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El poder sanador del té

El verdadero té proviene de la Camellia sinensis, un arbusto de hoja perenne con flores blancas, y su color depende de cómo se cosecha este árbol, y del procesamiento de las hojas y capullos, además de su contacto con el oxígeno.

23 de Febrero de 2010 | 10:27 |
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A la tradicional devoción del chileno por el té negro, hoy se está sumando con fuerza el gusto por el té verde, el blanco, el pardo y el rojo. Pero es este último el que está dando más que hablar: lo llaman "el quema grasas", porque además de sus cualidades únicas, es el complemento principal de una efectiva dieta para adelgazar.

Té rojo Pu Erh. El famoso "quema grasas", que está haciendo furor entre los fanáticos de las dietas, sigue un proceso de fermentación que puede durar varios años. Para que el té rojo aporte beneficios para el organismo, hay que tomar tres tazas al día. Con esta ingesta se mejora la digestión (aumenta la producción de ácido gástrico) y favorece el metabolismo hepático, órgano que también ayuda a la digestión a través de la producción de sales biliares. Además se reconoce por su suave acción diurética.

Té pardo. El proceso del Oolong o semifermentado se encuentra a medio camino entre el té verde (no fermentado) y el té negro (fermentado). De un sabor más terroso, después de la recolección, las hojas son sometidas a un breve secado al aire libre, para después pasar a un secado más prolongado en una habitación cerrada, extendidos los brotes tiernos del arbusto. Al té pardo también se le atribuyen cualidades antioxidantes, protectoras del sistema cardiovascular y efectivas para el tratamiento de la obesidad.
Para un té perfecto
1. Calentar la tetera con agua caliente.
2. La medida justa de té es una cucharadita por taza y una más por la tetera.
3. Echar el agua a la tetera cuando ésta empiece a hervir.
4. Dejarlo reposar tapado aproximadamente de tres a cinco minutos para el té negro, tres minutos para el té oolong y dos minutos para el té verde.
5. Antes de servir las tazas hay que sacar el filtro (o colar el té).
6. Conviene, aunque no es indispensable, tener una tetera para cada tipo de té.
7. La tetera no se debe lavar en el lavavajillas ni con agua y jabón. Hay que vaciarla, llenarla con agua limpia y colocarla boca abajo para que escurra.


Té blanco. El "elixir de la juventud" se obtiene por la recolección de las yemas nuevas del árbol del té, antes de que abran. Se podría decir que es el más natural y parecido a la hoja misma del té. La principal propiedad del blanco es su elevado nivel de antioxidantes, por la misma razón de su recolección temprana que no deja que las hojas pierdan sus propiedades. Por estas condiciones, cada día es más apreciado en la industria cosmética y algunos expertos piensan que pronto desplazará al té verde en su lucha contra el envejecimiento de la piel.

Té negro. Es el té fermentado que todos conocemos y que toma la mayoría en bolsitas. Su gusto es fuerte y profundo. Tiene mayores propiedades aromáticas que el resto de los té, debido al proceso de fermentación de los polifenoles. Por regla general, el proceso de elaboración consta de cuatro etapas bien diferenciadas: marchitamiento de las hojas, enrollado, fermentación y secado. Ayuda a la relajación de los vasos sanguíneos, debido a su alto contenido de flavonoides, a la no oxidación del colesterol "bueno" y se cree, incluso, que previene las caries dentales.

Té verde. Al igual que el blanco, éste es un té no fermentado. No se caracteriza por ser el más agradable al paladar, en general puede ser un poco amargo, pero sus fanáticos le perdonan lo que sea gracias a sus múltiples beneficios: es un buen complemento diurético, disminuye el colesterol y los triglicéridos (aumenta su excreción), protege contra la arterioesclerosis, disminuye el riesgo de problemas cardiovasculares e, incluso, se le atribuyen propiedades para la quema de grasa corporal.

El té y la belleza

Se dice que el emperador chino Chen-Nung descubrió el té mientras descansaba debajo de un árbol salvaje. Entonces unas hojas cayeron en su taza con agua hervida, y al beberlo, sintió un enorme bienestar. Pero, más allá de la leyenda, lo cierto es que a partir del siglo XVII el hábito de tomar té se expandió por toda Europa, y hoy es, lejos, la bebida más consumida en el mundo, después del agua.

Todas las variedades de té contienen unos químicos llamados flavonoides (o polifenoles) que, según han demostrado numerosas investigaciones científicas, neutralizan los radicales libres, es decir, los átomos o moléculas inestables que pueden perjudicar elementos en el cuerpo y conducir a enfermedades como el cáncer.

El mundo de la cosmética ha sabido aprovechar los beneficios antioxidantes de este apreciado brebaje, y de a poco ha ido integrando las poderosas cualidades del té verde en su lucha contra el envejecimiento de la piel. También, lentamente, ha ido ganando terreno el menos conocido té blanco, valorado hoy como el antioxidante más potente de la naturaleza.

Tradición oriental

Beneficios del té según la medicina tradicional china: Reduce el sueño, calma el espíritu y elimina la angustia, estimula la visión, refresca la mente, mitiga los efectos del alcohol, elimina la grasa, elimina el calor y las toxinas, estimula la salivación y quita la sed, elimina la flema, estimula la diuresis, afloja los intestinos, combate el frío y estimula la transpiración, fortalece los dientes, cura la anorexia, preserva la salud y la juventud.