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Son diferentes, aprenden diferente

03 de Marzo de 2010 | 17:22 |
El feminismo y todas las corrientes posteriores que postulan la igualdad de los sexos han conseguido avances sustantivos en la dignidad y justicia de hombres y mujeres, pero no han logrado salvar temas fundamentales como es el éxito o fracaso de unos y otras en determinadas tareas.

Lo mismo pasa con la vida escolar. Desde el momento mismo en que se cuestionan si para su hijo o hija será mejor la educación por sexo o mixta, los padres se hacen cargo de la multiplicidad de opiniones que reinan sobre cómo aprenden los niños mejor y cómo se potencian mejor sus capacidades.

La española María Calvo Charro, es una de las especialistas más destacadas a nivel mundial en lo referido a educación diferenciada de niños y niñas, un tema que cruza desde la vida preescolar, las interrogantes de los padres.

Ella sostiene que la lucha por la igualdad de los sexos, bajo la idea de que lo masculino y femenino son construcciones sociales sin base biológica, han dejado estelas negativas tanto en el plano personal como académico de los niños.

Al contrario, y tal como lo clarifica detalladamente en su libro ”Guía para una educación diferenciada” de editorial Toromítico, las diferencias sexuales que tienen su base en la naturaleza hacen que niños y niñas tengan un desarrollo cognitivo diferente, pero que no implica que uno sea superior o inferior al otro.

Calvo nos recuerda que desde la octava semana de gestación se originan diferencias cerebrales en estructura y funcionamiento, provocadas por la testosterona en los hombres y los estrógenos en las mujeres, que marcarán ciertas tendencias, aptitudes y habilidades para el resto de la vida.

Pero así como no todo es naturaleza, la educación juega un rol fundamental en el desarrollo equilibrado de los niños y niñas, por medio de la potenciación de las virtudes y cualidades de cada uno.

En su libro, ideal para padres y para profesores, señala claramente que las metas y objetivos académicos deben ser los mismos para ambos sexos, pero los métodos pedagógicos y las estrategias educativas deben ser diferentes si aspiramos a la excelencia personal.

María Calvo recoge una serie de descubrimientos que la neurociencia ha hecho en los últimos 30 años que demuestran cómo el cerebro del hombre y de la mujer funcionan distinto, razón por la cual no se debe propender a la igualdad de los sexos a no ser deberes y derechos.

También hace un detallado análisis de las diferencias en habilidades, aptitudes y comportamientos de ambos sexos que debieran tenerse en cuenta:

-Diferencia en los ritmos de maduración física, psíquica y cognitiva: es sabido que las mujeres maduran biológica y psicológicamente antes, lo que provoca diferencias palpables en el aprendizaje y rendimiento académico. La diferencia entre hombres y mujeres puede llegar a los dos años.

Precocidad femenina en las habilidades lingüísticas:el desarrollo cognitivo de los hombres es más lento en estas habilidades y destrezas verbales. La facilidad femenina para la escritura radica durante los primeros años de colegio en el mayor grado de desarrollo de su motricidad fina.

Efecto de la testosterona en la lógica abstracta: la capacidad visual-espacial del hombre es efecto directo de la actuación de esta hormona en su cerebro. En la pubertad, por ese motivo, los niños comienzan a aventajar a las niñas en geometría, dibujo técnico y otras tareas espaciales y luego, logran mejor pensamiento lógico matemático.

Los niños exploradores: hombres y mujeres no se comportan igual; los niños tienden a mostrar más interés en explorar rincones y su mayor masa muscular les ayuda en ello y también en arriesgarse. Los niños suelen mostrar en clase un comportamiento dominante del espacio e incluso invaden el de los otros, generando conflictos. Por ello, el recreo para los niños es fundamental.

Chicos deductivos, niñas inductivas: los niños suelen partir de la regla general desde la que van extrayendo las conclusiones, en cambio las mujeres recopilan los detalles, parten de los más pequeños para llegar a la regla general.

Niños objetivos, chicas subjetivas: los chicos prefieren y retienen mejor los datos como fechas, datos concretos, números y las mujeres se fijan con más facilidad en las anécdotas y datos subjetivos, de ahí que sea natural que ellos lean historias de acción y ellas se inclinen por las cargadas de descripción de sentimientos.

Los niños dibujan verbos, las niñas, sustantivos: nada más fácil de comprobar que los dibujos de niños son de un juego de pelota y de las niñas, de la familia con todos sus detalles y llenos de colores.

Niños valientes, mujeres precavidas: en el ámbito de lo físico, los hombres sobreestiman su capacidad y desde niños contemplan el mundo en términos de acción y superación de desafíos. Las mujeres, al contrario, huyen del riesgo, son más conservadoras.

La amistad; los niños buscan el respeto, las niñas, la aceptación: los niños tienden a moverse en el modelo de la jerarquía de la dominación, en cambio, las mujeres lo hacen en grupos más reducidos donde prima la igualdad.
Esto marca también los temas de conversación de ambos grupos. El cerebro de las niñas es una máquina construida para relacionarse, ese es su principal quehacer, mientras que el de los niños es una máquina de precisión para el movimiento y la actividad.

En el juego, los niños guerreros; las niñas negociadoras: los hombres prefieren jugar al aire libre juegos de contacto corporal, donde hay ganadores y vencidos. Las niñas en cambio, se inclinan por compartir, se turnan, hacen propuestas, nunca recurren a la fuerza y si es necesario, detienen un juego y cambian las reglas para que ninguna quede excluida.

La violencia física masculina, la violencia psíquica femenina: llegado el momento de defenderse, la violencia física despierta con mayor rapidez en los niños y surge el empujón y la patada. Lo anterior no indica que ellas sean unas santas; recurren a la agresividad rosa, es decir, sus armas suelen ser la mentira para desprestigiar, la murmuración, la crítica, la ignorancia, el vacío o el mal gesto.

Con todas las características anteriores, María Calvo hace presente que la competencia es el factor esencial en el proceso de aprendizaje masculino y en cambio, la socialización, comunicación y empatía son fundamentales en el de las féminas.

Y agrega que si bien el autocontrol y disciplina son importantes en las niñas, son indispensables en ellos.
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