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Esa zona erógena llamada cerebro

Hombres y mujeres pueden sufrir la frustración de ver desaparecer el orgasmo de su vida íntima. A ellos dos españoles les recomiendan, antes que todo, relajarse.

07 de Mayo de 2010 | 13:02 |
“Tener un orgasmo es algo que deberíamos dar por sentado en una relación sexual, pero no es tan fácil como parece llegar hasta él”. Basta que una vez no aparezca, para que la ansiedad y las inseguridades invadan en más de una ocasión la intimidad de una pareja y motiven a muchas mujeres a sacar sus dotes actorales y fingir.

¿Anomalías en el aparato reproductor? ¿Mal desempeño sexual? El 95% de las veces responden a causas psicológicas.

Así lo explican Oriol Sabat y Daniela Blume, ambos miembros del equipo del programa radial español “Ponte a prueba”, en su libro “El manual” (Ediciones B). Y tal como su nombre lo indica, el texto pretende ser una guía que, siguiendo la temática del espacio que emiten el dial, trata uno de los temas que más da que hablar o más se esconde, como lo es el sexo.

Entre los consejos acerca de artículos de sex-shop y algunas prácticas de BDSM (sadismo) y de cómo “ligar” en la Red, los autores recalcan la importancia del cerebro en la vida sexual, como órgano en el que la autoestima y la seguridad personal pueden ser los mejores aliados o los más odiados enemigos de la intimidad.

Y si, prácticamente, la totalidad de las veces que el orgasmo desaparece de la vida de una persona, se deben a causas psicológicas, en el caso de las mujeres, estas pueden ir directamente relacionadas con la relación de pareja –el miedo a la entrega total y post abandono- o bien, ligadas a los temores que la inmensa mayoría de los seres humanos comparte en cuanto a su físico y, incluso, desempeño sexual.

“Dar la talla en el plano sexual no existe. Simplemente, deja de recriminarte cosas (...) Se nos obliga a cuidarnos para agradar y satisfacer al sexo contrario (lucha por el varón), pero nadie nos alienta a conocernos para agradarnos y satisfacernos a nosotras mismas”, escriben los autores, quienes señalan que tras haberle preguntado a 20 mujeres de entre 20 y 50 años si fingían sus orgasmos, 17 respondieron afirmativamente.

A ellas, los autores recomiendan quitarse los prejuicios y miedos y, simplemente, disfrutar: “Ellos no son responsables de nuestro placer, no les des más cancha, tu gusto es tuyo. La responsabilidad es tuya y tu cuerpo te pertenece, mujer”.

A ellos también les pasa

El machismo y las concepciones acerca de la virilidad también pueden dañar la psiquis de un hombre, haciendo que el orgasmo se esfume de su vida sexual.

De hecho, el “quedar bien” puede generar tanta tensión que muchos jóvenes acuden a pastillas como el Viagra para alcanzar lo que consideran un buen desempeño, sin saber que podrían estar generando una adicción, como se explica en “El manual”.

En el caso masculino, “la base es la misma que en la disfunción femenina: identificar el orgasmo como meta y generar un estrés inconsciente para llegar a él”.

A ellos, los autores llaman a también eliminarse los prejuicios y, sobre todo, relajarse. “Un reflejo de la anorgasmia es un estado de intranquilidad; la sensación de alerta impide la excitación sexual ya que cuando estás en tensión (...) tu cuerpo genera adrenalina y esta sustancia afecta el cerebro destruyendo toda la libido que pudieras tener. Para que nuestro cerebro funcione sexualmente debemos generar dopamina y estar relajados”.

Y sobre todo, recordar que “la finalidad del acto sexual es placentera, no orgásmica”.
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