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La exploración sin pudores

Como nunca antes, es posible ver a adolescentes expresando su sexualidad sin inhibiciones en lugares públicos. Sin duda, es una parte importante en la construcción de sus identidades, que tiene a muchos de ellos actuando sin pensar en las consecuencias de los riesgos que toman. Pero esto no sucede con todos y eso también lo enfatizan otros grupos de jóvenes, quienes levantan la voz sobre el tema.

23 de Febrero de 2010 | 10:54 |
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“La Rajona” es en realidad Byron, un adolescente que no debe sobrepasar los 16 años. Él confiesa haberse acostado con cinco personas “que recuerde”. Y tal como él, muchos chicos que no sobrepasan su edad, son fáciles de encontrar con sus amigos en las calles y lugares públicos, donde se juntan para “tirar la talla”.

Algunos encuentran la diversión haciendo posiciones sexuales, uno sobre el otro, simulando tener sexo o besándose con una pasión irrefrenable. Y otros, como “la Rajona”, ni siquiera simulan tener sexo sino que lo han hecho a vista y paciencia del que le toque pasar cuando el tequila, el vino en caja y la marihuana ya invadió la fiesta.

Byron usa extensiones con una tonalidad cobriza sobre su pelo negro, cortado con un look fashion. Usa los pantalones a un nivel que deja entrever sus boxers de color verde y camina y habla de la forma más afeminada que puede exteriorizar. Él no le tiene miedo a divertirse sin límites, por algo le llaman “Rajona”, para el deleite de su ego inmaduro. Él es un adolescente que ha dejado las inhibiciones sexuales de lado.

“Yo opté por esta vida porque me siento más cómodo y siento que estoy en un grupo que me apoya”, dice Elías quien dejó su casa hace tres meses. Él se declara bisexual, tendencia creciente entre los adolescentes como forma de explorar todas las formas posibles de sexualidad humana. “Cada persona o cada joven, cuando llega a la etapa de la adolescencia, siempre se confunde. Pero son pocos los que se interesan por descubrir su sexualidad real”, expresa. En su opinión, él ha sido uno de los que se atrevió. Elías estuvo con muchas personas antes de definir su sexualidad y si tenía que ser en la calle a vista y paciencia de todos, que así fuera.

Elías y sus amigos casi no tuvieron inhibición alguna, al igual que aquella adolescente que pasó a la posteridad en Internet, cuando fue grabada practicándole sexo oral a sus compañeros en una plaza, hace algunos años. “Es acá, en este ambiente donde todos “tiran” con todos, explica una amiga de Elías, mientras que otra joven es tajante cuando se le pregunta si cree que es algo aceptable mostrarse haciendo prácticas con connotación sexual tan desinhibidamente: “No me importa lo que piensen los demás”, declara.

Los más conocidos en el ambiente son “los que más se comen a gente”, revela uno de los amigos del grupo de Elías. “La Rajona” es uno de ellos y su fama no para de crecer. Su familia no es tema importante para él. Vive con su abuela y se declara “una gay pasiva”. Como broma declara que quiere ser travesti cuando grande y subraya que no cree en el amor.

-¿Te has enamorado alguna vez?
“No. Jamás, nunca. Soy una mujer sufrida, así que desde ahí nunca más”.


Buscando respuestas

“La adolescencia efectivamente es un período de conocimiento y exploración de la sexualidad dentro de la construcción de la identidad. Ellos comienzan a independizarse de la familia y se acercan más a sus amigos. Con ellos, descubren un mundo nuevo, entre ellos la sexualidad, y van a incursionar en ella aunque muchas veces conlleve tomar ciertos riesgos”, explica Oriana Valverde, presidenta de la Asociación Chilena de Psicólogos Infanto-Juveniles.

No obstante, los riesgos que muchos han enfrentado, han alcanzado límites insospechados en la barrera del pudor cuando exploran su sexualidad. Las fronteras entre lo íntimo y lo público, lo que se puede ver y lo que no, ya no están claramente definidas, y se expresan libidinosamente entre sus pares. El por qué actúan así es materia de análisis y considera aristas en distintos ámbitos.

Una de ellas tiene que ver con la saturación de imágenes con alto contenido erótico, donde sea que ellos se desenvuelvan, y que parece tener una cuota de responsabilidad importante en la extrema erotización de los adolescentes. Internet y los medios de comunicación se han convertido en las formas preferidas para la transmisión de estos mensajes, donde se expresan jóvenes, en pleno desarrollo, sin ningún filtro.

“Los agentes mediáticos son un fuerte componente en esta sexualidad con tanto libertinaje, porque exponen a los jóvenes a avisos y noticias con alto contenido sexual, y que ellos todavía no saben filtrar y codificar porque todavía están en proceso de desarrollar esas habilidades”, sostiene Valverde.

Además, está la necesidad de querer destacar por sobre sus pares, característica que se conjuga con la propensión a tomar riesgos. “El joven quiere incursionar, porque siempre piensa que puede tomar riesgos y que nunca le va a pasar nada. Junto con eso está la necesidad de perfilarse como distinto al amigo. Por eso va a tratar de probar cosas más riesgosas, para sobresalir”, agrega la psicóloga.

Esta idea es compartida por algunos adolescentes. “Lo hacen por llamar la atención”, opina un grupo de amigos de un foro Otaku, reunido en el Parque Forestal, al igual que Lorena Soto, de 21 años, quien visita ese lugar junto a su novio. “Hay harto de querer llamar la atención. Igual, los niños entre 15 y 17 andan en todo lo que andan los amigos”, indica. Ellos reconocen que hay muchos jóvenes que se comportan de esa manera, porque esconden problemas afectivos y psicológicos en sus vidas.

“Ellos son así por un falta de identidad y autocariño. Necesitan sentir cariño de otras personas. Sienten un vacío muy grande porque ni siquiera saben qué hacer con sus vidas”, sostiene Rodrigo del grupo Otaku. “Yo creo que hacen esas cosas porque no son escuchados por la gente que quieren”, agrega el novio de Lorena.

Oriana Valverde concuerda bastante con lo que dicen estos jóvenes y agrega el trato permisivo que muchos padres han tenido con jóvenes que no “les han hecho un rayado de cancha”.

“De alguna manera lo que ha pasado en este tiempo es que los padres están más relajados, más permisivos. Entonces, lo que tiene que ver con el pudor, vinculado con la sexualidad, tiene un tinte distinto y el adolescente lo percibe así y también lo vivencia. Incursionan en la sexualidad de una forma más libre, más suelta, más relajada”, manifiesta.

Por eso, Valverde llama a los padres a que tengan claro que “son padres y amigos” y que están para contener a sus hijos, para que ellos no mezclen sexualidad con libertinaje o una forma de entablar relaciones de tipo “light” o desechables. Pese a que el foco de atención de los adolescentes está en sus amigos, los progenitores no deberían dejar la tarea de reconocimiento que afecta particularmente la forma en que ellos se relacionan con el resto de las personas.

“Los padres deben estar presentes, no para descalificar al hijo, sino que para validarlo y contenerlo. Porque en la medida en que se sienta así, él va a dejar de lado estas relaciones, donde se toma y se deja rápidamente, sin hacer el esfuerzo de poder estar con el otro, en vez de tolerar, aceptar y reconocer que la relación amorosa va a tener conflictos”, sintetiza.

Lo cierto es que cada vez más se pueden ver adolescentes y jóvenes mostrando abiertamente su sexualidad sin diferencias entre lo público y lo privado. Todo dice que es un reflejo de las relaciones modernas. Por algo, más del 81% de las jóvenes encuestadas para un estudio realizado por el Centro Latinoamericano Salud y Mujer (CELSAM) y el Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral de Adolescentes (CEMERA) cree que los “carretes” y el consumo del alcohol llevan a una desinhibición sexual y a fomentar la iniciación sexual.

Sin embargo, es posible aún superar esta desinhibición sexual tan explícita y riesgosa. “Todo depende si el joven tiene un sostén en alguna figura significativa. Si existe una, esta forma de explorar la sexualidad va a ser solamente una etapa de tránsito. Si estas figuras transmiten que en las relaciones amorosas hay cariño, ternura y respeto, los jóvenes no van a quedarse pegados”, agrega Valverde.

Por lo demás, muchos jóvenes no actúan como “Rajona”. Ellos han aprendido a tolerar a estos jóvenes desinhibidos pero llaman a no generalizar. No porque estén en una plaza o parque van a hacer las cosas que “Rajona” ha hecho. “Hay de todo acá, depende la persona. No hay que meterlos a todos en el mismo saco”, enfatiza Lorena.
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