EMOLTV

"La música es como la fe, trae puros beneficios"

La nueva directora de las Orquestas Infantiles y Juveniles no piensa en retirarse. Con las pilas puestas trabaja por levantar los grupos que quedaron damnificados con el terremoto y crear, a lo menos, una orquesta Bicentenario por región este año.

24 de Junio de 2010 | 09:26 |
imagen
En diciembre llamó a su arrendatario, en Santa Cruz de la Sierra, para pedirle que desocupara el departamento porque se iba a vivir allá. La idea era pagar una deuda que siente con Bolivia –“país que adoro”-, en orden a aportar sus conocimientos al país de su padre y pasar parte del tiempo entre esa ciudad y Santiago.

A cuatro meses de ese llamado, el departamento sigue siendo ocupado por el mismo arrendatario y ella está ahora al frente de la Fundación de Orquestas Infantiles y Juveniles.

Maritza Parada había decidido a fines del 2009 acogerse a una ley que le permitía jubilar y así se lo comunicó al rector de la Universidad de Chile. Aunque no estaba en sus planes dedicarse a algún hobby- no sabe bordar ni tejer, en su depto tiene sólo dos ficus y la cocina le carga- tampoco tenía claro si le dedicaría su tiempo a sus hijos y nietos.

Sin embargo, todo cambió tras el 17 de enero. En plena organización de la presentación de su chiche, la Orquesta Sinfónica, en las Semanas de Frutillar, recibió el llamado de la Primera Dama, Cecilia Morel, y no pudo rechazar el nuevo cargo.

Sabe que la propuesta es un reconocimiento a sus 45 años de gestión cultural, la mayor parte de ella al frente del Ballet Nacional de Chile y luego, del CEAC (organismo que administra ese ballet, la orquesta, el coro y la camareta de la U); y el Teatro Municipal a comienzos del 2000.

Lo primero que hizo fue reunirse con su predecesora en su nuevo cargo; nada menos que la fundadora de las OIJ, la ex Primera Dama, Luisa Durán, quien la abrazó y le expresó su alegría de que ella siguiera a cargo.

“Hice un ensayo de quedarme en la casa un día en la semana y me desesperé, me preguntaba qué iba a hacer... Uno tiene muchas amigas, pero cuando se trabaja, llega un momento en que ya no te consideran porque siempre estaba en la pega y de ahí me iba a los espectáculos. Aún así mi vida ha sido muy bonita y me ha dado muchas satisfacciones.”, cuenta.

-¿Qué te hizo cambiar todos tus planes?
“Cuando la Primera Dama me llamó no puede decirle que no. Siento que esto es un nuevo reconocimiento a mi trayectoria que otros ven, pero yo no percibo.
“Tras el llamado por teléfono me pasaron muchas cosas por la cabeza, no sólo la señora Luisa Durán, gran impulsora y que estructura las Orquestas, sino también Fernando Rosas, gran personaje de la música que inicia este tema. Y después pensé que se había hecho tantas cosas, cómo no iba a poder hacer esto. La señora Luisa me dio un espaldarazo, tiene confianza en mi trabajo y por eso, doble responsabilidad”.

-Tu vida ha estado ligada al arte, partiste como bailarina en el Ballet Nacional de Chile. ¿Cómo explicas que derivaras a la gestión cultural?
“Creo que la necesidad crea el órgano; me nombraron directora del Ballet en 1985 y creo que fue porque mis compañeros pensaron que lo podía hacer después de todo lo que había criticado la dirección anterior. Acepté sabiendo que era distinto estar al otro lado del escritorio, pero estuve 10 años y lo que hice fue lo que demandaba: organizar giras, hacer más funciones, conseguir patrocinadores.
“Soy muy vehemente y creo que transmití la importancia del arte en las personas”.

Tantos años ligada al arte la convierten en voz autorizada para sentenciar que los chilenos son incultos. “Seguimos siendo incultos, porque seguimos entregando a la nuevas generaciones productos malos, de farándula, que lo único que hacen es que absorban cosas que no aportan”.

-¿Es muy clasista la cultura en Chile? ¿Depende mucho del poder adquisitivo?
“No, creo que la gente se involucra en temas que no le dan ningún beneficio personal. La televisión entrega cosas que no aportan en vez de mostrar las artes en toda su gama.
“Hay un error cuando se piensa que la cultura es elitista porque la identifican con el Teatro Municipal, pero existen montones de expresiones y grupos que se andan dando vueltas por todos lados. Mi último proyecto en la U se llamaba ‘No hay excusa’ con entradas a mil pesos –el valor de la chelita- para la tercera edad, estudiantes y funcionarios y se llenaba”.

-Entre tanto material basura, ¿cómo te explicas el fenómeno de las Orquestas?
“Me lo explico porque creo que esta fundación ha hecho un trabajo muy subterráneo, pero muy potente, de llegar a los lugares más apartados y ahí incentivar a los niños.
“Esto tiene un alto costo, se requiere un instrumento, un profesor, un director, un atril, unas partitura y eso involucra dinero, pero también voluntad. Puede que sean 20 mil los niños involucrados en las Orquestas, pero es un mar pequeño comparado con otros países.
“Los artistas somos medio Quijotes, nos gusta invitar a la gente y decirle que se acerque porque es bueno”.

-¿Crees que muchos se están quedando afuera porque los recursos no alcanzan?
“Tenemos que trabajar mucho; hay que tratar de ver qué más podemos hacer. Hay dos artistas directores de la fundación que recorren Chile transmitiendo y entusiasmando al pequeño maestro de escuela. Basta uno de ellos para que esto germine; esto es como la fe, trae puros beneficios”.

-¿Qué tan terremoteadas están las orquestas (301 en todo el país)?
“El terremoto provocó daños horribles, estamos muy terremoteados. Hay lugares como Talcahuano, donde la ola, la primera o la tercera arrasó un pequeño conservatorio y destruyó instrumentos. La pérdida en instrumentos en las tres regiones es de más de 100 millones de pesos. Pero estamos buscando cómo lo reponemos; hay mucha gente sensible en el tema, pero hay que ver qué es primero, si la casa o el bajo”.

-¿Tienen temor que los niños de las orquestas abandonen la música porque no ven futuro?
“Hemos estado viendo este tema; estamos preocupados de hacer una alianza con universidades e institutos para que los jóvenes puedan capacitarse en otras cosas ligadas a la música. Así como yo de bailarina pasé a gestora, otros pueden ser técnicos en sonido, directores, compositor y otro.
“Hay que hacer un trabajo titánico y yo espero sembrar una cosa chiquitita que dé frutos en 10, 20 años. La idea es que para ellos la vida tenga un sentido, porque cada niño que logramos entusiasmar con la música es un niño que alejamos de la droga y la delincuencia”.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?