pero la delincuencia, la cesantía pueden bajar. Hay que ser realista”.

-Optimista por naturaleza, ¿qué te saca de tus cabales?
“En general, soy bastante aguantadora. Tengo mi genio, una personalidad súper fuerte, tranquila, pero si me buscan, me encuentran. No me meto con nadie en la medida que no se metan conmigo, así de simple.
“Ahora, lo que me puede sacar de mis cabales es la mentira; me carga que me digan algo y no lo hagan, prefiero que me digan de entrada que no”.

-Te tienen que haber dicho que para los hiperkinéticos el Congreso no es lo ideal por sus ritmos. ¿Cómo te estás preparando?
(Se ríe) “Creo que los nuevos tenemos que hacer un trabajo power, profundo, intenso para llegar con ideas claras. Me han dicho que tengo que armarme de paciencia, pero hay que vivirlo, no me quiero adelantar a nada y si las discusiones se hacen eternas y lateras, bueno, habrá que decir oye, hasta cuando, definamos.”