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En mirar no hay engaño, ¿o sí?

Las dudas que se generan cuando la pareja mira a otras mujeres pueden ser bastante altas si no se sabe por qué razón ponen la atención en ellas cuando uno está presente. ¿Será algo irreversible o signo de que las cosas están mal? Dos especialistas analizan esta debilidad inscrita en prácticamente la totalidad de los hombres chilenos.

01 de Marzo de 2010 | 10:34 |
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Para ninguna fémina es cómodo que su pareja mire a otras mujeres cuando están juntos. Es un hecho que puede suceder en una fiesta, en el mall, en el supermercado, en cualquier lugar sin previo aviso y que muchas veces ni siquiera es con un dejo de disimulo.

El acto de literalmente ‘mirar para el lado’ ha sido medido-¡e incluso recomendado!- por singulares estudios: mientras en Alemania se concluyó que “los hombres que tienen cierta fijación con los pechos de las mujeres podrían llegar a vivir más años de los esperados”, el Centro Kodak Lens Vision señaló que los hombres usan en promedio 43 minutos al día mirando aproximadamente 10 mujeres distintas y particularmente en los supermercados.

El estudio también mostró cifras sobre el comportamiento del sexo femenino. En el se concluiría que ellas pasan 20 minutos al día observando a distintos hombres en especial en bares y clubes nocturnos. Sin embargo, tal indicador no le llega ni a los talones al mostrado por el sexo masculino. Ellos usan un total de 259 horas al año exclusivamente admirando alguna característica de alguna mujer.

Lo cierto es que en nuestro país se mira para el lado y bastante, sobre todo de parte de los hombres. ¿Será un impulso irracional o un acto instintivo de la naturaleza masculina que no puede evitar sucumbir frente a una hermosa o bien dotada mujer que se les cruce por el camino? Tal parece que estos “estímulos visuales” son demasiado tentadores para obviarlos.

Antes que cualquier otro elemento pueda ser captado por el sentido del olfato o el oído, lo que se pueda ver en el camino importa bastante para el sexo masculino. “El hombre es mucho más reactivo a las imágenes visuales que las mujeres porque su erotismo está fuertemente influenciado por las imágenes. Por eso existen las sex symbols que son parte del inconsciente colectivo masculino. Ellas son mujeres exitosas porque son deseadas”, explica el ginecólogo y sexólogo Roberto Rodríguez.

El cuerpo de la mujer tiene un lugar esencial en la sexualidad masculina. Constanza Michelson, psicóloga clínica y psicoanalista, rescata esta idea y expone las diferencias que se ven entre hombres y mujeres: “La escena del striptease serviría para graficar la importancia del cuerpo de la mujer para los hombres, mientras que en los martes femeninos las mujeres se burlan y gritan mostrando el lugar que tienen los cuerpos para las mujeres. Para ellas no sería tan terrible que su pareja se pusiera gorda”, afirma.

Las mujeres funcionan distinto porque para ellas no es suficiente mirar a un hombre. Debe haber “una narrativa, un cuento, una atmosfera especial” para encender la sexualidad femenina. “Los hombres por ejemplo se pueden masturbar o se excitan viendo algo. Una mujer se masturbaría con los ojos cerrados pasándose un rollo más que viendo algo. Por algo no existe pornografía femenina”, complementa Michelson.

A ellos les da lo mismo “el guión amoroso” a diferencia de las mujeres. “Para el hombre, el fantasma es que la mujer sea su objeto sexual y por eso es visual y está todo tan centrado en el cuerpo. Por eso es que no hay una complementariedad entre los sexos, entre las fantasías o entre los fantasmas de cada sexo, provocando tanto desencuentro entre hombres y mujeres”, sostiene la psicoanalista.

¿Y por qué razón el sentido de la vista es el que más prima en los hombres y no en las mujeres? Se habló de este sentido como un mecanismo de los hombres para identificar ventajas reproductivas en la mujer y predecir si sería una buena madre y pudiera procrear hijos.

Sin embargo, Constanza Michelson, es clara en desmitificar la influencia de lo natural o de lo instintivo porque actualmente “los hombres están lejos de querer una mujer para reproducirse solamente”. Según ella, los factores culturales son los que realmente pesan en la sexualidad humana y que conducen a los hombres a cargar la mirada hacia otras mujeres, “debido a una exacerbación respecto de su masculinidad que centra todo en lo sexual”.

Michelson introduce el concepto del deseo en toda la historia. Tal como lo entiende el psicoanálisis, las personas siempre desean lo que no tienen y es por eso que muchos hombres fantasean con otras mujeres debido a que apetecen “eso que no tienen”. Condición que por cierto les sucede también a muchas mujeres aunque en menor medida.

“En las relaciones serias, de largo plazo, pasa que el deseo decae, entonces buscan otra mujer que podría ser su amante y que también está aburrida de su marido. En ese momento ellos piensan que sus mujeres son frígidas y que la otra mujer si es sexual como él. Pero después cuando tengan una relación con ellas les va a pasar lo mismo”, asegura.

De esta manera, ¿se podría decir que los hombres nunca les serán fieles a una sola mujer? o ¿el ‘mirar para el lado’ es una advertencia de que algo no está funcionando bien? Según Roberto Rodríguez hay una especie de naturaleza polígama tanto en hombres y mujeres, sin embargo, una vez más hay un contexto cultural que controla estos “instintos ancestrales”.

Pese a lo anterior, Rodríguez deja de lado las características de la especie y pone énfasis en la calidad del lazo que une a la pareja. En este sentido, no da lo mismo cuando un hombre mira a otra mujer y no está verdaderamente enamorado a cuando siente algo profundo por la pareja. “Cuando no existe el amor, la imagen de una mujer externa empieza a ser más poderosa. Un hombre enamorado casi no mira para el lado porque no le nace, ni siquiera va a notar a otras mujeres. Su mujer es lo máximo para esa existencia”, dice.

A juicio de Michelson lo crucial es generar un compromiso psicológico que pueda lograr controlar cualquier deseo externo. “El rasgo principal de como desea el sujeto humano es que desea lo que no tiene y es por eso que en las relaciones es tan común que uno “mire para el lado. Por eso es que el amor para que pueda sostenerse tiene que estar con un compromiso psicológico porque el deseo siempre va a descender. El deseo siempre se va a extinguir en la medida que uno logre estar satisfecho y así no va a desear otra cosa”, declara.

“‘El mirar y no tocar se llama respetar’. Tú puedes preguntarle a maridos, pololos o novios y muchos te van a decir que no tienen interés en engañar a su mujer. Ellos dicen 'mi mujer me encanta, me gusta, pero hay otras mujeres que son bellas’. Entonces, ¿por qué no las pueden mirar?”, comenta el sexólogo Roberto Rodríguez casi como representando a su género.


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