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“Ya pagué el noviciado al sentirme en la boca de todo el mundo”

14 de Abril de 2010 | 09:01 |
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Es coqueto y lo disfruta. Muchos recuerdan lo nerviosa que se mostraba Katherine Salosny, cuando René le declaró que le atraía, a la distancia, y con los ojos clavados a la cámara.

No por nada se le han atribuido romances con Catalina Pulido y confirmado pololeos con mujeres como Andrea Molina, con quien estuvo, hace mucho tiempo, durante 2 años.

Algunos lo califican como metrosexual, y lo cierto es que posee un sinfín de cremas para las arrugas que ha ido comprando, pero por falta de tiempo no las usa. Además, hace mucho que no se ejercita periódicamente, desde antes que terminara el reality.

Lo que sagradamente no puede faltar es su afeitada de cabeza diaria. “No me demoro nada, porque lo hago bajo la ducha y con shampoo, y listo”, comenta el ex marino.

-Tras 24 años de carrera, no hay opciones de volver a la Marina?
“No, a menos que hubiese una guerra, iría feliz. Juré una vez por la patria y si me necesitan, voy a ir, por algo me entrené. Pero en el momento en que yo tomé la decisión de salir de la Marina, fue para no volver, por mucho cariño que yo le tenga; es que tampoco cuadraría. Imagínate lo que significa para una persona que entró a un mundo de la televisión, volver. No es fácil, es complicado”.

-¿Quedó algo de recelo entre tus compañeros?
“Hay que ser súper franco. Cuando yo me retiré de la Marina -una persona como yo, con los cursos que tenía, con el grado que tenía- obviamente dijeron ‘éste se volvió loco; lo único que quiere es aparecer en la televisión’. Se crearon anticuerpos, pero en el transcurso de los días, de las semanas, se dieron cuenta que yo no me iba a prestar para hacer el loco, que iba a transmitir los valores y principios que tienen los uniformados e iba a lograr un acercamiento que hoy está entre nosotros y la gente, que nos quieran, que nos respeten, que nos valoren. Porque a la larga, nuestro trabajo es duro, sacrificado, no ganamos por horas extra o porque nos quedamos de guardia un día sábado o domingo, no. Es, realmente una carrera de vocación, para servir a la Patria y dar la vida por todos chilenos”.

-Quisiste lograr un acercamiento en un país donde, una gran porcentaje de gente aún mira de mala manera a los militares...
“Las nuevas generaciones no debieran arrastrar el pasado. De repente la gente tiene mala memoria, y se olvida y se queda pegada con cosas que dicen y las arrastran con las siguientes generaciones, cuando ellas no tienen nada que ver. Yo tenía 8 años cuando pasó lo del ‘73, y no es un tema que no me choca, pero es pasado; hay que vivir mirando hacia adelante y hacer que este país sea cada vez más grande, y no solamente a través de los civiles, sino que también con los uniformados, que se entrenan para resguardar a seguridad de todos”.

-Hablas de los prejuicios que tenías acerca de ti y tu cambio a la televisión. ¿Nunca pensaste que fue un error al estar tan expuesto públicamente?
“Es que eso pasa cuando se toma una decisión no racional y yo, obviamente, cuando me ofrecieron esto, no lo dudé más de dos segundos y dije ‘sí’”.

-¿Tampoco hubo arrepentimiento cuando se comenzó a hablar de tus relaciones amorosas con personajes conocidos que trabajaron contigo?
“¿Cuál?”.

-¡Carla Ochoa! ¿Hay más?
“Ah, pero es que eso es algo asumido y fue fuera del programa. Pregunto cuál, porque me han involucrado con muchas. Pero ella fue la única con que sí, estuve, tuve algo, pero fue posterior, saliendo de la base, así que no tenía que darle explicaciones a nadie. Hay que entender también mi situación dentro de la base; si yo estuve cuatro meses encerrado ahí y a ellos eran las únicas personas que yo veía. Obviamente, me llamó la atención, pero ella nunca supo que me gustaba”.

-¿Y cuando se supo que habías terminado?
“De eso yo aprendí algo; próxima persona que se empareje conmigo o a mí me guste, no voy a tocar el tema, no lo van a saber, porque no me interesa que alguien lo sepa, ni me va a hacer feliz. Ya pagué el noviciado al sentirme en la boca de todo el mundo. Cuántas veces me pasó que llegaban y ‘¿y cómo estai? ¿Y cómo está la Carlita?’ Era desgastante, porque yo ya no estaba con ella. Y después, ‘¿y por qué terminó con la Carlita?’. La admiro, la respeto, la quiero mucho, pero no era el momento y no se dio no más. Entonces, si llego a tener algo con alguien -y lo juro- lo voy a cuidar con uñas y dientes, porque no quiero pasarle mi vida a terceros”.

-¿Qué te decían tus hijos?
“Es que mi hija nunca me ha visto con una mujer y con otra, no soy un picaflor. Después de mi separación, pololié un año, terminé, y pasé dos años sin nada, hasta que la primera persona formal fue Carla. Entonces, mis hijos no tienen la imagen de un papá que anda por todos lados con diferentes mujeres, nunca. Siempre me ven solo, y cuando esté con alguien se la voy a presentar. Soy así de transparente, porque si a mis hijos no les gusta o a esa persona no le gustan mis hijos, hasta ahí no más llegó. Mis hijos son prioridad.
“Mi objetivo principal es dejarle el futuro listo a mis hijos. Si algún día me pasa algo, saltando en paracaídas, lo que sea, quiero que mis hijos tengan asegurado los estudios, tengan un departamento para ellos, un terrenito. No quiero que les falte nada. Esa es mi preocupación y hoy, todo lo que estoy haciendo va encaminado para allá”.

-Dices que no le tienes miedo a la muerte. ¿Ni siquiera por temor a faltarles a ellos si tienes un accidente?
“Yo me cuido mucho. No hago cosas sin medir los riesgos ni cuáles son mis reales capacidades. Si no voy a ser capaz, no lo voy a hacer. Cuando salto en paracaídas, veo que las condiciones sean ideales, que el viento esté bien, el avión en perfectas condiciones... Me cuido. Jamás he probado ningún tipo de droga, mi único vicio es éste (apunta una cajetilla de cigarros ultra suave)”.

-Alguna vez comentaste que querías dejarlo.
“Quiero, pero en su momento. Y si me tengo que morir, lo voy a hacer cruzando la calle, quién sabe cómo. Hay gente que muere de la forma más absurda y si vives con ese temor de que te va a pasar algo, te va a pasar, porque lo has estado arrastrando”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“No tengo. El único es la adrenalina, así que cuando la necesito, voy y me tiro de un avión. Ese es un verdadero vicio porque la adrenalina es adictiva y cuando saltas, después lo quieres hacer desde más alto y por más tiempo”.

-¿Qué sientes cuando vas cayendo?
“Es increíble. No es orgásmico, no hay nada, con ropa, más espectacular que eso, nada. Los miedos se acaban cuando vas cayendo, y vuelven cuando abres, porque te zamarreas. Pero al tiro viene la paz”.