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Vivir en París (no) es un sueño para estudiantes

01 de Abril de 2010 | 11:37 |
París. - "Esto lo debería limpiar", dijo Malak Maatoug señalando una mancha de moho en su pared. El berlinés de 22 años estudia ciencias culturales. Vino a París mediante el programa Erasmus. Ahí reside en un ático de 12 metros cuadrados en una séptima planta.

Las manchas negras sobre su cama no son el único problema. La ventana no es hermética y la calefacción eléctrica, que se encuentra en una esquina, no funciona. "Algunas mañanas hacía tanto frío en mi habitación que no me atrevía a salir de la cama", relató.

"Si tienes la suerte de vivir durante la juventud en París, entonces llevarás la ciudad dentro de ti para el resto de tu vida, no importa a donde vayas, porque París es una fiesta para la vida", escribió Ernest Hemmingway sobre París en la década de 1920. Pero muchos estudiantes europeos que llegan a París para realizar un semestre en el extranjero se despiden ya durante el periodo de búsqueda de una vivienda de las preconcepciones románticas.

La habitación de Malak es un alojamiento de estudiantes típico para París. Es una de las alcobas que empleaba el servicio de la burguesía parisina a partir de la segunda mitad del siglo XIX. "Muchos estudiantes se alojan en una ’chambre de bonne’ porque quieren vivir en zonas céntricas. Los pisos son demasiado caros para la mayoría", dijo Alfonso Mostacero, que atiende a estudiantes extranjeros en la Universidad parisina de la Sorbona. Los pisos de estudiantes compartidos están mucho menos extendidos que los de otros países europeos. Muchos estudiantes viven todavía con sus padres.

El precio medio de alquiler en París ronda los 22 euros el metro cuadrado, o incluso más en el caso de pisos pequeños. Una habitación de entre diez y once metros cuadrados sin cocina ni baño cuesta de media unos 400 euros mensuales (casi 550 dólares). Los arrendadores son reacios a renovar las habitaciones, ya que hay demanda suficiente.

Debido a que el personal de servicio antiguamente comía en la cocina de sus señores, esas habitaciones no suelen tener cocina, por no hablar de un cuarto de baño. Éste se encuentra en muchos casos, al igual que entonces, en el pasillo, y lo utilizan todos los vecinos en la planta. En el caso de Malak en el cuarto de baño ni siquiera hay luz. Él suele encender una vela. Algunos inodoros no tienen ni siquiera cisterna, que es sustituida por un cubo de agua.

Encontrar piso es para los estudiantes a menudo un drama. Lukas Haupt de 25 años estudia Económicas y está haciendo prácticas en París. Habla bien francés y trajo consigo toda la documentación que los arrendadores parisinos suelen solicitar, entre otras cosas un aval de su padre junto con su nómina y la escritura de la casa de su padre.

"Unas cuantas veces los arrendadores me dijeron directamente que no desean alquilar a extranjeros porque es difícil denunciarles en caso de que no paguen la mensualidad", explicó el estudiante. La búsqueda duró cinco semanas. Después de ver 12 habitaciones por fin logró un contrato de alquiler: por 15 metros cuadrados paga 675 euros (unos 925 dólares).