Tiene la esperanza que su llegada al Congreso implique un cambio positivo en su calidad de vida, porque tiene la convicción que como alcaldesa era más demandada. Dice que al frente de la comuna se está presente en todos los temas, en cambio como parlamentario, uno tiene la opción de elegir aquéllos en los que se va a trabajar. Sin embargo, reconoce eso sí, que por personalidad, intensa, no ceja fácilmente y nada adelanta que vaya a tener más tiempo.
Cristina Girardi, casada, tres hijos (el menor de 8 años), no le teme a los kilómetros que la separarán de Santiago en sus viajes a Valparaíso, pero igual toca madera deseando que estando allá, ninguno de sus hijos se accidente.
Con todas las pilas puestas en sus nuevas funciones, ya confiesa que estas pocas semanas en el Congreso le han demostrado que hay mucho tiempo perdido y que algo se debe hacer para estar en sintonía con la gente.
-Claramente, no eres una de las desencantadas de la política...
“Creo que la política tiene de dulce y de agraz y mucho. Uno está, permanentemente, con un estado emocional que te tensiona entre las muchas cosas que no te gustan y las muchas las posibilidades que te permite la política, desde ella, de hacer cosas”.
-¿Eso explica el nuevo paso que diste, ser diputada?
“Creo que todavía, desde la política se pueden hacer cosas, más allá de las cosas malas. Tiene que ver con temas de vida y de trabajo, donde, finalmente, si sigues ahí es porque crees que puedes contribuir, hacer desarrollo.
“Cuando trabajé como antropóloga, las ONGs no eran el ‘sumun’ de los espacios laborales, habían muchas limitaciones, pero también podías hacer algo”.
-¿Por qué dar el salto si te gustaba ser alcaldesa?
“El salto tiene que ver con que desde la alcaldía, sentía que habían temas de país, que afectan a los municipios, que nunca se resolvían y que hay que pelear para resolverlos. Sentí que de alcaldesa no logré avanzar en temas como la inequidad que existe hoy entre los diferentes municipios”.
-Teniendo experiencias tan cercanas, con un hermano parlamentario por años y un padre que fue diputado, ¿no sientes que el Congreso es una suerte de máquina de moler carne que termina con los ímpetus?
“Tengo que vivir la experiencia y si termino así –como carne molida- va a ser lamentable (se ríe). Creo que se pueden hacer cosas. Si tú logras vincular el Congreso con la gente, que creo es lo que a veces se pierde, puedes avanzar. El tema legislativo no se hace con la gente en Chile, las decisiones que se toman en el Parlamento no tienen nada que ver con lo que la gente opina. Creo que ahí se puede hacer algo distinto”.
Cristina pone un ejemplo simple, quizás de no tanta relevancia, dice, para explicar lo que pasa: se rechazó el proyecto que cambiaba el nombre al Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez por el de Pablo Neruda, sabiéndose que la gente prefiere el último por lo bien que nos posiciona en el mundo.
“¿Alguno de los que rechazó la ley, le preguntó a su gente? El tema de la representación del Congreso es tema, no existe. Los parlamentarios, por lo que veo, se representan más a sí mismos que a los sectores que los eligieron”, afirma.
-Los nuevos diputados, ¿podrán cambiar esto?
“No sé, no sé si se puede hacer, pero si no lo intentas está claro que no lo vas a hacer. Si lo intentas y te va mal, okey... Lo que aprendí como alcaldesa es que fui lo que la gente quería; si me hubiera parapetado en lo que pensaba, sin debatirlo con la gente y sin construir una tercera opinión, el tercer saber que surge del contacto con la gente, habría desechado lo más valioso y que es mucho más importante que lo que uno puede pensar individualmente”.
-¿Entrar al Congreso implicó un choque de afectos respecto de la cercanía que tenían con tu comunidad? ¿O un choque de ritmo y actividad?
“El choque más fuerte ha sido la sensación de encierro en un mausoleo (se ríe de nuevo). Gran parte de mi trabajo como alcaldesa era en terreno, con mucho movimiento, yendo a reuniones, ministerios... Mi oficina era un colectivo, estaba en la calle y esto de estar todo el día encerrada en comisiones y salas es un realmente, un choque.
“Lo otro es sentir que estás cuatro horas en la sala y que no se avanza, porque el verdadero trabajo se hace en comisiones”.
-¿Crees que los tiempos del Congreso no son los tiempos de la gente?
“Creo que se pierde mucho tiempo en discusiones que finalmente no se concluyen, habiendo tantas cosas que hacer. Todavía tengo el switch de la alcaldía; cuando se ve desde el ejecutivo, es difícil entender estas discusiones interminables o espacios que ni siquiera son de diálogo, sino de discursos que no se pueden confrontar. Es la sensación que desde ahí no se crece mucho”.
La nueva diputada asegura que su primer desafío es ver cómo se desarrolla la dinámica legislativa para poder representar a las personas y luego reponer temas que son fundamentales y en los cuales su esfuerzo va a ser que no sea su opinión, sino el distrito quien opine. “No quiero convertirme en un ser aislado, que gravita en una órbita distinta”, dice.
-¿Es eso lo que alejó a la gente de la política, primero, y después de la Concertación?
“Creo que no hay un abandono de la Concertación, si se ve el apoyo de Michelle Bachelet. Sí la gente no votó por la Concertación fue porque no logramos avanzar en temas que son relevantes; a veces, cuando eres gobierno, sin estar presente en el día a día, no se ve.
“Uno de los grandes errores de los gobiernos de la Concertación fue no darle importancia al tema de las comunas; se habló mucho de descentralización, pero se hizo muy poco. A la Concertación le faltó valentía, coraje, para hacer muchas de las cosas en las que creía y por eso perdimos.
“El alejamiento de la política tiene que ver con la mala percepción a partir de los casos de corrupción, con las conductas de los parlamentarios. Eso va mellando la labor de los políticos, además Chile, es un país que ve rápidamente lo negativo y le cuesta ver lo positivo”.
-Eres de las pocas diputadas en la Cámara e hiciste toda la carrera en un sistema machista. ¿Estás a favor de leyes de cuota y otras medidas?
“No he participado mucho en los partidos políticos; en el PPD, mi actuación ha sido bastante marginal, no he estado en comisiones política, directiva y otros porque sentía que me hacía perder tiempo y me encerré en la alcaldía. Creo que ahí se toman decisiones desde el patriarcado, del machismo... y no es lo que piensa la gente, porque demostró lo contrario eligiendo a una Presidenta mujer.
“Los chilenos fuimos capaces de romper con el machismo, pero los partidos políticos, no. Y en ese campo, ahí es necesario la ley de cuota y en todos las etapas que definen quién va a ser candidato o no”.
-Más allá de las apreciaciones políticas, ¿qué te parece que Carolina Tohá haya tenido que declinar una candidatura por la postulación de su marido, que es lo que se ha dicho?
“No sé si esa será la razón verdadera, pero no me parece como explicación. Si se presenta así aparece como que las mujeres tenemos que retroceder para que los hombres avancen”.
-¿Un flaco favor?
“Es un tontera si es así. No creo que sea así y creo que Carolina tiene que tener otras motivaciones y uno no se puede meter en un tema de pareja... Sería contrario a todo lo que se ha venido pregonando y que es que las mujeres tienen que tener las mismas oportunidades que los hombres.
“Ahora, nunca están dadas las mismas condiciones para que una mujer esté en política, porque al final, somos nosotras las que estamos a cargo de los hijos, de la casa, las que van al colegio”.