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Cómo ser padre y no morir en el intento

22 de Marzo de 2010 | 09:14 |
Ya nos ha quedado claro que ser padre perfecto no es posible y que hay camino para manejar de la mejor forma la culpa que nos genera la responsabilidad de educar y formar a unos pequeños que están bajo nuestra protección.

Por suerte existen guías de ayuda que pueden ser utilizadas como apoyo, aunque muchos especialistas dicen que la mejor receta es la intuición.

En todo caso, nada se pierde recurriendo a expertas como María Rosa Sastre y Ángeles Doñate, autoras del didáctico libro ”Mi hijo se porta bien”, de editorial Océano-Ámbar y que desde el título muestra este camino de forma positiva.

Entre una serie de recomendaciones está el educar y guiar a los hijos haciéndose cargo de una serie de verbos que hay que aprender de conjugar:

Aceptar: que ni tú, ni tu hijos son personas perfectas, ni infalibles. Esto es importante a la hora de asumir los límites de cada uno.

Separar: no vivir enganchados con los hijos, no estar permanentemente vigilando.

Respetar: recordar que éste no es sólo el que le deben los niños a los mayores. El respeto se mueve en ambas direcciones y esto implica escucharlos.

Comunicar: para evitar malos entendidos, explicar claramente qué se espera o quiere de él o ella.

Valorarse: No somos poderosos, por lo que lo mejor es enseñar a los niños su valor personal mostrándoles sus virtudes y habilidades y apuntalando su autoestima.

Reconocer: un buen camino es no ser soberbio, por lo que se debe reconocer cuando se ha cometido un error ante ellos.

Negociar: aunque a veces habrá que imponer la última palabra, es bueno explicar, ceder en algo y no dejarlos sentirse derrotados o humillados.

Animar: si bien muchas veces se debe prohibir y negar, otras tantas se les debe impulsar a explorar el mundo.

Las autoras también señalan que conseguir un buen comportamiento de los hijos deben mucho del modelo que ellos observan, por cuanto, siendo pequeños su forma de aprender es mediante la imitación.

Afirman que se es buen modelo a través de las conversaciones, acciones y hasta en el juego y por eso proponen tener en cuenta los siguientes aspectos:

Dar el ejemplo: usar las palabras por favor, gracias y perdón constantemente.

Positivizar las cosas, es decir, no usar frases negativas para describir los hechos o actitudes de ellos.

Inventar modos divertidos de recordar las cosas, ya sea, simular un día que se come en un restorán y uno de los miembros de la familia hace de garzón.

Ser tolerante con los errores, no perder nunca de vista que los niños están en proceso de aprendizaje.

No presionarlos: en ciertos momentos puede ser contraproducente, como cuando queremos que se disculpen con otro. Es mejor esperar y dialogar después.

Respetar al que nos rodea: es tan simple como recordar que nos tratarán tal como nosotros tratamos a los demás.

Ser coherente

los buenos modales so simples y tienen un qué, cómo y por qué.

Estar preparados: un papá prevenido vale por dos sobre todo cuando se va a emprender una actividad distinta.

Felicitar las pequeñas conquistas como si fueran grandes victorias
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