No había pasado ni una semana desde que había asumido la presidencia de la Cámara de Diputados, cuando Alejandra Sepúlveda Órbenes (44) debió enfrentarse a su primera rencilla política, con ella en la testera de la corporación.
Es que a ella, la tercera presidenta mujer que dirige a los diputados en toda su historia -recordemos que el sistema bicameral para legislar comenzó en ¡1822!- ha debido ubicarse en los asientos centrales de la sala de sesiones, en tiempos de grandes cambios políticos, mientras la Concertación lleva ahora la bandera de la oposición y la derecha aún no termina de acomodarse en las sillas oficialistas.
Pero la diputada por el Distrito Nº 34 (Chimbarongo, Las Cabras, Peumo, Pichidegua, San Fernando, donde vive, y San Vicente) -del que ha sido su representante desde el año 2001- ex democratacristiana, vicepresidenta y consejera nacional de esa colectividad, pero actual PRI, conoce de retos.
Además de ser una de las autoras de la ley que busca equiparar los salarios entre sexos, de haber integrado a lo largo de su carrera parlamentaria las comisiones de Trabajo y Seguridad Social y presidir la de Familia, fue la primera mujer en encabezar la comisión de Agricultura, Silvicultura y Desarrollo Rural, espacios dirigidos por mucho tiempo, al igual que en la política, sólo por hombres.
Divorciada, a nivel personal los desafíos han sido no descuidar por la política su rol de madre de tres hombres de 16, 18 y 20 años, que le han entregado todo su apoyo a base de abrazos y palabras de ánimo, como cuenta.
Y claro, el 11 de marzo pasado se sumó a sus tareas, el cargo, por un año, de presidenta de la Cámara, que alcanzó luego recibir 63 votos a favor, y debutando con la presentación de una moción de censura por parte del diputado PPD, Ramón Farías, contra la mesa encabezada por Sepúlveda.
Pero la diputada pudo calmar las aguas, dando inicio a la siguiente sesión parlamentaria con unas conciliadoras palabras, logrando, aunque sea momentáneamente, la paz entre los parlamentarios y haciendo así, más expedita la aprobación del famoso bono de marzo.
-Su estreno fue poco suave. ¿Cree que presagia un ambiente más belicoso en la Cámara, considerando que la Concertación se tiene que ajustar a su rol opositor?
“Yo creo que todos nos vamos a ir ajustando. Pero tiene que ser lo más rápido posible y, espero, con altura de mira, dado lo que está pasando en el país. Recibí muchos correos electrónicos de apoyo, diciendo: ‘Diputada, siga adelante. Nosotros necesitamos el bono de marzo lo antes posible’. Y eso es lo que está pidiendo Chile, no discusiones ni trincheras políticas, sino que consenso, unidad y capacidad de colocar los problemas del país primero que las dificultades políticas, partidarias o de grupo. Y yo voy a tratar de construir desde la presidencia, ojalá, el mayor consenso posible, pero con la buena voluntad de todos los diputados y diputadas, como se vio en la aprobación del bono de marzo”.
-¿Ve también la reconstrucción de Chile como una tarea de país con el que están realmente comprometidos los políticos? ¿No cree que será usada como una herramienta de tira y afloja?
“No. Sin duda, he visto una actitud muy positiva de todos los diputados de entregar propuestas, de buscar solución. Cada uno quiere pedir más frente a las complicaciones que hay en el país, pero también con la responsabilidad fiscal que eso significa y tratando de focalizar los recursos en las personas que más lo necesitan, y entendiendo que el país no puede retroceder en todos los temas fiscales y productivos que ha desarrollado”.
-¿Recibió felicitaciones de la DC?
“De la institución, como Democracia Cristiana, no, pero tengo muchos amigos, de muchos años y muy queridos en la DC, que sí. Muchos me han llamado con el cariño de siempre; porque con ellos han existido proyectos e ideales comunes de los cuales hemos participado juntos. Así que yo diría que más democratacristianos que de cualquier otro partido me han felicitado”.
-Usted es la tercera presidenta de la Cámara en toda su historia. No parece un cargo que los hombres estén dispuestos a delegar.
“Es un cargo difícil de lograr. Uno necesita consenso de muchos diputados y bancadas; consenso político también, y por eso, por lo difícil que es llegar a estos espacios en el ámbito femenino, hay una doble responsabilidad de hacerlo bien”.
-¿Cree que su presidencia debe tener marcado un sello femenino, una diferencia que sólo una mujer pueda entregar?
“Para mí, lo más importante tiene que ver con la cercanía, tratar con prontitud los temas que le interesan a las familias, a las personas; de tener permanentemente un cable a tierra. No necesitamos proyectos de ley que sirvan a determinados sectores o enfrascarnos en peleas políticas, sino que las leyes sirvan a las personas y más en este contexto de catástrofe”.
-En ese sentido, ¿cuál cree que sería el aporte de la mujer a la, a veces, alicaída clase política?
“Las mujeres aportamos con algunas precisiones, con este cable a tierra que llamo yo. Nosotras podemos estar en la política, pero no estamos alejadas de lo que pasa en la vida cotidiana. Con los hijos y el trabajo, tenemos una realidad de la que no podemos desvincularnos, y debemos estar permanentemente encima”.
-¿La presidencia de la Cámara le ha quitado mucho tiempo para compartir con sus tres hijos?
“Ser diputada quita mucho tiempo y el cargo de la presidencia de la corporación también, sin duda, pero creo que las mujeres, tenemos un don de poder dividirnos los roles que tenemos que hacer y organizarnos para que nos alcancen los tiempos. Y, fundamentalmente, no perdemos la sintonía con todas las cosas que hay que realizar. Hay muchos otros roles, como el de madre, esposa, pareja, que no por estar en la política vas a dejar de cumplir”.
-Pero, ¿con este cargo hay opciones de desconectarse?
“Sí. Es que es una obligación. Las mujeres estamos siempre entre lo que tenemos y debemos hacer. Por eso, cuando entramos a la casa nos desconectamos. Somos la mamá, la dueña de casa, la que tiene que organizar... Yo no dejo de ir al supermercado los domingos, ni de ver qué se va a comer al otro día o que mi hijo menor tiene que leer el Quijote de la Mancha y que tiene que ser la edición universitaria. Pero no por eso dejo de tener presente el proyecto de ley que tenemos que ver la próxima semana y que tengo que visitar la Corte Suprema mañana. Una tiene que aprender. Pero a lo mejor, las mujeres tenemos compartimentos, los cuales abrimos y cerramos con mucha más facilidad”.
-¿Cómo la han apoyado sus hijos al asumir este cargo?
“Mis hijos, más que de palabras, son de abrazo, del beso a la mamá. Son tres hombres de mucho cariño. Me han dicho: ‘Mamá, tomate el tiempo que tú necesites. Nosotros vamos a estar contigo’. Eso ha sido súper importante para mí.
-Usted es médico veterinario. ¿Qué le queda de su profesión hoy en día?
“Más allá de la profesión, siempre estoy en el ámbito del desarrollo rural, siempre. Y además, esta presidencia nos permitirá colocar los temas agrícolas en primera plana. Lo otro tiene que ver con los métodos de trabajo; los veterinarios somos gente de terreno que estamos constantemente al aire libre buscando las complicaciones. Eso hemos estado haciendo todos estos años y esta diputada, siendo presidenta de la Cámara, no va a dejar de hacerlo, de salir a terreno, de ver las dificultades. Me voy a colocar los bototos, porque me encanta y salir a compartir con los agricultores. Sobre todo, en este minuto tan complejo para ellos”.
-¿Logrará en un año abarcar todos sus intereses legislativos?
“Lo más importante para mí es cómo las leyes son aplicables, que la ciudadanía sienta que son útiles. Por ejemplo, como sucede con el bono de marzo. Además, hoy estoy pidiendo una entrevista con el Presidente de la República, porque me preocupa el post natal y él dio una propuesta de campaña que nos puso muy contentas a las mujeres. Por eso estamos pidiendo una entrevista, no para que nos digan que lo verán en el futuro, sino que pronto. Entendemos que está el tema de la reconstrucción del país, pero hay que aprender a caminar y mascar chicle a la vez. Así que, bueno, vamos a tener que ver lo del post natal también”.
