Que agradable!!!! Por fin llegó el otoño… Irónicamente, cuando llega el frío viene con unas locas ganas de comer. Y cosas ricas sin el temor a que afecte nuestro cuerpo en sus dimensiones. Claramente en estos días eso ya no importa tanto porque dejamos atrás el traje de baño y la toalla de playa y la cambiamos por nuevos kilos de ropa que pueden esconder esos kilitos que nos sirven de abrigo. Ahora viene el desquite por todo lo que sufrimos y estresamos cuando nos cuidamos para llegar bien al verano y para no caer en demasiada tentación a pleno sol y con poca ropa.
Aunque no ha llegado del todo ese frío que cala profundo y con algún capricho aún quedan algunas luces de calor, no está demás dejarse tentar por algunas preparaciones que, en el fondo, marcan el mismo registro de transición entre algo fresco y algo más calórico y contundente, pero nunca tanto.
Lo que más me gusta de estos días es justamente eso: esa transición en donde la sorpresa de temperaturas, si bien puede ser algo engorroso para elegir la ropa, nos exige mayor creatividad en la cocina. Aún no estamos para un menú 100% invernal pero sí para aprovechar productos del mar en dos versiones por eso mismo, por habernos sacrificado por estar presentables ante el mar.
En lo personal, y dentro de lo que ofrecen las costas de Chile, me inclino por algo que puede parecer ultra sofisticado pero que cada día está más al alcance de bolsillos y comensales: la centolla. Lo otro, es tomar ese gran grano blancuzco que han sabido cultivar los italianos –el aroz o riso, según su lengua– y dejarme tentar por un risotto con camarones al Lemon Grass que, dicho sea de paso, no conozco mujer que no se rinda a su sabor.
Y que mas rico para el postre que un chesse cake, un pie de limón, un strudell de manzanas o un buen pedazo de torta opera con un exquisito café o una taza té.
Y después ver unas películas acostaditos y abrigaditos, que agradable!!!!
Hasta pronto...
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